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#conflitti #strategie
analisi di fase attualitÃ
El tema es: en todas partes.
Conflitti&Strategie (GP)
En su discurso publicado ayer en el Corriere della Sera, Ernesto Galli della Loggia(https://www.corriere.it/opinioni/25_maggio_03/la-rinascita-contestata-dell-idea-di-occidente-06fe5dd3-fde2-4202-a2ee-28095cfabxlk.shtml) vuelve a esgrimir argumentos para hacernos saber que nosotros (los occidentales) somos los mejores y descarta con tono despectivo el intento del antropólogo Marco Aime pordeconstruir la idea de una supuesta supremacÃa intelectual de Occidente. La conclusión de su razonamiento es emblemática: “si aún hoy todo el mundo lee a Rousseau y no la Constitución de los diecisiete artÃculos, alguna razón debe haber”.
En todas partes, además de ser un argumento falso, es un argumento falso. Galli della Loggia continúa aferrándose a categorÃas eurocéntricas, pretendiendo que sean universales.
“Rousseau se lee en todas partesâ€. Si estudian a Rousseau en la India o en China les va muy bien, pero “en todas partes†es sólo una fórmula retórica que presupone un “mundo†que coincide, una vez más, con Occidente y sus circuitos académicos y culturales dominantes. En todo caso, el problema es nuestro: sabemos poco sobre los autores de esas culturas porque sentimos que estamos “en todas partesâ€.
Sin embargo, si ampliamos la mirada, algo que ya no hacen quienes sienten en todas partes, descubrimos que las cosas son muy diferentes. En la India, por ejemplo, el nombre de Ashoka el Grande es mucho más conocido y venerado que el de Rousseau. En todas partes se convierte, al menos, en casi todas partes. En la China del siglo XVIII, pensadores como Dai Zhen discutÃan sobre ética, racionalidad y responsabilidad social en términos tan complejos como sus contemporáneos europeos, aunque sin ninguna referencia a la Declaración Universal de Derechos Humanos, de un modo original e igualmente válido.
En Ãfrica, en sociedades analfabetas se practicaban formas consuetudinarias de gobierno participativo y de limitación del poder, pero no por ello carecÃan de racionalidad polÃtica o de sentido de justicia. TendrÃamos mucho que aprender de todos si no estuviéramos ya en todas partes.
El punto central, por tanto, no es negar la importancia de Rousseau ni de la tradición occidental de los derechos humanos (más en la forma que en el fondo, pues no hemos matado a nadie en el mundo como nosotros lo hicimos), sino reconocer que cada cultura ha producido pensamiento, ética, instituciones y que nuestro estar en todas partes, más que una jactancia, es una limitación, sabemos menos de los demás de lo que los demás saben de nosotros.
Decir que se lee a Rousseau en todas partes nos enorgullece pero nos deprime al mismo tiempo, porque estamos mucho menos abiertos a la excelencia de los demás, ya estábamos en todas partes para bajar a la tierra, y esto significa que Occidente todavÃa está demasiado lleno de sà mismo, aunque el mundo que nos rodea es cada vez menos unidimensional y calibrado en todas partes sobre el nuestro.
La afirmación de una cultura es también el resultado de una geografÃa del poder (las cañoneras son esenciales, querido historiador). Ayer éramos casi omnipotentes, pero mañana lo seremos mucho menos, con el equilibrio de poder cambiando, nos veremos obligados a estar mucho más atentos a la producción intelectual de los demás. Asà tal vez descubramos que nunca hemos sido tan originales, o al menos no tanto como nos engañábamos a nosotros mismos pensando que lo éramos. Hemos influido en el planeta, por las buenas o por las malas, pero pronto nos tocará sufrir lo mismo, para bien o para mal.
El etnocentrismo con el que ahora nos viene Galli dellaLoggia no es más que el sÃntoma de una cultura asustada, la nuestra, que teme perder la primacÃa que ha ejercido durante siglos. Pero la verdadera grandeza de una tradición se mide precisamente cuando está bajo ataque. Veremos si seremos capaces de resistir, cuánto y de qué manera, a los modelos culturales de otros en la próxima fase de decadencia, que parece lenta pero imparable. Nos encontraremos en desventaja y más permeables a los pensamientos de los demás. Dejaremos de sentirnos los mejores de la clase y portadores de cosas que sólo nosotros inventamos. Más aún porque ya nos estamos destruyendo con nuestras propias manos.
Si consideramos a William Shakespeare racista y antisemita entonces, al prohibir sus obras, como ocurrió recientemente en los EE.UU., merecemos el fin que nos tocará. Mientras tanto, si Galli della Loggia da un paso atrás, toda la cultura occidental dará al menos un paso hacia un lado (las dos cosas no están en una relación de causa y efecto obviamente, sino una cuestión de mera esperanza), para evitar esa arrogancia que se vuelve cada vez más contra nosotros y nos hace odiados y odiosos en todas partes. Un lugar en todas partes que cada vez es más grande y más grande que nosotros.
Extracto del artÃculo de Galli della Loggia en el Corriere de ayer:
«Marco Aime, profesor de antropologÃa cultural en Génova, creyendo responder a mi polémica pregunta sobre en qué otra historia y cultura, aparte de la occidental, se podrÃa encontrar algo similar a la famosa Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, cito su respuesta (de Domani, 15 de abril, con algunos recortes inevitableshttps://www.editorialedomani.it/idee/commenti/se-galli-della-loggia-insiste-sulla-falsa-supremazia-delloccidente-wz36ozgi):
«El gobernante indio Asoka (304-232 a. C.) introdujo leyes que representaron una auténtica revolución cultural: se prohibió la caza e incluso herir a los animales (…), construyó hospitales para hombres y animales, universidades, albergues gratuitos para peregrinos (…), sus leyes prohibÃan cualquier discriminación por casta, fe o afiliación polÃtica (…). En el año 604 d. C. (seiscientos años antes de la Carta Magna), el prÃncipe japonés Shotoku introdujo la Constitución de diecisiete artÃculos, que dice: «Las decisiones importantes no deben ser tomadas por una sola persona. Más bien, es necesario que más personas los discutan (…). No debemos sentir ningún resentimiento cuando alguien no está de acuerdo con nosotros (…). El emperador mogol Akbar afirmó la necesidad de diálogo entre las diferentes religiones de la India (…). En muchos reinos africanos existÃan formas de control sobre el soberano, que podÃan incluso llevar a la eliminación del propio monarca. Y asÃ, creyendo refutar con argumentos similares lo que el tÃtulo del periódico indica como “la (falsa) supremacÃa de Occidente”.
Puede ser tan falso como se quiera, pero si incluso hoy todo el mundo lee a Rousseau y no la Constitución de diecisiete artÃculos, debe haber alguna razón, me digo: y quizás distinta de las famosas cañoneras que Occidente ha tenido a su disposición.
En la situación actual, en resumen, la historia se ha convertido en el campo de batalla entre dos ideas opuestas del pasado: en función, como siempre ha sucedido, de dos ideas diferentes del presente y el futuro. Y este es el verdadero choque —el choque que también han suscitado los recientes programas de historia contenidos en las nuevas Directrices Escolares lanzadas por el Ministerio—, no el choque —como pretenden los opositores a la “(falsa) supremacÃa de Occidente”— entre los nostálgicos de la “carga del hombre blanco”, por un lado, y, por otro, los apóstoles de… “amistad entre los pueblos”, o bien entre algunos tradicionalistas poco informados sobre las innovaciones bibliográficas y ellos, en cambio, los diligentes devotos de la “actualización cientÃfica de la disciplina”.
http://www.conflittiestrategie.it/largomento-e-dappertutto
Traducción: Carlos X. Blanco
analisi di fase attualitÃ
“incontri pericolosi sull’orlo della follia in un’avvizzita democrazia†di Oronzo Mario SchenaGiorgia Meloni deve sicuramente essersi incontrata nel suo continuo girovagare non solo con Trump, (per la faccenda dei dazi e per portare, in seguito ad uno dei suoi numerosi “conati di pacifismo integralistaâ€, le spese militari al 2% del nostro Pil), ma pure con Don Chisciotte. Come sia stato possibile, però, che nessuno abbia avvertito la Presidente, nonché donna, madre e cristiana ecc., della grave pericolosità e contagiosità della pazzia donchisciosciottesca?
Potrebbe essere stata, dunque, questa contagiosa pazzia a causare la fuoriuscita dai binari della “verità assolutaâ€, binari così consueti per la Presidente Meloni fino al punto da spingerla a dichiarare, ben oltre i confini della realtà e di ogni immaginazione: “Vogliamo essere ricordati come il governo che ha aumentato il lavoro – ha spiegato ieri in un’intervista all’AdnKronos – ridotto il precariato e messo al centro la sicurezza sul posto di lavoroâ€. La Presidente ha sicuramente dimenticato, per colpa d’uno sgambetto di Narciso quel detto che dice: “l’erba voglio non cresce neanche nel giardino del reâ€.
N.B.: Durante il soggiorno a Barcellona, uno sconosciuto apostrofa Don Chisciotte in questi termini:
“Che il diavolo si porti Don Chisciotte della Mancia! (…) tu sei pazzo, e se lo fossi soltanto per conto tuo e dietro le porte della tua pazzia, il male non sarebbe poi tanto grave; ma hai il potere di far diventare pazzi e senza comprendonio tutti coloro che hanno contatti con te. E a prova del mio dire, basta guardare questi gentiluomini che ti accompagnano.
Se però René Girard con la sua teoria mimetica avesse avuto ragione, ci sarebbe da fare molta attenzione. La nostra Presidente dovrebbe guardarsi da mille cose, perché molti desideri nascono dall’imitazione ed il presidente Trump sarebbe una fonte infinita, una specie di vulcano in perenne eruzione. Pericolosi possono rivelarsi i desideri, per esempio, risvegliati dalla vista di un pezzo di formaggio o di un otre di vino o da una bottiglia champagne! Oltre il desiderio di riempirsi lo stomaco, però, si possono desiderare anche altre cose assai più pericolose. Ricordiamo che Sancio, dal momento in cui frequenta Don Chisciotte sogna un’ “isola†di cui essere governatore, vuole un titolo di duchessa per la figlia: desideri che non sono nati spontaneamente in quel brav’uomo di Sancio, ma gli sono stati suggeriti da Don Chisciotte.
Imito/desidero/quindi sono,
Secondo René Girard Non c’è nulla o quasi nei comportamenti umani, che non sia appreso, e ogni apprendimento si riduce all’imitazione. Se gli uomini, ad un tratto, cessassero di imitare, tutte le forme culturali svanirebbero. I neurologi ci ricordano di frequente che il cervello umano è un’enorme macchina per imitare. L’imitazione – insiste Girard – è “ l’intelligenza umana in ciò che ha di più dinamicoâ€.
Tristano e Isotta come Meloni e Trump?
Il partito ideale dell’io è il partito di Narciso. La passione romantica è esattamente l’inverso di ciò che pretende di essere. Non è abbandono all’altro, ma guerra implacabile tra due vanità rivali.
L’amore egoistico di Tristano e Isotta, primi eroi romantici, preannuncia un avvenire di discordia. Denis de Rougemont analizza il mito con estremo rigore e scopre la verità che il poeta tiene celata: la verità dei romanzieri.
Tristano e Isotta come Meloni e Trump “si amano l’un l’altro, ma ciascuno ama l’altro solo a partire da sé, non dall’altro. La loro infelicità trae così origine da una falsa reciprocità , maschera di un doppio narcisismo. Questo, a tal punto, che in certi momenti si sente affiorare nell’eccesso della loro passione una specie di odio dell’amatoâ€.
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https://www.quirinale.it/elementi/111002
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“Il lavoro non è una merce.†“Il lavoro è libertà .†“Anzitutto libertà dal bisognoâ€:
Ma andate voi a capire perché mai si decide di mettere in fila questo trio di “menzogne evidentiâ€, che non sarebbero affatto romantiche nell’accezione girardiana, e tantomeno delle verità romanzesche, per continuare col titolo del primo libro in cui René Girard pone le basi della “theorie mimétique†e del sistema del desiderio. Il quale desiderio non sarebbe altro che imitazione (desideriamo sempre il desiderio dell’altro), l’imitazione è (continua Girard) un’azione volontaria di chi imita, mentre la mimesis è inconsapevole, involontaria, misconosciuta e nascosta. E tutta da disvelare: questa è la posta in gioco nella lettura romanzesca di Girard.
Girard, però, almeno per chi scrive, non risulta d’aiuto nel disvelare il trittico mattarelliano, anche perché l’intervento presidenziale, a voler essere dei giudici giusti e severi, non potrebbe essere etichettato come “letteraturaâ€.
Una domanda, però, ci ronza nella testa: Perché mai si vuol tenere in quest’abiezione di fede tanta povera gente? Alla fin fine si finisce, si sia coscienti o meno, col fare o far fare bottega ad altri su quell’abiezione. Sarà questo il caso del nostro Presidente? O, molto semplicemente, trattasi per il suo incedere apodittico, dell’apoteosi del teatro dell’assurdo? O è il tragico quotidiano che diventa il disonesto quotidiano? Ebbene sì, potrebbe anche trattarsi d’un ronzare senza posa nella testa di pensieri oziosi, tutti quanti alla ricerca d’una propria risemantizzazione, segno indubbio e preoccupante d’una alterazione organica delle funzioni cerebrali.
Servirebbe, invero, un’agnizione cioè quell’arrivo del momento in una trama o in una storia, ma la nostra potrebbe anche essere o diventare una tragedia, in cui il personaggio principale (ovvero il popolo italiano) compie una scoperta sorprendente che fa luce su un determinato evento e lo aiuta a comprendere il tutto in modo nuovo e più completo. Il popolo italiano sembra, invece, prigioniero d’una goffaggine e di una smemoratezza, che trova comunque compagnia nell’Europa. Il fascismo? Certo anche il fascismo andrebbe storicizzato ma “cum grano salisâ€.
La politica italiana (come le altre) da Portella della Ginestra in su è stata fatta di nulla, ma all’ombra di questo nulla è successo quasi di tutto, dalle turpitudini del Palazzo alle tante “giornate esplosiveâ€, dal continuo scricchiolio delle istituzioni, sempre sul punto di sgretolarsi, mentre le schiene dei deboli si sgretolavano nel prendere un sacco di botte, con buona pace dei guardiani costituzionali, sempre troppo miopi o troppo distratti. E come dimenticare Federico Umberto D’Amato, capo dell’ufficio affari riservati del ministero dell’Interno, tessera 1643 della loggia massonica, come risulta da numerosi riscontri e dalle dichiarazioni al giudice Salvini di Vincenzo Vinciguerra, autore con Carlo Cicuttini dell’attentato di Peteano (tre carabinieri uccisi e uno ferito il 31 maggio 1972) e militante di Ordine nuovo e Avanguardia nazionale?
Si diceva più sopra che René Girard non risulta di alcun aiuto (sempre a parere di chi scrive) nel disvelamento della prosa mattarelliana.
L’incipit dei Vangeli non è un inizio qualsiasi, bensì l’offerta del Regno di Dio: dobbiamo scegliere tra un mondo di violenza che ci porterà alla distruzione finale e la pace che Gesù definisce “Regno di Dioâ€. Solo Gesù accetta l’offerta che noi rifiutiamo, sceglie l’alternativa che cancella la violenza, e alla fine viene ucciso. Gesù non è solo il figlio di Dio, ma incarna anche l’intero processo: è l’unico che può farlo, perché è figlio di Dio. E allo stesso tempo, per l’umanità la sua morte è indispensabile perché Dio vuole salvare il mondo e deve esserci qualcuno che merita di ottenere la salvezza per tutti noi. Gesù non è solo il figlio di Dio (…) è l’unico che può farlo, perché è figlio di Dio. (Più chiari di René Girard si muore!). Prendere o lasciare. Girard è fatto così, lui procede di apodissi in apodissi indimostrabili, e chi non lo segue, peste lo colga!
chi possiede scienza ed arte ha anche religione;
chi non possiede quelle due, abbia la religione!
Resta l’ammonimento biblico, dove due dei dieci comandamenti riguardano l’interdizione non già di un’azione ma di un desiderio: “non desiderare la donna d’altri, “non desiderare la roba d’altri. Freud, da cui nacque(suo malgrado) tutta una vulgata sulla liberazione del desiderio, nella sua opera-testamento, “Il disagio della civiltà â€, parla del desiderio non come qualcosa che debba essere liberato dalle pastoie della cosiddetta vita civile, ma, al contrario come una forza pericolosa:
“il problema fondamentale del destino della specie umana a me sembra sia questo: se, e fino a che punto, l’evoluzione civile degli uomini riuscirà a dominare i turbamenti della vita collettiva provocati dalla loro pulsione aggressiva e autodistruttriceâ€.
analisi di fase attualitÃ
Venti di guerra, Carlos X BlancoSoffiano venti di guerra. Il vento porta con sé zolfo e puzza di cadaveri. Inoltre, come si direbbe nella narrazione di JRR Tolkien de Il Signore degli Anelli, si possono vedere nuvole nere e fuochi lontani che oscurano l’azzurro del cielo europeo. Le stelle si spengono.
Il tardo capitalismo risolverà la sua crisi, come prevede Lazzarato nell’articolo “Armatevi per salvare il capitalismoâ€, con una nuova guerra. “La guerra finaleâ€, dicono alcuni. Il potenziale nucleare, così come la temibile tecnologia militare convenzionale, suggeriscono che questa potrebbe essere la Grande Guerra, la Terza Guerra Mondiale, il conflitto che devasterà definitivamente l’Europa. Non sarà domani, ma potrebbe essere già all’orizzonte. E la gente non reagisce. Nessuno grida per dire “stop!â€
Se il male raggiungerà tali estremi, lo vedremo. Ma il fatto tangibile che il nostro continente sia già disseminato di cadaveri è qualcosa che stiamo già vedendo oggi (centinaia di migliaia di morti ucraini e russi, per non parlare dei mercenari stranieri).
Perché l’Europa è sempre il palcoscenico centrale del Grande Massacro che deve ancora venire. La Terra di Mezzo (Mitteleuropa) è il cuore delle battaglie per il dominio dell’Eurasia: un vasto spazio tra il confine franco-tedesco e quello russo. L’Europa, sottomessa al potere yankee dal 1945, vuole condurre una guerra che non può condurre. Lei obbedisce a un padrone, “scegliendo†tra la propria distruzione e la propria distruzione, cioè: costretta da un padrone che intende annientarla perché è costoso mantenerla. L’Europa è stata “liberata†dal mostro nazionalsocialista, il Sauron del secolo scorso, solo per finire ad essere una colonia, da allora fino a oggi, di un altro mostro. Lasciò il “mondo di Auschwitz†ed entrò nel “mondo di Hiroshimaâ€.
L’Europa ha pagato a caro prezzo la guerra civile del 1914-1945, la guerra civile tra Imperi. Ora vuole diventare l’ariete di un altro mostro: il mostro del capitalismo imperialista angloamericano e neoliberista, contro la Russia.
L’Europa, oggi devastata dalla guerra del 1914-1944 (l’interludio del 1918-1939 fu il prolungamento della guerra con altri mezzi), è un’unione precaria di molti popoli che resta sotto lo stivale americano. Oppure campo di battaglia, o ariete contro la Russia. Vogliono che entriamo in questa alternativa perversa.
Gli strateghi dell’amministrazione americana sanno che un’alleanza tra Europa e Russia significherebbe la fine del dominio mondiale degli yankee. La Federazione Russa, che a tutti gli effetti fa parte dell’Europa, avrebbe potuto salvarci. Se la Russia coesistesse unita con l’Europa, o almeno in una pace commerciale e amichevole con gli altri paesi del subcontinente, nonché in pace e alleanza con le grandi potenze asiatiche (Unione Eurasiatica), potrebbe relegare gli Stati Uniti al ruolo di potenza “provincialeâ€. Un potere yankee molto più egocentrico (la presunta “ideologia Trumpâ€, di cui non mi fido) che controllerebbe le zone centrali e meridionali del Nuovo Mondo (con ambizioni verso la Groenlandia e il Canale di Panama, dimostrate da questo secondo mandato di Trump). Un potere provinciale (“l’America per gli americaniâ€) che, a sua volta, sarebbe compromesso da una vera identità ispanica in termini geopolitici.
Tra l’altro, questa identità ispanica non è reale in termini geopolitici, perché gli yankee si sono già preoccupati abbastanza di seminare discordia nelle classi politiche dei paesi di lingua spagnola e portoghese. Nei nostri paesi è facile riempire le aule e le persone inesperte con teorie indigene e leggende nere contro l’eredità ispanica. Queste classi politiche si scagliano contro la Spagna, un paese prostituito e decadente, e poi si affrettano a leccare il culo al presidente americano. Ecco quanto è facile controllare il cortile di casa americano di lingua spagnola e portoghese, tra un colpo di Stato e l’altro.
In questa Terra di Mezzo europea vivevano popoli diversi, non sempre affiatati, dotati di precari equilibri “westfalianiâ€, ma sempre coesistiti con innegabili legami comuni. Il capitalismo imperialista, a partire dall’ultimo terzo del XIX secolo, ha fomentato tra noi europei i peggiori impulsi nazionalisti e suprematisti. Nessuno vide con altrettanta chiarezza, né descrisse con maggiore precisione il fenomeno dell’imperialismo e le sue conseguenze: milioni di cadaveri europei.
Le tesi di L’imperialismo, fase suprema del capitalismo (1916), uno dei capolavori di Lenin, sono ancora oggi attuali. Se non altro, vale la pena sottolineare ora la sfumatura che non sono le nazioni imperialiste gli unici agenti strategici (per usare i termini di Gianfranco La Grassa), ma che un’intera gamma di agenti strategici non statali e non nazionali svolgono anch’essi un ruolo enorme, competendo tra loro a vari livelli, all’interno degli Stati e tra gli Stati. Fondazioni, corporations, monopoli, oligopoli, chiese, ONG, ecc. sono unità di azione strategica che attraversano in modo trascendentale gli Stati nazionali, strumentalizzandoli a loro volta. Gli Stati sono unità politiche che a loro volta vengono create e sfruttate da lobby più o meno nascoste, gruppi finanziari, ecc. che non agiscono sempre o principalmente secondo una logica statale o nazionale, agenti che creano e disfano gli Stati stessi e intraprendono blocchi di alleanze a vari livelli. Le contraddizioni irrisolvibili di natura economica (l’impossibilità di evitare una caduta del saggio di profitto) si intrecciano con i conflitti strategici degli agenti più diversi.
Il principale agente aggressivo e imperialista, di tipo statale, è rappresentato dagli Stati Uniti. Nessun agente strategico di rilevanza mondiale è così presente nel mondo attraverso basi militari, flotte e programmi di cretinizzazione universale delle masse dei paesi in cui esercitano controllo ed egemonia.
L’Unione Europea stessa è stata in gran parte una creazione degli Stati Uniti. La strategia è sempre la stessa: prima la distruzione tramite la guerra; subito dopo, la ricostruzione. Entrambe le fasi comportano la creazione di plusvalore a favore di determinati settori industriali, a costo della distruzione massiccia di asset (capitali morti o congelati). Riportando il contatore a zero, dopo una distruzione massiccia, si rinnovano le aspettative di creazione di nuovo plusvalore e si arresta la tendenza al ribasso del tasso di profitto.
Seguendo una logica inesorabile quanto criminale, il capitalismo non può riprodursi se non a costo della vita: quando la vita umana è sfruttabile, da essa si ricava plusvalore, come forza lavoro. Quando la vita umana viene mercificata, prima e oltre il suo utilizzo nella produzione, come sta accadendo nelle nuove forme di schiavitù e commercializzazione dei corpi umani: l’industria “trans†– vedi il lavoro di Jennifer Bilek –, gli uteri surrogati, il traffico di organi e altri orrori del cosiddetto transumanesimo, il capitalismo continua il suo corso a spese del naturale e dell’umano. Quando il capitalismo decide di azzerare il contatore, di effettuare un grande “resetâ€, è a causa di una gigantesca crisi di realizzazione. Si tratta di fasi (e ora siamo pienamente immersi in una di esse) in cui la grande finanza deve rimodellarel’intero pianeta e i suoi abitanti.
Si dice spesso che il capitalismo sia intrinsecamente genocida. È vero, ma non sufficiente. La dinamica dell’imperialismo, che nell’analisi classica delle sue fasi iniziali (Lenin, Hilferding) comportava il controllo delle banche sulle imprese, l’organizzazione finanziaria della produzione delle potenze, desiderose di esportare capitali e di praticare il neocolonialismo economico (prima che militare, territoriale e amministrativo), per dividere il mondo, comportò alte dosi di genocidio: la resistenza indigena agli imperialisti significò morte e distruzione per i popoli.
I grandi monopoli e oligopoli uniscono le forze in vari modi per saccheggiare sempre di più il mondo, ma sono in competizione tra loro fin dall’inizio. Non esiste una sola “lotta di classeâ€, né essa è, in alcun modo, la vera forza motrice della storia. La forza trainante della storia è costituita dalle azioni degli agenti strategici che competono e si alleano tra loro in momenti diversi. Il mondo era organizzato in colonie e neocolonie (queste ultime nella fase imperialista del capitale finanziario) e i milioni di morti caduti nei campi d’Europa erano vite umane sacrificate affinché gli imperi capitalisti “non smettessero di perdereâ€.
Ogni volta che viene sventolata una bandiera nazionalista-imperialista, come quella che Zelensky ha sventolato sotto l’inganno di americani e britannici, e come quella che sventolano di nuovo polacchi, tedeschi, baltici, scandinavi e altri cagnolini occidentali della NATO, la gente dovrebbe ricordare chi la sta veramente sventolando. Un impero che non è propriamente un impero nazionale chiamato a svolgere una “missione storicaâ€. Questa assurdità , in questi tempi nichilisti, può ingannare solo un completo idiota. Le unità politiche statali e i loro proclami nazionalisti sono oggi giocattoli o armi, a seconda dei casi (negli Stati Uniti o in Germania sono armi dell’imperialismo economico e dei suoi agenti, anche se del tutto insufficienti contro la Russia; in Spagna non si parla nemmeno di un’arma; è un giocattolo, e per giunta rotto).
Il risorto nazionalismo imperiale nell’Europa occidentale, con i precedenti che già conosciamo (le due guerre mondiali precedenti o, se preferite, la “guerra civile†europea dal 1914 al 1945), sta per accendere la miccia. Sappiamo fin troppo bene che i massacri non furono organizzati da scontri ideologici o incompatibilità culturali, bensì dall’istigazione di agenti strategici che a quel tempo erano monopolisti, finanziari e imperialisti, soggetti con potere decisionale che guidarono i grandi Stati capitalisti verso la distruzione reciproca, per passare dalla multipolarità all’unipolarità rigorosa.
Nel 1945, l’anglosfera prese finalmente piede in mezza Europa, un’anglosfera rinnovata: gli inglesi dovettero fare un passo indietro, complementari (ma sempre criminali) al vero agente imperialista egemone, gli USA. La ricostruzione della “Terra di Mezzoâ€, in particolare della Germania, poteva essere realizzata solo al prezzo della sua subordinazione a potenza manifatturiera e tecnologica controllata e, letteralmente, occupata dagli Stati Uniti. Ma la situazione è già cambiata radicalmente. La capacità produttiva della Germania è diminuita in modo significativo e le sue aziende possono essere considerate tedesche solo nominalmente: si tratta di società completamente penetrate dal capitale dei “Tre Grandiâ€, costituito in gran parte da attività finanziarie anglo-ebraiche (vedere le opere di Andrés Piqueras).
Quando leggiamo sulla stampa che “la Germania si prepara alla guerra contro la Russiaâ€, dovremmo pensare a uno stato della Westfalia (a prescindere dalle fomentazioni belliche prussiane o nazionalsocialiste del passato) che deve proteggersi da un enorme e minaccioso “Orsoâ€, che trascina noi, i suoi servi e i suoi sobborghi. Né la Germania né alcun altro Stato europeo, con i suoi eserciti giocattolo, si comporta come un’unità politica dotata di vera autonomia strategica di fronte a potenziali “minacceâ€. Quando il lettore legge “Germaniaâ€, “Francia†e così via, anche quando legge “USAâ€, deve essere in grado di riconoscere l’ideologia e la propaganda che vengono utilizzate per coprire e giustificare la lotta silenziosa (e sinistra) tra capitalisti, una lotta dalla quale, tra l’altro, sono esclusi i proletari, i contadini e le classi medie della nostra parte del mondo. Mai il “popolo†ha vissuto in modo così disorganizzato e ignorante di fronte alla carneficina pianificata per loro e contro di loro. Non siamo più un “noi†nazionale. È la guerra delle élite per “non perdereâ€. Élite assassine. Non abbiamo mai camminato sull’orlo dell’abisso, bendati e guidati da idioti e ciechi. Mai come adesso.
Il popolo viene privato di tutto ciò che ha guadagnato in due secoli di rivoluzioni, barricate, sofferenze e abnegazione. Privati di un’istruzione e di un’assistenza sanitaria di qualità . Privati della capacità di sposarsi e procreare. Privati della possibilità di possedere una casa. Con la delocalizzazione e la terziarizzazione dell’economia europea (settore dei “serviziâ€), non esiste più un proletariato. Al suo posto è emerso un sottoproletariato, nutrito in gran parte da emigranti. Il lavoro degli stranieri, come quello degli indigeni sottoproletarizzati, non è molto favorevole alla sindacalizzazione. Sono precari e poco resilienti alle pressioni imposte loro dal capitale. Sono disuniti, anche culturalmente. Questi lavoratori non hanno le opportunità fisiche e comunicative per formare assemblee e adottare decaloghi di azione comune.
D’altro canto, la classe media sta vivendo un processo di annientamento. Il controllo delle grandi banche sulle aziende e sugli Stati (una fase monopolistica in stile Hilferding) ha lasciato il posto a un controllo monopolistico più globale e sofisticato, in cui interagiscono altri agenti finanziari strategici (grandi gruppi finanziari, multinazionali e transnazionali e gli stessi Stati), di cui le banche sono solo una parte e uno strumento. Il capitale monopolistico (Baran e Sweezy) crea e disfa popoli, nazioni, confini e, con gli attuali sviluppi tecnologici (GAFAM, “capitalismo della sorveglianzaâ€), è in grado di plasmare l’uomo stesso, il che dà origine a speculazioni (distopiche) su un futuro transumanista. L’1% degli ultra-ricchi condividerà sempre meno la torta con una classe media in calo, che fino a ieri li aveva aiutati a raggiungere la vetta. Una classe media che scenderà alla base della piramide, poiché alla super élite non sarà più necessaria, ingrossando le fila di quel 99% di poveri, in varia misura. In quel 99%, le differenze saranno marcate negli aspetti più basilari dell’esistenza animale: poter mangiare o non mangiare, essere considerati una “cosa†o un “animale umanoâ€, ecc.. Ci sarà un’enorme massa umana che potrebbe essere “sacrificabileâ€. Il modello che il fascismo sionista (quello di Trump e Netanyahu) ha praticato di fronte al mondo: sgomberare un intero Paese dai suoi abitanti per realizzare un’operazione di sviluppo urbanistico speculativo.
I 50.000 palestinesi assassinati dall’Entità sionista, o i due milioni di persone che rischiano la deportazione, “spostati†come qualcuno che sgombera le macerie da un terreno in rovina prima di costruire alberghi e ville, sono una replica di schemi familiari nel corso della storia. Modello Auschwitz-Hiroshima: dietro c’è sempre l’imperialismo.
L’imperialismo del XXI secolo è la fase più alta della guerra contro l’umanità . Il destino di quelle migliaia o milioni di persone massacrate è il destino che attende voi che leggete queste righe.
Carlos X. Blanco (Carlos Javier Blanco MartÃn) è nato a Gijón nel 1966. Ha conseguito un dottorato di ricerca in filosofia presso l’Università di Oviedo, dove è stato professore associato. È insegnante di scuola secondaria, specializzato in filosofia, a Ciudad Real. Autore di numerosi articoli su siti web di informazione generale e controinformazione. Ha scritto romanzi e saggi, che trattano numerosi argomenti e studi di autori (Marx, Spengler, Geopolitica
analisi di fase attualitÃ
La parata del 9 maggio oltre le strumentalizzazioni ideologiche, di A. TerrenzioLa parata del 9 Maggio oltre le strumentalizzazioni ideologiche
analisi di fase attualitÃ
L’argomento è: “Dappertuttoâ€
Nel suo intervento pubblicato ieri sul Corriere della Sera, Ernesto Galli della Loggia torna a produrre argomenti per farci sapere che noi (occidentali) siamo i migliori e liquida con tono sprezzante il tentativo dell’antropologo Marco Aime di decostruire l’idea di una pretesa supremazia intellettuale dell’Occidente. La chiusa del suo ragionamento è emblematica: “se ancora oggi dappertutto si legge Rousseau e non la Costituzione dei diciassette articoli, ci sarà pure qualche ragioneâ€.
Dappertutto, oltre che un falso argomento, è un argomento falso. Galli della Loggia continua ad aggrapparsi a categorie eurocentriche, fingendo che siano universali.
“Dappertutto si legge Rousseauâ€. Se in India o in Cina studiano Rousseau fanno benissimo, ma “dappertutto†è solo una formula retorica che presuppone un “mondo†che coincide, ancora una volta, con l’Occidente e con i suoi circuiti accademici e culturali dominanti. Semmai il guaio è nostro, che conosciamo poco gli autori di quelle culture perché ci sentiamo “dappertuttoâ€.
Tuttavia, allargando lo sguardo, ciò che non fa più chi si sente dappertutto, scopriamo che le cose stanno molto diversamente. In India, ad esempio, il nome di Aśoka il Grande è ben più noto e venerato di quello di Rousseau. Dappertutto diviene almeno quasi dappertutto. In Cina, nel XVIII secolo, pensatori come Dai Zhen discutevano con un approccio originale e ugualmente valido di etica, razionalità e responsabilità sociale in termini altrettanto complessi di quelli dei loro coevi europei, pur senza alcun riferimento alla Dichiarazione dei diritti dell’uomo.
In Africa, forme consuetudinarie di governo partecipativo e limitazione del potere erano praticate in società non alfabetizzate, ma non per questo prive di razionalità politica o di senso della giustizia. Avremmo molto da imparare da tutti, se non fossimo già dappertutto.
Il punto centrale, dunque, non è negare l’importanza di Rousseau o della tradizione dei diritti umani occidentale (più di forma che di sostanza, visto che come ammazziamo noi nessuno al mondo), ma riconoscere che ogni cultura ha prodotto pensiero, etica, istituzioni e che il nostro essere dappertutto, più che un vanto, è un limite, sappiamo meno degli altri di quanto gli altri sappiano di noi.
Affermare che si legge Rousseau dappertutto ci inorgoglisce ma ci deprime allo stesso tempo, perché noi siamo molto meno aperti all’eccellenza altrui, eravamo già dappertutto per discendere sulla terra, e questo vuol dire che l’Occidente è ancora troppo pieno di sé, nonostante intorno il mondo sia sempre meno unidimensionale e calibrato sul nostro dappertutto.
L’affermazione di una cultura è anche il risultato di una geografia del potere (le cannoniere sono essenziali caro il mio storico). Ieri eravamo quasi onnipotenti, ma lo saremo molto meno domani, cambiando i rapporti di forza, saremo costretti a essere molto più attenti alla produzione intellettuale altrui. Così forse scopriremo che non siamo mai stati così originali, o almeno non tanto quanto ci siamo illusi di esserlo. Abbiamo influenzato il pianeta, con le buone e con le cattive ma presto toccherà a noi subire lo stesso, in meglio e in peggio.
L’etnocentrismo con cui Galli della Loggia ormai scrive è solo il sintomo di una cultura impaurita, la nostra, che teme di perdere il primato che ha esercitato per secoli. Ma la vera grandezza di una tradizione si misura proprio quando è sotto attacco. Vedremo se saremo in grado di resistere, quanto e in che modo, ai modelli culturali altrui nella prossima fase di decadenza, che sembra lenta ma inarrestabile. Ci troveremo in posizione di svantaggio e più permeabili ai pensieri altrui. Finiremo di sentirci i primi della classe e portatori di cose che abbiamo inventato solo noi. Tanto più che ci stiamo già distruggendo con le nostre stesse mani.
Se consideriamo William Shakespeare razzista e antisemita, mettendo le sue opere al bando, come recentemente successo negli USA, meritiamo di fare la fine che faremo. Nel frattempo, se Galli della Loggia fa un passo indietro, tutta la cultura occidentale ne farà almeno uno di sbieco (le due cose non stanno in rapporto di causa ed effetto ovviamente ma di mera speranza), per scansare quella supponenza che vieppiù ci si ritorce contro e ci rende odiosi e odiati dappertutto. Un dappertutto sempre più vasto e più grande di noi.
Estratto dall’articolo di Galli della Loggia sul Corriere di ieri:
“Marco Aime, professore di antropologia culturale a Genova, credendo di rispondere alla mia domanda polemica in quale altra storia e cultura diversa da quella dell’Occidente fosse dato di trovare qualcosa di simile alla celebre Dichiarazione dei diritti dell’uomo e del cittadino. Cito la sua risposta (da Domani, 15 aprile, con qualche inevitabile taglio):
«Il sovrano indiano Asoka (304-232 a.C.) introdusse leggi che rappresentavano una vera rivoluzione culturale: furono proibiti la caccia e anche il ferimento di animali (…), fece costruire ospedali per uomini e animali, università , ostelli gratuiti per pellegrini (…), le sue leggi proibivano ogni discriminazione per casta, fede o schieramento politico (…). Nel 604 d.C. (seicento anni prima della Magna Charta) il principe giapponese Shotoku introdusse la Costituzione dei diciassette articoli in cui si legge: “le decisioni importanti non devono essere prese da una sola persona. Devono, invece, esser discusse da più persone (…). Non dobbiamo provare nessun rancore quando qualcuno non è d’accordo con noi (…). L’imperatore moghul Akbar affermava la necessità di un dialogo tra le diverse religioni dell’India (…). In molti regni africani esistevano forme di controllo sul sovrano, che potevano portare anche all’eliminazione del monarca stesso». E così via credendo di contestare con simili argomenti quella che nel titolo del quotidiano viene additata come «la supremazia (falsa) dell’Occidente».
Che sarà pure falsa quanto si vuole, ma se ancora oggi dappertutto si legge Rousseau e non la Costituzione di diciassette articoli ci sarà pure qualche ragione, mi dico: e forse diversa dalle famose cannoniere che l’Occidente ha avuto a disposizione.
Nella situazione presente, insomma, la storia, è divenuta il campo di battaglia tra due opposte idee di passato: in funzione, come è sempre accaduto, di due diverse idee del presente e del futuro. E questo è lo scontro vero — lo scontro al quale hanno dato luogo anche i recenti programmi di storia contenuti nelle nuove Indicazioni per la scuola varate dal Ministero — non già lo scontro — come gli avversari della «supremazia (falsa) dell’Occidente» vorrebbero far credere — tra i nostalgici del «fardello dell’uomo bianco» da un lato, e dall’altro gli apostoli dell’«amicizia tra i popoli», ovvero tra qualche tradizionalista poco informato delle novità bibliografiche e loro invece, i solerti cultori dell’«aggiornamento scientifico della disciplina»â€.
analisi di fase attualitÃ
Asà se destruyó España, Carlos X. Blanco
El sistema de dominación mundial, dibujado en grandes trazos estadÃsticos, presenta este cuadro: 1 % de la población más rica del planeta posee más riquezas que el 95 % del resto de la humanidad. Cualquier cálculo estadÃstico que sea mejor que este arroja un sombrÃo panorama de atroz desigualdad. La desigualdad siempre remite a una opresión, y este tándem desigualdad-opresión va en aumento con los años.
La ideologÃa del Progreso (el “progresismo†o el cambio evolutivo irreversible “a mejorâ€) es uno de los peores mitos criminales de la llamada “Modernidadâ€. No es un mito explicativo arracional, un relato que pretende llenar un vacÃo epistémico. Es ideologÃa encubridora. El proceso de extracción de excedentes, concentrado y centralizado, el proceso que llega a ser en el modo de producción capitalista un proceso de extracción de plusvalÃa, realizado a costa de los pueblos y del planeta, es incompatible con la idea general de un mejoramiento. La Historia es esta: la mejora de una parte (relativamente menor) se hace siempre a costa del empeoramiento de la otra parte (relativamente mayor).
“Modernidad†es, en el fondo, una pedante palabra culturalista que pretende dulcificar una siniestra realidad: la dominación capitalista. Desde finales de la Edad Media hemos vivido “mitológicamenteâ€, o mejor, “ideológicamenteâ€, creyendo que la mejora de vida de unas masas europeas era absoluta y corrÃa parejas con la disminución cuantitativa absoluta de formas mÃseras de existencia del resto de la masa planetaria. El modo de producción capitalista consistió, en un principio, en la sustitución de los modos “feudales†de explotación del hombre sobre el hombre, por otros modos, llamados capitalistas.
El capitalismo es un modo de producción que, naciendo especÃficamente en Europa y trasladado pronto a América, mostró toda su atrocidad desde el principio en sus lugares de nacimiento y en el resto de la Tierra. Lo que se dio en llamar el “Pecado Original†del capitalismo (la “Acumulación Originaria†de la cual habló Marx) ha de entenderse como algo más que un preámbulo externo a la mecánica de funcionamiento económico de este sistema de dominación. Es, por el contrario, una violencia interna, constante, consustancial y no solo auroral, violenciaimprescindible para que el sistema funcione.
El sistema de dominación capitalista español existe hoy de manera subalterna, integrado dentro del “Imperio occidentalâ€. A partir del asesinato del almirante Carrero Blanco (el hombre fuerte del General Franco), en 1973, se eliminaron todas las resistencias que el capitalismo español, aún parcialmente autárquico con respecto al occidental, (“desconectadoâ€, dirÃa Amin) frente al Imperio. La historia reciente de España, su “transición†desde el régimen autoritario franquista hacia uno de tipo demo-liberal, un régimen parlamentario, partitocrático y homologable a otros de la Europa occidental (Francia, Italia, Alemania, etc.) ilustra perfectamente la insuficiencia del enfoque marxista clásico de la Lucha de Clases. No hubo transición gracias a una lucha de clases.
El viejo régimen de Franco se hallaba muy desgastado: habÃa “perdido†a la juventud. La universidad era, fundamentalmente, desafecta. Las instituciones sindicales, culturales, polÃticas (el “Movimiento Nacional) eran un cascarón vacÃo, en el que muy pocos depositaban su fe. Puro caudillismo hispano, mero culto a la personalidad.Pero a su vez la oposición obrera era escasa. MayormenteexistÃa en el norte. Las manifestaciones universitarias eran más bien burguesas y semi-consentidas. Las fuerzas represivas que, según el relato de la izquierda convencional, aterrorizaban en España (guardia civil, por ejemplo), entraban, sin embargo, asustadas en las cuencas mineras de Asturias. El problema vasco aún no era problema. La propia izquierda magnificó el nacionalismo vasco, también lo mitificó.
Los partidos de izquierda (salvo el comunista, clandestino) apenas habÃan hecho una oposición real. Cuando se implantó la partitocracia, una vez muerto Franco en 1975,aparecieron “héroes†antifranquistas por doquier. El actual presidente del gobierno, Pedro Sánchez, todavÃa pretende vencer a Franco medio siglo tras la muerte del Caudillo. Sus acometidas contra el Valle de los CaÃdos, monumento que conmemora a las vÃctimas de ambos bandos (al menos en teorÃa) mandado construir por el General, forman parte del engaño oligárquico que se dio a partir de 1973.
Porque lo que realmente ocurrió tras el asesinato de Carrero (el hombre que verdaderamente mandaba en España en un contexto en que Franco era un hombre anciano y muy enfermo) fue el arrinconamiento, al menos parcial, de las viejas élites del régimen autoritario, y el acceso al botÃn de las nuevas élites extractivas del Imperio Occidental. Francia, Alemania, Estados Unidos e incluso Marruecos eran estados cuyas oligarquÃas y agentes estratégicos estaban frotándose las manos para repartirse el pastel español. El hecho de que la llamada “transición†española haya estado marcada más por las provocaciones terroristas (que siempre son más fáciles de untar con dólares o marcos alemanes de aquel entonces,) y agendas ideológicas des-hispanizadoras, es muy significativo.
Hubo luchas laborales, pero la clase obrera española como tal careció en gran medida de conciencia de clase, y le faltó conciencia polÃtica. Sus lÃderes apostaron por colaborar en todo un “genocidio industrial†y en un desmantelamiento del campo. De ser la octava o novena potencia industrial del mundo, en tiempos de Carrero, el paÃs pasó a ser una especie de prostÃbulo soleado, bien situado geográficamente para pagar gastos a los indocumentados de Ãfrica y a los borrachos de media Europa. La izquierda compró ideologÃa barata, consumista, y fue el juguete despreciable de las nuevas oligarquÃas atlantistas y europeÃstas. La vieja guardia de Franco se fue muriendo, o transmitió a sus hijos el credo liberal en el que realmente nunca creyeron. Hubo reparto y reorganización entre los saqueadores, para que el principal buitre –los EEUU- tuviera el campo despejado. Y los obreros pasaron de una lucha a “otraâ€.
El 1 de mayo de mi infancia y juventud era un dÃa contra la explotación del capital y el trabajo. El 1 de mayo de hoy, 2025, es un dÃa por los derechos de la “nación catalana†o los derechos de los menores a cambiar de sexo. No me cabe duda: la oligarquÃa de las pesetas ha devenido oligarquÃa del (euro)dólar. Asà se destruyó un paÃs.
analisi di fase attualitÃ
No se puede combatir el sistema con las armas del sistema.Traducción: Carlos X. Blanco
Conflitti&Strategie (GP)
No se puede combatir el sistema con las armas del sistema.
Este principio, tan simple como fundamental, ha sido enunciado muchas veces porque representa una ley de hierro del proceso histórico. Numerosos acontecimientos pasados, que podrÃamos definir como verdaderas regularidades que dan lugar a una legitimidad, lo confirman. Por eso, la tendencia actual a crear pequeños partidos que empiezan con tonos incendiarios y luego, lenta o incluso rápidamente, se apagan, no es más que una manera del sistema de canalizar y neutralizar las energÃas contrarias que se generan en su interior. En esencia, se trata de válvulas de alivio que sirven para liberar la tensión acumulada, evitando que se convierta en algo realmente disruptivo.
En Italia hemos tenido claros ejemplos de ello con partidos nacidos en la oposición con la intención de cambiarlo todo sin cambiar nunca nada, porque una vez en el gobierno se convirtieron en garantes del statu quo. Basta pensar en la Liga, en el Movimiento 5 Estrellas, hoy Hermanos de Italia, para no hablar de las innumerables siglas que han surgido como setas antes de las elecciones, que no van más allá del mero testimonio polÃtico y a menudo sólo sirven para que algún pequeño lÃder pueda asegurar sus propios intereses.
Entre los nuevos, los llamados “antisistémicos”, cada vez más de palabra que de obra, se encuentra el general Vannacci, que no acompaña una retórica fuerte con decisiones polÃticas igualmente decisivas, hasta el punto de haberse unido a Salvini, que no es más que otro de esos polÃticos traicioneros que apagan el entusiasmo, incluso el de sus propios eslóganes, en cuanto se convierten en ministros de algo. Cuando os acerquéis a esta gente, sed como Galileo, mirad los hechos, no sus narrativas. De esta manera podrás reconocerlos inmediatamente.
El propio sistema crea estos estallidos polÃtico-sociales para demostrar que en una democracia siempre hay una oposición y que todos tienen derecho a organizarse y expresar sus pensamientos. Pero hoy, en un momento en el que el sistema es menos sólido y crece el temor de que algo pueda salirse de control, lo que ocurre raramente y sólo en la fase histórica adecuada, estamos asistiendo a un cambio en las reglas del juego. Y cuando los que están en el poder escriben las reglas, no hay posibilidad de ganar.
Hoy más que nunca, en un contexto internacional marcado por agudos conflictos e interferencias cruzadas entre potencias geopolÃticas más estructuradas, ciertas “licencias†ya no se conceden. Asà es como se produce la exclusión de candidatos durante la carrera, como en RumanÃa; que los dirigentes polÃticos sean perseguidos por los tribunales, como Le Pen en Francia; que se prohÃban los partidos que no sean perfectamente integrables, como ocurre con AfD en Alemania; o que simplemente se suspendan las elecciones, como en Ucrania (paÃs que muchos de nuestros polÃticos consideran ahora unido a Europa).
Es cierto que los movimientos revolucionarios del pasado también utilizaron inicialmente el Parlamento, pero no era ése su objetivo. Se trataba de decisiones tácticas, esperando el momento adecuado para asestar un golpe decisivo a los que estaban en el poder. El propio Lenin advirtió a los bolcheviques que rechazaban la vÃa parlamentaria, pero al mismo tiempo no dudó en cerrar esa vÃa cuando quedó claro que ya no aportaba ventajas. Para él el objetivo era claro: “El socialismo ha admitido las luchas parlamentarias sólo con el fin de utilizar la plataforma parlamentaria con fines propagandÃsticos, siempre que la lucha deba tener lugar necesariamente dentro del orden burguésâ€. Paralelamente, los bolcheviques llevaban a cabo actividades ilegales, que representaban la verdadera razón de ser del partido.
Lo mismo puede decirse de Mussolini y Hitler, que utilizaron los parlamentos y las elecciones para llevar a cabo auténticos golpes de Estado, contando con milicias organizadas, dispuestas a todo. Hoy en dÃa no existe nada parecido, las llamadas fuerzas “antisistema†son en realidad funcionales al orden establecido. Y cuando no lo son, o no son como deberÃan, simplemente se cancelan, se ilegalizan, sin ningún reparo por parte de los poderes oficiales. Esto se debe a que no cuentan con estructuras propias ni con el apoyo, ni siquiera parcial, de sectores de las fuerzas armadas o de fuerzas especiales del Estado. Éste es el punto central: con la democracia no se puede dar vuelta al Estado como si fuera un calcetÃn ni abrirlo como si fuera una lata de atún. De hecho, participar en el juego electoral significa a menudo someterse a un sistema que puede cambiar las reglas a voluntad, excluyendo ciertas fuerzas o anulándolas a través del laberinto de procedimientos institucionales que se convierten en fuente de neutralización de cualquier instinto no conforme.
Por eso es que debemos debilitar los instrumentos de oposición creados o tolerados por el sistema. Son parte del propio sistema y cuando los utilizamos tácticamente debemos ser conscientes de sus limitaciones. Cuando veas surgir una fuerza verdaderamente hostil al orden establecido, la reconocerás: marchará al unÃsono como una legión romana, con lÃderes dispuestos a afrontar el arresto, el exilio o incluso la muerte. La historia nos lo enseña claramente, pero somos demasiado olvidadizos para recordarlo.
http://www.conflittiestrategie.it/non-si-puo-combattere-il-sistema-con-le-armi-del-sistema
analisi di fase attualitÃ
Non si può combattere il sistema con le armi del sistema.Non si può combattere il sistema con le armi del sistema.
Questo principio, tanto semplice quanto fondamentale, è stato enunciato più volte, perché rappresenta una legge ferrea del processo storico. Numerosi eventi del passato, che potremmo definire vere e proprie regolarità che danno luogo a una legisimilità , lo confermano. È per questo che la tendenza odierna a creare piccoli partiti che partono con toni incendiari e poi, lentamente o anche rapidamente, si spengono, non è altro che una modalità con cui il sistema canalizza e neutralizza le energie contrarie che si generano al suo interno. Si tratta, in sostanza, di valvole di sfogo, servono a scaricare le tensioni accumulate, evitando che si trasformino in qualcosa di realmente dirompente.
In Italia ne abbiamo avuto esempi evidenti con partiti nati all’opposizione con l’intento di cambiare tutto senza mutare mai niente, perché una volta al governo sono diventati garanti dello status quo. Basti pensare alla Lega, al Movimento 5 Stelle, oggi a Fratelli d’Italia, senza contare le innumerevoli sigle nate come funghi prima delle elezioni, che non vanno oltre la mera testimonianza politica e spesso servono solo a garantire a qualche piccolo leader di sistemare i propri interessi.
Tra i nuovi, cosiddetti “antisistemiciâ€, sempre più a parole che nei fatti, possiamo citare anche il generale Vannacci, che a una retorica forte non fa seguire scelte politiche altrettanto decise, al punto da essersi accodato a Salvini, il quale non è altro che un altro di quei politicanti doppi che spengono gli entusiasmi, persino quelli accesi dai propri slogan, non appena diventano ministri di qualcosa. Quando vi approcciate a questa gente siate Galileiani, guardate ai fatti non alle loro narrazioni. Così li smarcherete subito.
Il sistema stesso crea questi sfoghi politico-sociali per dimostrare che in democrazia esiste sempre un’opposizione e che ognuno ha il diritto di organizzarsi e manifestare il proprio pensiero. Ma oggi, in un momento in cui la tenuta del sistema è meno solida e cresce il timore che qualcosa possa sfuggire di mano, cosa che accade raramente e solo nella fase storica giusta — si assiste a un cambiamento delle regole del gioco. E quando a scrivere le regole è chi detiene il potere, non esiste possibilità di spuntarla.
Oggi più di ieri, in un contesto internazionale segnato da conflitti acuti e interferenze incrociate tra potenze geopolitiche più strutturate, certe “licenze†non sono più concesse. Così accade che candidati vengano esclusi in corsa, come in Romania; che leader politici siano perseguiti dai tribunali, come Le Pen in Francia; che partiti non perfettamente integrabili vengano messi fuori legge, come sta accadendo con AfD in Germania; o che le elezioni vengano semplicemente sospese, come in Ucraina (che molti nostri politicanti considerano ormai un tutt’uno con l’Europa).
È vero che anche movimenti rivoluzionari del passato hanno inizialmente fatto uso del Parlamento, ma non era quello il loro obiettivo. Si trattava di scelte tattiche, in attesa del momento opportuno per assestare un colpo decisivo ai poteri costituiti. Lenin stesso ammoniva i bolscevichi che rifiutavano il percorso parlamentare, ma al tempo stesso non esitò a chiudere quella via quando risultò chiaro che non portava più alcun vantaggio. Per lui lo scopo era evidente: “Il socialismo ha ammesso le lotte parlamentari unicamente allo scopo di usare la tribuna del parlamento a scopi di propaganda fino a tanto che la lotta dovrà svolgersi necessariamente entro l’ordine borgheseâ€. In parallelo, i bolscevichi portavano avanti attività illegali, che rappresentavano la vera ragion d’essere del partito.
Lo stesso si può dire di Mussolini e Hitler, utilizzarono i parlamenti e le elezioni per realizzare veri e propri colpi di Stato, contando su milizie organizzate, pronte a tutto. Oggi non esiste nulla di simile, le forze cosiddette “antisistema†sono in realtà funzionali all’ordine costituito. E quando non lo sono, o non lo sono nella maniera corretta, vengono semplicemente cancellate, messe fuori legge, senza alcuna remora da parte dei poteri ufficiali. Questo perché non hanno né strutture proprie né l’appoggio, neppure parziale, di settori delle forze armate o dei corpi speciali dello Stato. Questo è il punto centrale: con la democrazia non si può rovesciare lo Stato come un calzino o aprirlo come una scatoletta di tonno. Anzi, partecipare al gioco elettorale significa spesso sottoporsi a un sistema che può cambiare le regole a proprio piacimento, escludendo certe forze o annullandole attraverso il labirinto della procedura istituzionale che diventa fonte di neutralizzazione di qualsiasi istinto non conforme.
Ecco perché bisogna rintuzzare gli strumenti di opposizione creati o tollerati dal sistema, sono parte del sistema stesso, e quando tatticamente li si usa bisogna essere consapevoli della loro limitatezza. Quando vedrete emergere una forza realmente ostile all’ordine costituito, la riconoscerete, marcerà compatta come una legione romana, con leader pronti ad affrontare l’arresto, l’esilio o persino la morte. La storia ce lo insegna chiaramente, ma siamo troppo smemorati per ricordarlo.
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Kiev, en defensa de los principios liberales, Traducción de Carlos X. BlancoKiev, en defensa de los principios liberales
Conflitti&Strategie (GP)
“¿Quién habrÃa imaginado que el Libre Pensamiento estaba naciendo en su mente, o, mejor dicho, que no tenÃa nada en absoluto?†(Trilussa)
Mientras el viejo mundo unipolar cruje, abrumando la propaganda de ayer, nuestros intelectuales de servicio están ocupados limpiando los escombros de sus propias narrativas que de repente se han convertido en un estorbo embarazoso. Hasta ayer la democracia participativa era el mantra que nos distinguÃa de las tiranÃas, pero ahora que el pueblo no quiere arriesgar su piel por consignas vacÃas y gastadas, todos dan marcha atrás y explican que el pueblo no entiende, que no le corresponde a él decidir sobre la guerra y la paz, sobre lo que está bien o mal, lo moral o lo inmoral.
De repente, incluso la palabra “liberal†debe ser restringida, reinterpretada, hecha esencial y estricta, yo dirÃa dictatorial. La profecÃa de Trilussa se cumple: al fin y al cabo, liberal no significa nada, y quien tiene el libre pensamiento en la cabeza, al final no piensa nada, o mejor dicho, se adapta a lo que hay que hacer. Como se dice en estos casos, señalar las dictaduras de otros sólo sirvió para desviar la atención de las propias.
Se multiplican los casos en que demócratas sinceros empiezan a dudar de la eficacia de las elecciones, llegando a veces hasta el extremo de manipularlas abiertamente, excluyendo a oponentes incómodos, donde antes sólo hacÃan un poco de trampa para amañar los resultados, o incluso negándolas en nombre de la guerra que no se puede detener por su culpa. Incluso en nuestra prensa falsamente equilibrada empiezan a plantearse ciertas preguntas, mientras nos preparamos para el mundo de mañana, cuando habrá que obligar a la gente a aceptar ideologÃas enteramente nuevas, puesto que las viejas han terminado.
Después del historiador Galli della Loggia, del que hablamos hace unos dÃas, viene a tenderle una mano el politólogo Panebianco, relanzando el mismo disparate con el que pronto llegaremos a privar formalmente a la llamada democracia, ya vaciada de hecho. En un delirante artÃculo titulado “Kiev, en defensa de los principios liberales†–que ya resulta risible, dado que Ucrania siempre ha sido una oligarquÃa de ex comunistas enriquecidos con bienes del Estado–, Panebianco afirma que hoy hay demasiada comunicación discordante con la de los medios oficiales. Curiosamente, la comunicación se vuelve “demasiado†cuando no está alineada y su mensaje no llega.
Se preparan para intervenir para reducirlo, es decir, censurarlo (perdón, “regularlo†en la jerga liberal), silenciando a la gente. Pero como lo piden unos que son liberales, entonces no es dictadura sino apertura mental. El liberal sabe lo que debe hacer: “ayudar al público a centrarse en lo que, en las circunstancias dadas, es su interés” (de hecho, lo asà escribió). Asesoramiento gratuito y valioso que pronto ni siquiera podremos rechazar.
Ya estamos intuyendo el clima: sólo sus ideas pueden circular, mientras que aquellas que no aprueben irÃan en contra de nuestros propios intereses, que por supuesto ellos conocen mejor que nosotros porque ello son la intelectualidad. Nuestros abuelos no fueron tan tontos como para hundir el podrido Estado liberal que encontraron bajo sus pies a principios del siglo XX, aunque para barrerlo acabaron entregándose al fascismo, que los propios liberales, con su eterno coraje, apoyaron al principio, porque al fin y al cabo las ideas liberales se adaptan a todo, no tienen ni forma ni sustancia.
Luego se convirtieron al capitalismo al estilo americano, que ocupó, incluso militarmente, nuestra vida social. De hecho, hoy en dÃa todos los liberales son pro-estadounidenses. Y mañana los encontraremos de nuevo bajo nuestros pies, dispuestos a reciclarse en otra cosa para enseñarnos que el liberalismo siempre ha existido, junto a toda satrapÃa al menos mientras lo permita. Y luego siempre hay una oligarquÃa a preferir, en nuestro caso sigue siendo la democracia pero hasta que no lo sepamos, con estos vientos de guerra intentarán convencernos de que hasta el cañón es un sÃmbolo de paz y prosperidad, obviamente solo nuestra mientras que la rusa es un emblema de despotismo feroz. Siempre depende de dónde mires la situación. Esta gente vacÃa y tonta sabe lo que es mejor para nosotros. Cuando un hombre no es nada, casi siempre es un liberal, sobre todo si imparte lecciones no solicitadas.
Libertad de pensamiento
Un Gato Blanco, presidente del club del Libre Pensamiento, escuchó que un Gato Negro, librepensador como él, lo criticaba por polÃticas contrarias a sus principios. —Ya que no te ocupas de tus propios asuntos —le dijo el Gato Blanco furioso—, dimitirás y abandonarás las filas del partido, porque aquà puedes pensar con total libertad, ¡pero con la condición de que te asocies a las ideas del presidente y a las propuestas de la comisión! “Es cierto, me equivoqué, actué mal…†respondió el Gato Negro. Y como permaneció en el libre pensamiento desde entonces no pensó nada más. (Trilussa).
http://www.conflittiestrategie.it/kiev-in-difesa-dei-principi-liberali
Traducción de Carlos X. Blanco
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Kiev, in difesa dei principi liberali
“Chi annava a immagginà che ne la mente je ce covava er libbero pensiero, o, pe’ di’ mejo, nun ciaveva gnente?” (Trilussa)
Mentre il vecchio mondo unipolare scricchiola travolgendo la propaganda di ieri, i nostri intellettuali di servizio si danno da fare per sgombrare le macerie delle loro stesse narrazioni diventate d’un tratto un ingombro imbarazzante. Fino a ieri la democrazia partecipata era il mantra che ci distingueva dalle tirannie, ma ora che il popolo non ne vuole sapere di rischiare la pellaccia per slogan vuoti e consunti, fanno tutti dietrofront e spiegano che il popolo non capisce, che non tocca a lui decidere della guerra e della pace, di ciò che è giusto o sbagliato, morale o immorale.
All’improvviso anche la parola “liberale†va ristretta, reinterpretata, resa essenziale e stringente, direi dittatoriale. Si avvera la profezia di Trilussa: in fondo, liberale non vuol dire niente, e chi ha in testa il libero pensiero, alla fine, nun pensa gnente, o meglio si adatta a quel che serve. Come si dice in questi casi, additare le dittature altrui serviva solo a distrarre dalla propria.
Si moltiplicano i casi in cui i sinceri democratici iniziano a dubitare dell’efficacia delle elezioni, talvolta arrivando a truccarle apertamente, estromettendo gli avversari scomodi, laddove prima si imbrogliava solo un po’ per aggiustare i risultati, o persino negandole in nome della guerra che non si può fermare per colpa loro. Anche sulla nostra stampa, falsamente equilibrata, si cominciano a porre certe questioni, mentre ci si prepara al mondo di domani, quando al popolo si dovranno far ingoiare ideologie del tutto nuove, visto che quelle vecchie sono fritte.
Dopo lo storico Galli della Loggia, di cui abbiamo parlato qualche giorno fa, arriva a dargli man forte il politologo Panebianco, che rilancia le stesse fesserie con cui si arriverà presto a esautorare anche formalmente la cosiddetta democrazia, già svuotata nei fatti. In un articolo delirante intitolato Kiev, in difesa dei principi liberali – che già così fa ridere, visto che l’Ucraina è sempre stata un’oligarchia di ex comunisti arricchiti sui beni dello Stato – Panebianco afferma che oggi c’è troppa comunicazione discordante rispetto a quella dei media ufficiali. Stranamente la comunicazione diventa “troppa†quando non è allineata e il loro messaggio non passa.
Si preparano a intervenire per ridurla, cioè per censurarla (pardon, “regolarla†in gergo liberale), chiudendo la bocca alla gente. Ma siccome lo chiedono loro, che sono liberali, allora non è dittatura ma apertura di mente. Il liberale sa infatti cosa deve fare: “aiutare il pubblico a mettere a fuoco quale sia, nelle circostanze date, il suo interesse” (lo ha scritto veramente). Consigli gratuiti e preziosi che tra poco non potremo nemmeno rifiutare.
Il clima lo stiamo già annusando: solo le loro idee possono circolare, mentre quelle che non approvano sarebbero contro i nostri stessi interessi, che naturalmente conoscono meglio di noi perché loro sono l’intellighenzia. I nostri nonni non furono poi così fessi ad affondare il putrido Stato liberale che si trovarono tra i piedi agli inizi del ’900, anche se per spazzarlo via finirono col consegnarsi al fascismo, che gli stessi liberali, col loro eterno coraggio, appoggiarono agli esordi, perché in fondo le idee liberali si adattano a tutto, non avendo né forma né sostanza.
Poi si sono riconvertiti al capitalismo di matrice americana che ha occupato, anche militarmente, la nostra vita sociale. Infatti oggi i liberali sono tutti filoamericani. E domani ce li ritroveremo ancora tra i piedi, pronti a riciclarsi in qualcos’altro per insegnarci che il liberalismo è sempre esistito, al fianco di ogni satrapia almeno finché questa glielo consente. E poi c’è sempre una oligarchia da preferire, nel nostro caso è ancora la democrazia ma fino a quando ancora non sappiamo, con questi venti di guerra cercheranno di convincerci che pure il cannone è simbolo di pace e prosperità , ovviamente solo quello nostro mentre quello russo è emblema di feroce dispotismo. Dipende sempre da dove guardi alla situazione. Questi soggetti vacui e rincoglioniti sanno cosa è meglio per noi. Quando un uomo non è niente, è quasi sempre un liberale, soprattutto se dispensa lezioni non richieste.
La libbertà de pensiero
Un Gatto bianco, presidente der circolo der Libbero Pensiero, sentì che un Gatto nero, libbero pensatore come lui, je faceva la critica sulla politica che era contraria ai principî suoi. “Giacché nun badi a li fattacci tui†je disse er Gatto bianco inviperito “rassegnerai le propie dimissione e uscirai da le file der partito, ché qui la pôi pensà liberamente come te pare, ma a condizzione che t’associ a l’idee der presidente e a le proposte de la commissione!†“È vero, ho torto, ho aggito malamente…†rispose er Gatto nero. E pe’ restà ner Libbero Pensiero, da quela vorta nun pensò più gnente. (Trilussa)