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#conflitti #strategie
analisi di fase attualitÃ
Hitler y Putin solo tienen en común sus bigotes.
Traducción: Carlos X. Blanco
Si el pueblo no está de acuerdo, disolvemos al pueblo.
Éste es, en esencia, el mensaje que Galli della Loggia nos entrega en su editorial de hoy en el Corriere della Sera (al final de mi intervención). Al historiador no le gusta el hecho de que, según una reciente encuesta, la mayorÃa de los italianos sean partidarios de retirarse del ya desgastado escenario ucraniano, donde Italia, arrastrada por Estados Unidos y la Unión Europea, participa de hecho en una guerra contra Rusia a través de Ucrania.
Y asÃ, Galli della Loggia llega incluso a cuestionar ese tan cacareado pero evanescente radicalismo democrático según el cual en una democracia es el pueblo el que decide. Pero no siempre es como dicen. Porque si el pueblo no comprende los altos designios de sus gobernantes, entonces hay que corregirlos, es decir, ignorarlos.
La comparación histórica que propone el historiador para educar a un pueblo que, dice, no quiere aprender de la Historia (y claro, si son ellos los historiadores quienes la comprenden…) es totalmente errónea: la analogÃa habitual entre Putin y Hitler, entre Ucrania y Checoslovaquia en 1938. Una comparación forzada, fuera de contexto, que sólo sirve de pretexto para justificar el apoyo italiano a Kiev en una guerra que no nos pertenece y que para nosotros deberÃa tener la misma importancia que el hambre en Ãfrica: lo sentimos mucho pero en el fondo todavÃa tenemos bastante con preocuparnos seriamente. Como decÃa Carmelo Bene sin hipocresÃa.
Galli della Loggia quizá pueda difundir esta interpretación fantasiosa en las columnas del Corriere, pero en otros lugares tendrÃa poca credibilidad. Al igual que la retórica unilateral de “dictadores belicistas y asesinos que deben ser detenidos de inmediatoâ€. Si no se refiere a Netanyahu, aliado de las “grandes democraciasâ€, y si no se aplica a quienes bombardean civiles en Gaza sin ningún escrúpulo, entonces no está claro por qué deberÃa aplicarse a Putin, quien al menos ha hecho todo lo posible para limitar los daños colaterales desde el comienzo del conflicto.
Si a la gente no le gusta la guerra, no es una cuestión de “sentimiento básico”, sino más bien de sentido común del que carecen ciertos intelectuales académicos, que suelen perder la voz durante las guerras, pero no la piel, a diferencia de las personas enviadas a morir. En otra época se les llamaba carne de cañón.
Galli della Loggia nos dice que en estos casos la polÃtica debe “explicar cómo son realmente las cosas”. Muy bien. Entonces la polÃtica empieza a explicar por qué el verdadero problema para nuestra soberanÃa no es Rusia, sino la presencia de bases militares estadounidenses en nuestro territorio. Bases extranjeras, por supuesto, pero no rusas.
Si la polÃtica quiere ser concreta, debe empezar por resolver nuestros propios problemas, para después ocuparse de otros lejanos o incluso imaginarios.
Si un dÃa Rusia se hiciera cargo de Ucrania, o mejor dicho, la devolviera a su esfera de influencia histórica, ciertamente no nos declararÃa la guerra, como no lo ha hecho durante setenta años. La idea de que Putin está dispuesto a invadir Roma es más producto de la propaganda que de la historia. Como mucho, podrÃa intentar restablecer su influencia sobre Europa del Este, una posibilidad remota. Pero una cosa es segura: ni esto ni ninguna otra cosa nos liberará de las bases estadounidenses que permanecen firmemente en nuestro suelo, signo tangible de una soberanÃa limitada.
Si el dedo apunta a la base americana, sólo el tonto o el sirviente mira a Rusia.
Por último, querido historiador, si los polÃticos dijeran la verdad a los votantes, primero se pegarÃan un tiro en los huevos. La polÃtica es el secretismo que llamáis transparencia en los periódicos de mierda
A continuación se reproduce el artÃculo de Gallo dellaLoggia:
“La polÃtica seria dice la verdad a los votantes,
en lugar de tratar de agradarles†[https://www.corriere.it/opinioni/25_aprile_23/la-politica-seria-dice-la-verita-agli-elettori-non-li-compiace-f76ab157-94e6-4d69-9c88-644378891xlk.shtml]
por Galli della Loggia
En 1938, un joven sociólogo que acababa de fundar lo que todavÃa hoy es el mayor instituto de encuestas francés, el Ifop, comenzó preguntando a sus conciudadanos si aprobaban los Acuerdos de Munich que se acababan de firmar y que, como sabemos, prácticamente daban luz verde a los designios de Hitler sobre Checoslovaquia.
Resultado: El 57% respondió que aprobaba el acuerdo, el 37% se manifestó en contra, mientras que el 6% no respondió. Es bastante conocido cómo terminó.
Se trata, en lÃneas generales, del mismo resultado que arroja una encuesta publicada hace unos dÃas, en la que se preguntaba a los italianos si aprueban la retirada de nuestro paÃs de la guerra de Ucrania, ya sea en forma de envÃo de armas o de cualquier otro modo. Resulta que la gran mayorÃa está a favor del desapego.
¿Pero qué indica? Esto indica que a la gente común no le gusta la perspectiva de la guerra y prefiere mantenerse alejada de ella. Es una manera básica y natural de sentir, probablemente extendida siempre y en todas partes.
La pregunta, sin embargo, es: ¿hasta qué punto una decisión importante –por ejemplo, sobre el destino de un paÃs– puede basarse exclusivamente en ese modo de sentir? En otras palabras, si efectivamente hace que la polÃtica sea inútil.
Realmente no lo creo. La polÃtica –la verdadera, representada por una clase dirigente real, no por un grupo de aficionados al azar– sirve ante todo para explicar cómo son realmente las cosas, cuáles son los términos reales de un problema, por qué las cosas son como son y quién es responsable de ellas.
Y finalmente nos ayuda a preguntarnos sobre los posibles remedios, a plantearnos las preguntas adecuadas. Por el contrario, hacer creer a la gente –como intentan hacerlo quienes se basan en las encuestas– que la polÃtica deberÃa consistir principalmente en hacer “lo que la gente piensa†es simplemente una mentira peligrosa, incluso si se disfraza de perfecta ortodoxia democrática.
Esto es especialmente cierto cuando se trata de polÃtica exterior, y más aún cuando se trata de paz y guerra.
Obviamente, toda persona normal prefiere la paz a la guerra. Pero cualquier persona normal sabe también que siempre ha habido jefes de gobierno que pretenden ampliar su poder en detrimento de los paÃses vecinos, que recurren a la intimidación y a las amenazas contra quienes se les oponen y que, en última instancia, no dudan en dar seguimiento a sus amenazas con acciones concretas, incluso las más brutales.
Como lo vienen haciendo Vladimir Putin y su ejército en Ucrania desde hace tres años.
Como dije, la polÃtica sirve –o deberÃa servir– para informarnos para que podamos decidir qué es mejor hacer.
Por ejemplo, para informarnos quién es Putin, para informarnos sobre la continua manipulación de la Constitución rusa que ha llevado a cabo para mantenerse en el poder; es decir, sobre las ideas reaccionarias, imperialistas, revanchistas, antiliberales y clericales que le encanta profesar, convirtiéndolas en la plataforma ideológica de su poder.
De nuevo: para informarnos sobre el cÃrculo de grandes ladrones del Estado de los que se rodea y que dependen de él; para informarnos de las continuas mentiras a las que recurre, del arma de la corrupción con la que compra a polÃticos y medios de comunicación extranjeros, de los repetidos asesinatos de todo aquel que se opone a su poder, de la cadena de feroces ataques exterminadores que lleva a cabo desde hace años contra aquellos paÃses extranjeros que considera parte de la esfera de influencia rusa.
El principal deber de los polÃticos no es empujarnos hacia la paz o hacia la guerra: es informarnos lo que ellos mismos piensan sobre las cuestiones que son los verdaderos factores decisivos con respecto a la guerra o la paz.
Sólo de esta manera podremos tomar decisiones informadas sobre la cuestión crucial, como en 1938 con respecto a Checoslovaquia:
“¿Podemos confiar en Adolf Hitler?â€. –
Hoy en Ucrania se pregunta:
“¿Podemos confiar en Vladimir Putin?â€
Esto no quiere decir que, si la respuesta es “noâ€, debamos unirnos a los ucranianos en la guerra. Esto significa que si la respuesta es “noâ€, entonces no podemos distanciarnos decentemente de los ucranianos en caso de que ellos tampoco confÃen en Putin; No podemos distanciarnos de los ucranianos cuando, como sucede hoy, quieren ver las cosas con claridad, tomar todas las medidas de precaución necesarias y obtener todas las garantÃas posibles antes de aceptar cualquier propuesta de paz.
Porque también necesitamos esas garantÃas.
De hecho, si mañana Putin –como ha hecho muchas otras veces– decidiera, tras un posible éxito en Ucrania, poner en marcha un nuevo mecanismo de desestabilización, subversión interna e invasión, por ejemplo contra Moldavia, Estonia o algún otro pequeño paÃs báltico, ¿qué harÃamos entonces?
¿De nuevo el “me gustarÃa pero no puedoâ€, el “lo digo aquà y lo niego aquÃâ€, el “sÃ, pero ya veremos†de estos meses?
Hay que detener cuanto antes a los dictadores belicistas y asesinos:
y quienes intenten hacerlo, inmersos durante tres años en el barro y la sangre, tienen derecho al menos a toda la ayuda posible de quienes, como nosotros, en cambio nos sentamos en nuestros sillones a disfrutar del espectáculo de la televisión.â€
http://www.conflittiestrategie.it/hitler-e-putin-hanno-in-comune-solo-i-baffi
analisi di fase attualitÃ
PREGARE IN TEMPO DI GUERRA*“Era davvero un momento felice e civile, e quella mezza dozzina di anime
imprudenti che osarono disapprovare la guerra e metterne in dubbio la giustezza,
ricevettero subito un avvertimento tanto severo e arrabbiato che per la loro stessa
incolumità sparirono dalla circolazione, in modo da non offendere più nessuno”.
PREGARE IN TEMPO DI GUERRA*
Erano tempi di grande ed entusiasmante eccitazione.
Il paese era in armi, c’era la guerra, in ogni petto ardeva il sacro fuoco del
patriottismo; rullavano i tamburi, suonavano le bande, scoppiettavano le pistole
giocattolo, grappoli di petardi fischiavano e crepitavano; su ogni lato e là dove si
perdono e sfumano le distese di tetti e balconi una selva di bandiere svolazzanti
scintillava sotto il sole; ogni giorno i giovani volontari percorrevano in marcia i
lunghi viali, belli e gioiosi nelle loro nuove uniformi, con i padri, le madri, le sorelle
e le fidanzate orgogliosi ad acclamarli con voci strozzate dall’emozione, mentre
sfilavano loro davanti; ogni sera, assemblee affollate ascoltavano trepidanti l’arte
oratoria del patriota che smuoveva gli abissi più profondi del cuore, interrotta a ogni
minimo intervallo da un ciclone di applausi, mentre le lacrime scendevano lungo le
guance di tutti i presenti; in chiesa, i pastori predicavano la devozione alla bandiera e
alla nazione, e invocavano il Dio delle Battaglie, implorando il Suo aiuto nella nostra
giusta causa attraverso scariche di fervida eloquenza che scuotevano ogni ascoltatore.
Era davvero un momento felice e civile, e quella mezza dozzina di anime
imprudenti che osarono disapprovare la guerra e metterne in dubbio la giustezza,
ricevettero subito un avvertimento tanto severo e arrabbiato che per la loro stessa
incolumità sparirono dalla circolazione, in modo da non offendere più nessuno.
Poi venne la domenica mattina — il giorno dopo i battaglioni sarebbero partiti per
il fronte; la chiesa era colma di gente; i volontari erano lì, con le loro giovani facce
illuminate da sogni marziali, visioni di implacabili avanzate, il momento
dell’adunanza, le cariche travolgenti, le sciabole scintillanti, la fuga del nemico, il
tumulto, il fumo avvolgente, il feroce inseguimento, la resa! E poi tutti a casa, eroi
abbronzati, salutati e accolti, adorati, immersi nei mari d’oro della gloria! Insieme ai
volontari sedevano i loro cari, orgogliosi, felici e invidiati dai loro vicini e amici che
non avevano figli o fratelli da spedire sul campo d’onore, per combattere e vincere
per la bandiera oppure, in caso di sconfitta, per morire nel più nobile dei modi. La
funzione proseguì; venne letto un capitolo sulla guerra dal Vecchio Testamento; fu
detta la prima preghiera, seguita dal tuonare dell’organo che scosse l’intero edificio; a
quel punto i presenti — tutti insieme — saltarono in piedi con occhi luccicanti e i
cuori che battevano all’impazzata, prorompendo in quella tremenda invocazione:
«Oh Dio tremendo, che tutto predisponi, tuona con la tua tromba e fulmina con la
tua spada!».
Poi fu il turno della «lunga» preghiera. Nessuno era in grado di ricordarne un’altra
altrettanto appassionata, commovente ed espressa con parole tanto belle. Il senso
della supplica al misericordioso e benevolo Padre di tutti noi era di vigilare sui nostri
giovani e nobili soldati, e di aiutarli, confortarli e incoraggiarli durante la loro opera patriottica; di benedirli e proteggerli nel giorno della battaglia e nell’ora del pericolo, di sorreggerli nella Sua mano possente, e renderli forti e fiduciosi, invincibili nel
sanguinoso attacco; di aiutarli ad annientare il nemico, e di garantire a loro, alla
bandiera e al paese onore e gloria immortali…
Un vecchio forestiero entrò e attraversò la navata principale con passo lento e
silenzioso, gli occhi fissi sul ministro, la sua lunga figura vestita con un abito che
arrivava fino ai piedi, la testa scoperta, i lunghi capelli bianchi che gli cadevano sulle spalle come una tempestosa cascata; il volto scarno, di un pallido innaturale,
addirittura spettrale. Attraversò la navata in silenzio; tutti gli occhi lo fissarono
incuriositi; senza fermarsi salì dalla parte del pastore e lì si fermò, ad aspettare. Con
le palpebre chiuse il pastore non si era accorto della sua presenza, e continuava con quella commovente preghiera, che concluse con queste parole, pronunciate in tono di ardente implorazione: «Proteggi i nostri soldati, concedici la vittoria, o Signore nostro Dio, Padre e Protettore della nostra terra e della nostra bandiera!».
Lo sconosciuto gli toccò il braccio, gli fece cenno di mettersi da parte, cosa che lo
sbigottito ministro fece, e ne prese il posto. Per qualche istante osservò tutti i presenti
incantati con espressione solenne, in cui ardeva una luce soprannaturale. Poi disse
con voce profonda: «Vengo dal Trono, e vi porto un messaggio da parte di Dio
Onnipotente!». Quelle parole colpirono la sala, turbandola. Lo straniero se ne era
accorto, ma proseguì. «Egli ha sentito la preghiera del Suo servo e vostro Pastore, e la
esaudirà se tale rimarrà il vostro desiderio dopo che io, Suo messaggero, ve ne avrò
spiegato il significato — intendo dire, il pieno significato. Poiché essa, come molte
delle preghiere degli uomini, richiede più di quanto chi la pronuncia sia consapevole
di chiedere — a meno che non si soffermi a pensare.
«Il servo di Dio e vostro ha detto la sua preghiera. Si è per caso soffermato a
riflettere? Credete sia solo una, la preghiera? No, sono due: una espressa e l’altra no.
Ma entrambe hanno raggiunto l’orecchio di Colui che ascolta tutte le suppliche,
quelle dette e quelle non dette. Riflettete su questo, ricordatevelo. Se vi capitasse di
implorare una benedizione per voi stessi, fate attenzione! Per timore che
involontariamente, al contempo, invochiate una maledizione sul vostro vicino. Se
pregate perché arrivi la pioggia sul vostro raccolto che ne ha bisogno, con quella
stessa preghiera è probabile che mandiate una maledizione sul raccolto di qualcun
altro che non ha bisogno della pioggia, e che potrebbe esserne danneggiato.
Avete ascoltato la preghiera del vostro servo, o almeno la prima parte di essa. Io
sono stato incaricato da Dio di esprimere a parole anche l’altra parte, quella che il
pastore, e anche voi nei vostri cuori, pregate ardentemente in silenzio. Senza sapere e
senza riflettere? Dio assicura che è così! Avete ascoltato queste parole: «Concedici la vittoria, o Signore nostro Dio!». Ciò è sufficiente. Tutto il senso della preghiera sta in queste dense parole. Non occorreva aggiungere altro. Nel momento in cui avete
pregato per la vittoria avete pregato anche per molti effetti non detti che seguono la
guerra, che sempre la seguono, che non possono non seguirla. Lo spirito di Dio
Padre, che tutto ascolta, ha colto anche la parte inespressa della preghiera. Egli mi ha
ordinato di tradurla in parole. Ascoltate!
«O Signore, nostro Padre, i nostri giovani patrioti, idoli dei nostri cuori, vanno in
battaglia; che Tu sia sempre con loro — con loro, con il loro spirito, partiamo anche
noi dalla dolce pace dei nostri amati focolari domestici per annientare il nemico. O Signore e Padre nostro, aiutaci a ridurre a brandelli insanguinati i soldati nemici con i
nostri proiettili; aiutaci a coprire i loro campi ridenti con le esanimi forme dei loro
patrioti morti; aiutaci a disperdere il tuono delle armi nelle urla dei loro feriti straziati
dal dolore; aiutaci a devastare le loro umili case con uragani di fuoco; aiutaci a
straziare il cuore delle loro vedove indifese con un inutile dolore; aiutaci a lasciarli in
mezzo a una strada, con i figli piccoli, a vagare senza aiuto per i deserti della loro
terra desolata affamati, assetati e coperti di stracci, zimbelli dell’infuocato sole estivo
e del gelido vento invernale, affranti nello spirito, spossati dal duro lavoro, mentre Ti
implorano di trovare rifugio nella tomba, un rifugio che tu dovresti negare: per la
salvezza di coloro che Ti adorano, o Dio, annienta le loro speranze e distruggi la loro
vita, protrai il loro amaro pellegrinaggio il più possibile, appesantisci i loro passi,
bagna di lacrime il loro percorso, macchia la neve bianca con il sangue dei loro piedi
feriti! Noi lo chiediamo, in nome dell’amore, in nome di Colui che è la Fonte
dell’Amore, e che rappresenta il rifugio e l’amico leale di tutti coloro che sono afflitti
e che chiedono il Suo aiuto con l’animo umile e contrito. Amen.»
Poi fece una pausa. «Voi avete fatto questa preghiera; se è ancora questo ciò che
desiderate, parlate! Il messaggero del Signore Celeste aspetta.»
In seguito, si pensò che quell’uomo fosse pazzo, poiché quanto aveva detto non
aveva alcun senso.
*The war prayer è un articolo scritto da Twain nel 1905, durante la guerra filippino-americana. L’articolo fu rifiutato
dall’editore, perché giudicato “non adattoâ€. A causa del contratto in esclusiva che legava Twain all’editore, The war
prayer rimase inedito per diciotto anni, fino al 1923. A proposito della censura di questo articolo, Twain ebbe a dire:
«Finché sono in vita non penso verrà mai pubblicato. Solo ai morti è concesso di dire la verità ».
analisi di fase attualitÃ
Hitler e Putin hanno in comune solo i baffi
Se il popolo non è d’accordo, sciogliamo il popolo.
Questo, in sostanza, è il messaggio che Galli della Loggia ci consegna nel suo editoriale odierno sul Corriere della Sera (in calce al mio intervento). Lo storico non gradisce che, secondo un recente sondaggio, la maggioranza degli italiani si dichiari favorevole a un disimpegno dall’ormai logoro scenario ucraino, dove l’Italia, trascinata da Stati Uniti e Unione Europea, partecipa di fatto a una guerra contro la Russia per interposta Ucraina.
E così, Galli della Loggia arriva persino a mettere in dubbio quella radicalità democratica tanto sbandierata quanto evanescente, secondo cui in democrazia a decidere è il popolo. Ma non sempre come si suol dire. Perché se il popolo non comprende gli alti disegni dei suoi governanti, allora deve essere corretto, cioè ignorato.
Il paragone storico che lo storico ci propone per educare un popolo che, a suo dire, non vuole imparare dalla Storia (e certo, se gli storici sono loro…) è totalmente sbagliato: la solita analogia tra Putin e Hitler, tra l’Ucraina e la Cecoslovacchia del 1938. Un confronto stiracchiato, fuori contesto, che serve soltanto da pretesto per giustificare il supporto italiano a Kiev in una guerra che non ci appartiene e che per noi dovrebbe avere la stessa importanza della fame in Africa: ci dispiace molto ma in fondo abbiamo ancora la pancia piena per preoccuparcene seriamente. Come diceva Carmelo Bene senza ipocrisia.
Galli della Loggia può forse spacciare questa lettura fantasiosa dalle colonne del Corriere, ma altrove avrebbe ben poca credibilità . Così come la retorica dei “dittatori guerrafondai e omicidi da fermare subitoâ€, a senso unico. Se non si riferisce a Netanyahu, alleato delle “grandi democrazieâ€, e se non vale per chi bombarda civili a Gaza senza alcuno scrupolo, allora non si capisce perché debba valere per Putin, che almeno ha fatto di tutto per limitare i danni collaterali sin dall’inizio del conflitto.
Se al popolo la guerra non piace, non si tratta di un “sentire elementare†ma piuttosto di un buon senso che manca a certi intellettuali cattedratici che solitamente durante le guerre perdono la voce ma non la pellaccia, contrariamente al popolo mandato a farsi ammazzare. La carne da cannone si chiamava un tempo.
Galli della Loggia ci dice che in questi casi la politica deve “spiegare come stanno realmente le coseâ€. Benissimo. Allora cominci la politica a spiegare come mai il vero problema per la nostra sovranità non è la Russia, ma la presenza di basi militari americane sul nostro territorio. Basi straniere, beninteso, ma non russe.
La politica, se vuole essere concreta, cominci a risolvere i problemi di casa nostra, poi potrà occuparsi di quelli lontani o persino immaginari.
Se un giorno la Russia dovesse prendersi l’Ucraina, o meglio, riportarla nella sua storica sfera d’influenza, non ci dichiarerà certo guerra, così come non l’ha fatto per settant’anni. L’idea che Putin sia pronto a invadere Roma è più figlia della propaganda che della Storia. Al massimo, potrebbe cercare di ristabilire un’influenza sull’Europa dell’Est, ipotesi peraltro remota. Ma una cosa è certa: né questo, né altro, ci libererà da quelle basi americane che restano saldamente sul nostro suolo, segno tangibile di una sovranità limitata.
Se il dito indica la base americana, solo lo sciocco o il servo guarda la Russia.
Infine, caro storico, se la politica dicesse la verità agli elettori farebbe prima a spararsi nei coglioni. La politica è segretezza che voi chiamate trasparenza sui giornali di merda
@@@
La politica seria dice la verità agli elettori,
non li compiace di Galli della Loggia
Nel 1938 un giovane sociologo che aveva appena fondato quello che ancora oggi è il maggiore istituto francese di sondaggi, l’Ifop, esordì chiedendo ai suoi concittadini se approvassero l’accordo di Monaco appena firmato, il quale – come si sa – dava in pratica il via libera alle mire di Hitler sulla Cecoslovacchia.
Risultato: ben il 57% rispose di approvare l’accordo, il 37% si dichiarò contrario, mentre il 6% non rispose. È abbastanza noto come andò a finire.
Si tratta all’incirca dello stesso risultato fornito da un sondaggio divulgato nei giorni scorsi, il quale ha chiesto agli italiani se approvano il disimpegno del nostro Paese dalla guerra in Ucraina, sia sotto forma d’invio di armi sia in qualsiasi altro modo. Risulta che la grande maggioranza è per il disimpegno.
Ma che cosa indica? Indica che alla gente comune la prospettiva della guerra non piace, che essa preferisce tenersene lontana. Si tratta di un modo di sentire elementare, naturale, probabilmente diffuso sempre e dappertutto.
La domanda, però, è: fino a che punto una qualunque decisione importante – ad esempio sul destino di un Paese – possa fondarsi esclusivamente su un tale modo di sentire? In altre parole, se esso renda di fatto inutile la politica.
Io penso proprio di no. La politica – quella vera, rappresentata da una vera classe dirigente, non da una congrega di dilettanti allo sbaraglio – serve innanzi tutto a spiegare come stanno realmente le cose, quali sono i veri termini di un problema, perché le cose stanno così e chi ne ha la responsabilità .
E infine serve a interrogarsi sui possibili rimedi, a farsi le domande giuste. Far credere, viceversa – come cercano di fare coloro i quali si fanno forti dei sondaggi – che la politica debba consistere principalmente nel fare “quello che pensa la genteâ€, è solo una pericolosa menzogna, anche se travestita da perfetta ortodossia democratica.
Ciò vale specie quando è questione di politica estera, e ancora di più quando è questione della pace e della guerra.
Ogni persona normale preferisce ovviamente la pace alla guerra. Ma ogni persona normale sa anche che da sempre esistono capi di governo che mirano a espandere il proprio potere a danno di Paesi vicini, che ricorrono all’intimidazione e alle minacce verso coloro che li contrastano, e che alla fine non esitano a far seguire alle minacce atti concreti, anche i più brutali.
Come, per l’appunto, da tre anni sta facendo in Ucraina Vladimir Putin con il suo esercito.
Come ho detto, la politica serve – o dovrebbe servire – a informarci per decidere che cosa conviene fare.
Ad esempio, a informarci chi sia Putin, a informarci circa la continua manipolazione della Costituzione russa che egli ha operato per conservare il potere; ovvero circa le idee reazionarie, imperialiste, revansciste, illiberali e clericali che ama professare, facendone la piattaforma ideologica del suo potere.
Ancora: a informarci circa la cerchia di grandi ladri di Stato di cui si circonda e che da lui dipendono; a darci notizia della menzogna continua a cui ricorre, dell’arma della corruzione con cui compra politici e media stranieri, degli assassinii a ripetizione di chiunque si opponga al suo potere, della catena di feroci aggressioni sterminatrici che conduce da anni contro quei Paesi stranieri che considera far parte della sfera d’influenza russa.
Il principale dovere dei politici non è spingerci alla pace o alla guerra: è informarci su ciò che essi per primi pensano riguardo alle questioni che costituiscono i veri aspetti decisivi a proposito della guerra o della pace.
Solo così, infatti, possiamo decidere con cognizione di causa sulla questione cruciale che – così come nel 1938 a proposito della Cecoslovacchia era:
“Possiamo fidarci di Adolf Hitler?†–
oggi a proposito dell’Ucraina è:
“Possiamo fidarci di Vladimir Putin?â€
Il che non vuol dire che se la risposta è “noâ€, allora dobbiamo unirci agli ucraini nel fare la guerra. Vuol dire che, se la risposta è “noâ€, allora non possiamo decentemente dissociarci dagli ucraini nel caso in cui anch’essi non si fidino di Putin; non possiamo dissociarci dagli ucraini quando essi – come accade oggi – prima di accettare qualsiasi proposta di pace vogliono vederci chiaro, prendere tutte le misure precauzionali del caso, ottenere tutte le garanzie possibili.
Perché tali garanzie sono necessarie anche a noi.
Infatti, se domani Putin – come ha già fatto tante altre volte – decidesse, dopo un eventuale successo in Ucraina, di mettere in moto un nuovo meccanismo di destabilizzazione, sovversione interna e invasione, ad esempio nei confronti della Moldavia, dell’Estonia o di qualche altro piccolo Paese baltico, che cosa faremmo noi allora?
Di nuovo il “vorrei ma non possoâ€, il “qui lo dico e qui lo negoâ€, il “sì, ma, vedremo†di questi mesi?
I dittatori guerrafondai e omicidi vanno fermati il prima possibile:
e chi cerca di farlo, immerso da tre anni nel fango e nel sangue, ha diritto almeno a tutto l’aiuto possibile da chi – come noi – invece sta in poltrona a godersi lo spettacolo in tv.
analisi di fase attualitÃ
Gli USA, ovvero il trionfo della religione dell’inganno e della soperchieria†Di Oronzo Mario Schenagli USA, ovvero il trionfo della religione dell’inganno e della soperchieriaâ€
Correva voce, in quel tempo, diciamo all’incirca una dozzina d’anni addietro, ovvero si era nell’anno 2012, che il monumentale albero “La Regina†avesse avuto un grave malore alla notizia d’essere stata assegnata nel mese di maggio, con tanto di firma ufficiale-istituzionale, a, nientepopodimenoche, Michelle Obama. Insomma al marito il Nobel per la pace, e lei, un olio pregiatissimo, eccola sbattuta in bottiglia con appiccicata la foto della First Lady degli Stati Uniti!
Michelle, ma Michelle chi? – pare avesse chiesto “La Reginaâ€. Ma sì, la First Lady degli Stati Uniti, quella signora impegnata allo spasimo nella campagna salutista “Let’s move!â€, affinché i giovani e giovanissimi americani crescessero in maniera più sana: “verdure, frutta, cibi naturali e attività fisica†– , le venne risposto.
Non si può escludere che sia stato il violento choc procurato dalla notizia dell’assegnazione onoraria a Michelle O. ad aver causato il dimezzamento della produzione di olive, di cui era di solito capace “La Regina†(quell’anno solo poco più di tre quintali raccolti). La foto di Michelle, poi finita appiccicata sulle bottiglie con dentro la spremitura delle sue pregiate olive, finì col dare il colpo di grazia all’ultramillenario ulivo: com’erastato possibile, proprio lei, “La Reginaâ€, un ulivomeraviglioso, iconizzata e scorbacchiata con tre parole “Nettare della Regina†e una foto (di Michelle), e tutto per salire un altro gradino verso l’equiparazione totale della finzione alla verità , attraverso un mirabile lavoro di confondimento di massa tra pace e guerra, tra olio extravergine e bombe!Â
Un confondimento di massa tra campagna salutista per i giovani americani (quelli della fascia “protettaâ€) a base di cibi naturali e attività fisica, e “campagne salutisteâ€, invece, si fa per dire, per i giovani libici, afghani, ecc. ecc.,ovvero per la carne da cannone, a base di droni, missili e bombardamenti, tutti quanti rigorosamente “naturaliâ€, a Denominazione d’Origine Controllata e Garantita, e … e non potrete mai sapere-capire quanto possano esserebenefiche le bombe e le coventrizzazioni delle città per una corretta attività fisica!
Correva poi voce che “La Regina†avesseaccarezzato a lungo il sogno d’essere un bel giorno “assegnata†a Giuseppe Di Vittorio; in fondo, per secoli, Lei aveva amorevolmente raccolto sulle Sue radici le lacrime e il sudore di braccianti e contadini, e quale assegnazionesarebbe mai stata simbolicamente più giusta di quella al bracciante-sindacalista di Cerignola?
Una volta accantonato il “sogno Di Vittorioâ€, negli ultimi anni, visti i tempi politicamente bui, pare che “La Regina†abbia sperato d’essere assegnata, almeno almeno, a un tal Sigismondo Castromediano. Questo Sigismondo non era certo figlio di braccianti, né mai aveva lavorato la terra, si trattava, infatti, d’una delle figure più illustri del patriziato di Terra d’Otranto, duca di Cavallino, solo a una manciata di chilometri da Vernole.
Però, però, però, questo Sigismondo, cioè questo duca Sigismondo C., aveva partecipato alla Settima Adunanza degli Scienziati italiani, tenutasi a Napoli nel 1845, con un lavoro sull’agricoltura e sulla pastorizia di Cavallino. Non solo, questo tal Sigismondo C., cioè duca Sigismondo C., era stato segretario del circolo patriottico salentino nel 1848-49, ed ebbe a pagare molto caro questo tradimento di classe. Fu infatti arrestato con un gruppo di patrioti leccesi,e condannato a trent’anni di carcere. Fu infinerinchiuso, con i ferri saldati alle caviglie, nelle segrete di Procida, di Montefusco e di Montesarchio.
Il carcere, però, non riuscì a piegare i suoi ideali liberali; anzi, convocato a Napoli per ordine di re Ferdinando, davanti al prefetto di polizia che lo lusingava dicendogli: “Signor duca, quanto cuore ha il re! Generoso e clemente, soffre per chi non gli chiede la grazia. Abbiate fiducia e chiedetegliela pur voiâ€.
Sigismondo Castromediano, impallidito per l’oltraggio, preferì rispondere: “Signori, io non supplico; se ho da supplicare, è di mandarmi al più presto a Montefusco, tra i compagni che vi lasciai†(Sigismondo Castromediano, Carceri e galere politiche. Memorie, Lecce R. Tipografia Editrice Salentina 1895, vol. II, p. 56).
E, una volta libero, quel tal Sigismondo C.,malgrado il dissesto “da carcere†del suo patrimonio ducale, ebbe a rifiutare sia l’indennizzo previsto dal potere garibaldino per i danneggiati politici meridionali, sia i sussidi e le liberalità del potere reale. Nel 1861-1865 fu pure deputato, ma per un secondo mandato non lo volle nessuno, e Sigismondo C. non recriminò, ma si dedicò all’organizzazione d’un museo archeologico tra i più importanti d’Italia.
Corse altresì voce che, dopo l’assegnazione onoraria a Michelle Obama, “La Regina†abbia cercato il conforto, nello stesso appezzamento di terreno, di altri due monumentali ulivi, “Il Re†e “Il Faraoneâ€, ambedue gravemente preoccupati per future assegnazioni onorarie. Pare inoltre che, al calar delle tenebre, si sia levato nelle campagne di Vernole come una geremiade a mille e più voci tutte trascinate dai tre ultrasecolari ulivi. È così che un accorato, straziante lamento, a metà strada tra un bisbigliar di rami e foglie e un quasi canto, prese a viaggiare tutte le notti nelle campagne di Vernole fino a far esplodere il cielo, quasi fossero fuochi artificiali. Qualche passante credetteaddirittura di riconoscere in quegli strani rumori-mormorii di rami e foglie il ripetersi ossessivo, cadenzato e puntuale d’un ritornello d’un paio di versi d’una nota canzone di Paolo Rossi: “… era meglio morire da piccoli, che vedere ‘sto schifo dagrandi …†(1).
Povera sventurata “La Reginaâ€, aveva fatto sogni di dignità troppo grandi! Va pur detto, inoltre, che in quel tempo in Italia, dalla destra, al centro, alla sinistra, erano tutti pazzi per amore … per gli Obama (una pazzia di vecchia data, dunque). Quelli di sinistra, sia la base elettorale, sia la “cremaâ€istituzionale e di partito, nel loro Pantheon ci tenevano, infatti, per lo più papi e cardinali (che, in verità , con Cesare non dovrebbero averci molto a che fare), e un “Di Vittorio†credono sia uno strano complemento di specificazione o, se pensano proprio a Lui, al Giuseppe di Cerignola, pensano a quel Lui che spaventerebbe tutti (per dirla in stile Bersani (2). Per “La Reginaâ€, dunque, anche un’assegnazione onoraria a Sigismondo Castromediano si rivelò un sogno irrealizzabile, perché Sigismondo C. sarà stato un patrizio, ma dalla schiena diritta, infine pure patriota e con dignità da vendere.
Povera sventurata “La Reginaâ€, non solo Di Vittorio, ma anche i valori del Risorgimento e i patrioti di quel tempo erano finiti all’indice e spaventavano (per ridirla in stile Bersani); e se pure quei richiami dovessero comparire ancora in qualche sortita liturgica (tipo 25 aprile) del Massimo Garante dei pochi resti dell’insepolto cadavere della nostra Costituzione, è forte il sospetto che possa trattarsi di formulazioni semantiche vuote, o di svolazzi aulici. Nient’altro, insomma, di un uso puramente retorico e ornamentale del passato, oppure, molto, molto più semplicemente, si trattava di pigliate a gabbo. In fondo in fondo in fondo, anche i Presidenti possono avere un debole per il giuoco e per le burle, e che diamine!
È un peccato, però, che la riscossa della dignità dell’asservita Italia non sia potuta ripartire dalle piante!
(dove si paragona la visione profetica alla presbiopia).
DANTE Â Inferno canto X:
«Noi veggiam, come quei c’ha mala luce,
le cose», disse, «che ne son lontano;
cotanto ancor ne splende il sommo duce.            102
Quando s’appressano o son, tutto è vano
nostro intelletto; e s’altri non ci apporta,
nulla sapem di vostro stato umano.                      105
Però comprender puoi che tutta morta
fia nostra conoscenza da quel punto
che del futuro fia chiusa la porta».                        Â
Primo maggio di festa oggi nel Viet-Nam e forse in tutto il mondo, primo maggio di morte oggi a casa mia ma forse mi confondo (Claudio Lolli)
NOTE
1)Paolo Rossi – Era Meglio Morire Da Piccoli (La Lista) (1994)–
https://www.youtube.com/watch?v=l1GWuIDEJBM;
2) https://www.youtube.com/watch?v=XoGRZB6Cfns– Claudio Lolli -primo maggio di festa in  VIETNAM;
2) Luigi Bersani (uno degli eredi di E. Berlinguer) ha indicato nel suo Pantheon Papa Giovanni XXIII, come un uomo che seppe operare “cambiamentiprofondi, ma sempre rassicurando“, mai seminando spavento!;
°°°°°
C’era una volta, “l’impero del beneâ€, ovvero l’impero degli USA, ma la cosa non sarebbe poi così certa, anzi potrebbe benissimo trattarsi d’una favola. Comunque proveremo a raccontarla grazie ad alcuni piccoli  stralci estratti da un libro di Nico Perrone:
-Tratto da “Obama –“il peso delle promesse†Edizioni Settecolori -2010 di Nico Perrone:
Una scelta da condannare
p.37 Proprio a proposito di simboli, resta Cuba a pesare. Simbolo negativo dell’America prima di Obama. Nei confronti di Cuba non è cambiato niente. L’embargo rimane. Pareva che ci fossero  delle buone intenzioni, ma il presidente Obama ha prolungato ancora, di un altro anno, la misura punitiva nei confronti del popolo cubano. Purtroppo questi atti gli stanno dando ragione. Era sembrato che Obama avesse una volontà diversa, ma la sua amministrazione – il segretario di stato Hillary Clinton, altri notabili – evidentemente non consentono questo passo. Al quale lo stesso Obama non sembra personalmente talmente determinato da sfidare le resistenze che ci sono all’interno dell’amministrazione americana. Seguendo la logica degli equilibri politici Obama lo si può capire. Ma per passare alla storia occorre ben altro. La riforma sanitaria è molto importante, ma il profilo internazionale dell’America, nelle situazioni più difficili e controverse, è il punto essenziale. Occorre coraggio, occorre la capacità di sviluppare e allargare il consenso su argomenti di grande respiro. Se non lo si fa, si può essere un buon presidente, migliore di altri. ma per passare alla storia, la politica estera è un punto irrinunciabile. Con questo non si vuole dire certamente che Cuba sia il problema chiave. Ma è un problema che ha caratterizzato gli Stati Uniti.
Questa scelta di Obama è da condannare. Egli che ha perso la prima possibilità di dare una svolta vera nei confronti di Cuba.
p.38 Palestina:
Un  nodo da sciogliere è Israele. Lì il nuovo presidente degli Stati Uniti d’America, Barack Hussein Obama II non può sbagliare. In America, il potere è condizionato per tradizione antica, da lobbies molto influenti. Quella finanziaria, quella militare; e quella ebraica che agisce come tale ma pesa anche attraverso le prime due. Si spiega perciò come un fattore di forte peso nelle decisioni dell’amministrazione americana sia esercitato, a livello diplomatico e politico, dallo stato d’Israele. Quest’ultimo, agendo anche dall’esterno degli Stati Uniti, è l’unico ad avere una influenza sostanziale sulla politica americana. Rispetto a Israele, si sono dimostrati sempre condiscendenti e talvolta parziali fino a consentire che la potenza regionale dello stato d’Israele si trasformasse in un punto di forza dell’intera politica internazionale.
Nella Palestina, questo ha avuto qualche conseguenza molto significativa, con ripercussioni molto al di là delle relazioni fra i due stati. Per esempio gli insediamenti ebraici inPalestina si sono potuti estendere sempre più e trasformarsi da tattici e temporanei, in annessioni territoriali di fatto, alterando completamente l’equilibrio dell’intera regione del Medio Oriente. La conseguenza è stata che gli antichi nativi della Palestina e i loro discendenti venissero trasformati in people, senza patria, senza terra, senza avvenire; con diritti assai limitati rispetto al potere degli occupanti israeliani. Fra i diritti perduti da buona parte della popolazione nativa, c’è quello della proprietà el suolo, che viene confiscato qualora i legittimi proprietari non siano in grado di farlo valere con la presenza: dalla quale essi sono spesso impediti dall’occupazione. Per non dire delle rappresaglie subite dai nativi congiunti di terroristi arabi o sospettati sostenere la resistenza. Questa evoluzione avvenuta nella occupazione de facto –al di fuori di qualsiasi fondamento giuridico – non era scritto i nessun accordo internazionale, in nessuna decisione delle Nazioni Unite. È stato imposto con la forza delle armi e sostenuta dalla diplomazia americana. Per contenerla le nazioni Unite hanno deliberato decisioni e raccomandazioni, ma queste sono state disattese, perché Israele ha potuto contare sul sostegno formale e sostanziale degli Stati Uniti. I Palestinesi non avevano alcuna forza per farle valere, se non quella della resistenza disperata, suicida e sanguinosa: ma priva di risultati. La loro resistenza è stata assunta anzi dagli occupanti israeliani come motivo per rappresaglie e per estendere – in nome della securety- le zone sottoposte alle occupazioni.
Giustificazioni formali per questa lunga escalationdi violenza e di terrore non ce ne sono. Il supporto sostanziale, più volte affermato nei fatti era contenuto in una logica di unilaterale securetydi Israele, invocata come supporto per il consolidamento degli interessi economici e strategici dell’occupante.
Ora non basta più affermare che Israele deve fermarsi nel costruire nuovi insediamenti, perché ne ha già costruiti numerosi in modo illegale. Basterebbe invece imporre a Israele l’obbligo di rispettare le risoluzioni delle Nazioni Unite, che si sono inutilmente susseguite per decenni e sono rimaste inosservate perché a sostenere lo stato ebraico c’erano principalmente gli Stati Uniti.
Un periodico influente, The New Yorker (29 marzo 2010), che sostiene Obama senza fargli mancare le critiche necessarie, in un articolo di Elizabeth Kolbert ha scritto che “molti americani giustificano la politica di Israele in termini di reminiscenze atavicheâ€. Perciò, persino quando gli americani “giustamente deplorano l’ingiustizia dell’occupazione e la guerra dello scorso anno a Gaza, mancano di riconoscere la complessità e la difficoltà di cercare di raggiungere una risoluzione del “problema“considerato che i palestinesi sono divisi in modo talmente rovinoso†che “tanti sostenitori israeliani della soluzione dei due stati, dopo Oslo, Camp David e Taba hanno disperato di trovare un accordo praticabileâ€.
Obama anche in queste divisioni trova utili ragioni per moderare le sue pressioni nei confronti di Israele, per limitare le sue condanne – peraltro moderate- ai casi di più odiosa prevaricazione israeliana nei confronti degli abitanti dei territori occupati. In tal modo, anche il riequilibrio della situazione nella Palestina – che era fra le promesse di Obama– non viene considerato un problema prioritario.
Moderate pressioni nei confronti di Israele
p.41- le ragioni del potere e della forza hanno fatto mettere da parte i diritti dei colonizzati palestinesi, con la stessa logica che per secoli aveva attraversato la cultura, la pratica militare e l’attività diplomatica dei paesi occidentali. In nome di un valore, quello della freedom, che veniva esportato a vantaggio dei colonizzatori conculcando i diritti degli altri. Il nodo è proprio lì. È un fatto di civiltà , che richiama gli stessi valori sui quali la civiltà moderna si è costruita, che sono unicamente valori di libertà dei commerci dei colonizzatori.
La formula originaria della liberazione era nata invece nell’illuminismo, che ha insegnato a coniugare, tutti insieme in un unico concetto liberté, egalité, fraternité, tre elementi il cui significato si falsa del tutto se non restano connessi tra loro. Ridotti alla sola liberté, non rivestono più un interesse generale e popolare, ma si riducono a uno slogan per lo sviluppo dei mercati. Non è casuale che la formula mutilata sia sostenuta in modo particolare dagli Stati Uniti. Quella formula politica, nella sua complessità di liberté, egalité, fraternité, era stata pronunciata la prima volta da Maximilien de Robespierre il 5 dicembre 1790, all’Assemblée Nationale di Parigi. Freedom, ossia la libertà isolata dal contesto della rivoluzione francese nel quale aveva acquistato ben altro segno, negli Stati Uniti è diventata invece una bandiera ideologico politica per dare predominio ai mercati e un ruolo dominante sulla vita politica. Essa rappresenta  quindi soltanto il diritto politico dei ceti possidenti.
Tutto questo è estraneo alla cultura e alla politica americana che si basano invece sulla freedom, la sola libertà . Col solo riferimento alla libertà , si sono costruiti i grandi stati imperialisti, il domino attraverso il colonialismo, il potere della finanzacome massimo riferimento economico e culturale.
Obama ha annunciato invece qualcosa di diverso, di molto più articolato. Ha indicato la strada per un umanesimo… Quando ha promesso un programma previdenziale che copra tutta la popolazione, e non più soltanto chi aveva potuto permettersela o l’aveva ottenuta in particolari rapporti di lavoro, egli indica la strada per realizzare il terzo elemento di quella formula d origine francese e di realizzazione europea. Indica la strada della fratellanza  e di una compiuta uguaglianza, almeno nelle situazioni difficili della vita.
D’altronde, qualcosa di assolutamente inedito per gli States è nella sua indicazione politica di rispettare.
Se Obama ce la farà a sciogliere veramente questo nodo, vorrà dire che si è reso padrone della strategia. Per vincere le elezioni può bastare una buona tattica. Per segnare un punto nella storia, occorre la strategia. Con la Palestina, Obama ci sta provando. Prima di lui, c’era stata invece propaganda e tattica: con risultati quasi nulli e grandi perdite umane.
(p. 94) Le sconfitte
Obama ha dichiarato che di guerre ne vuole tenere aperta una sola, fino all’inizio del ritiro nel luglio 2011 (il Sole 24 ore 2)/12/2009. È la guerra in Afghanistan. Ma non dice la verità , perché intanto tiene aperta anche a guerra in Iraq.
Non ha voluto riflettere su qualche dato molto significativo della storia americana: dopo la seconda guerra mondiale, gli Stati Uniti di guerre ne hanno fate parecchie. Un elemento semplificato senza tenere conto dei bombardamenti occasionali e scontri locali non assimilabili a guerre vere e proprie, deve tenere conto di queste voci:
Corea (1950-1953), Vietnam (1956-1975) Libia (1981-1986), Libano (1982-1984) Iran (1987-1988), Iraq (in varie riprese dal 1991, dal 1998, dal 2003), Somalia (1992-1994), Afghanistan (dal 2001). Diversa è la storia dei bombardamenti sulla popolazione civile nella guerra, non dichiarata, alla Jugoslavia (1998-99), che ha causato non meno di 2000 civili morti. L’effetto fu lo smembramento dello stato sovrano della Jugoslavia. Allora gli Stati Uniti anno avuto al loro fianco anche l’Italia (governo di Massimo D’Alema).
Di queste guerre gli Stati Uniti mi pare non ne abbiano vinta nessuna. Vinceranno – anzi vinceremo, perché anche l’Italia abbiamo visto che partecipa al conflitto – in Afghanistan? Vinceremo in Iraq, dove la guerra continua, anche con Obama?
(P. 108) Tuttavia  non si può trascurare che esiste un problema militare capace di pesare sulle scelte politiche. Le basi militari degli Stati Uniti all’estero sono oggi (al 2010) 737 e impiegano 456 mila militari americani dati della rivista Limes). Nessuno può nascondersi che una rapida conversione della politica americana che conducesse un vasto disimpegno militare, avrebbe conseguenze molto gravi sull’occupazione. Chi lavora nel maneggio delle armi, potrebbe trovarsi senza lavoro, a meno di un programma di riconversione di vaste dimensioni. Per il quale occorrerebbero mezzi finanziari ingenti: che oggi non sembrano disponibili. Potrebbe essere questo motivo a diluire nel tempo, speriamo non a fermare, il programma del presidente Obama.
Gli italiani si battono bene
Il generale S.McChrystal, comandante della coalizione della NATO in Afghanistan ha avuto parole lusinghiere per i nostri soldati: “Gli italiani si battono bene (Corriere della Sera 6 marzo 2010 pp. 1,5). Si battono è un’espressione che sinteticamente, ma con grande efficacia, indica il contenuto della missione italiana. Un apprezzamento dunque molto importante, venuto da un militare americano che di guerra se ne intende. Il Presidente della Repubblica Italiana, Giorgio  Napolitano, al quale la Costituzione assegna “il comando delle Forze armate†(art. 87) avrà potuto apprezzare quelle parole gridate nel titolo di prima pagina del Corriere della sera.Tuttavia chi sa se il Presidente Napolitano ha fatto caso all’art. 11 della medesima Costituzione, dove è scritto: “L’Italia ripudia la guerra come strumento di offesa alla libertà degli altri popoli e come mezzo di risoluzione delle controversie internazionaliâ€.(Probabilmente il Presidente non se n’è accorto,tutto preso com’era dall’invio dell’abbraccio commemorativo  a Giorgio Almirante nel centenario della nascita di costui!)
In relazione alle operazioni militari in corso (nel 2010) in Afghanistan, alle quali partecipa l’Italia, senza infingimenti parlano continuamente di “War in Afghanistan†condotta dalla Coalition NATO-ISAF, cui l’Italia sta partecipando con 3.160 militari (aprile 2010). E con un numero considerevole di caduti (24 dall’inizio al 19 maggio 2010) e un numero imprecisato di feriti. (…)
Il premio Nobel
Il 9 ottobre 2009 il comitato Oslo conferisce a Barack Obama il premio Nobel per la Pace. La motivazione contiene queste incredibili espressioni: “per il suo straordinario impegno per rafforzare la diplomazia internazionale e la collaborazione tra i popoliâ€.
Queste parole facevano riferimento al tentativo di Obama di ridurre gli arsenali nucleari e di intavolare un dialogo distensivo e costruttivo col Medio Oriente. Il riconoscimento, consistente in una medaglia, un diploma e un assegno di dieci milioni di corone (circa un milione di euro) è stato consegnato a Oslo il 10 dicembre 2009. “Solo assai raramente qualcuno è riuscito come Obama a catturare l’attenzione del mondo ea dare una speranza per un futuro miglioreâ€.
Le parole di ringraziamento di Obama alla consegna del premio Nobel, non si capisce se fossero imbarazzate o volutamente irreali. “Dire che la forza è a volte necessaria†, egli ha affermato, “non è un appello al cinismo, ma la presa d’atto della storia, delle imperfezioni dell’uomo, dei limiti della ragioneâ€. Obama sembrava quasi voler porre rimedio a qualche inconveniente. Per chiarirsi meglio, egli ha fatto riferimento a “una giusta guerra†come preparazione per “una giusta pace†( senza mostrare neppure originalità  perché parole simili si erano già sentite). Egli ha aggiunto infine, ai frettolosi si giurati del premio Nobel, che “il tema più profondo legato a questo premio è che io sia il comandante in capo di un paese impegnato in due guerre†(Corriere della sera 11 dicembre 2009).
Nonostante le motivazioni del comitato di Oslo, l’attribuzione del premio ad un presidente eletto da così poco tempo ha suscitato alcune polemiche. Secondo un sondaggio informale pubblicato dalla MSNBC il 62 per cento degli intervistati pensava che il premio fosse immeritato, mentre negli Stati Uniti numerose critiche sono state sollevate dai repubblicani e dalla stampa. Ma la reazione peggiore è stata l’ironia  che ha generalmente accompagnato quell’annuncio.
Senza dubbio questi episodi sanzionano il trionfo della religione dell’inganno e della soperchieria!
21 aprile 2025
Oronzo Mario Schena
analisi di fase attualitÃ
Los periódicos son perreras para perros, traduzione Carlos X Blanco
Conflitti&Strategie (GP)
Ahora está claro que la vida de un perro cuenta más que la de un niño palestino. Tanto es asà que uno de los principales periódicos italianos, el Corriere della Sera, considera noticia el regreso a casa del perro Billy, “secuestrado por Hamás†y traÃdo de vuelta por un soldado israelÃ. Mientras los civiles mueren bajo las bombas en Gaza, el periódico nos cuenta la conmovedora historia de un perro que regresa a casa en los brazos de un soldado que, tal vez, unos minutos antes, mató a un centenar de niños palestinos.
Es el mismo periódico en el que escriben editorialistas como Mieli, Galli della Loggia, Grasso, aquellos que desde hace años pretenden dar lecciones a los italianos sobre cultura, historia, polÃtica y moral. Sin embargo, al leer ciertos artÃculos, uno tiene la impresión de que pertenecen más a una perrera que a una redacción periodÃstica.
Detrás de este tipo de información están los grandes grupos industriales y financieros italianos, fieles servidores de Occidente. El Corriere es propiedad de RCS MediaGroup, controlado por Cairo Communication, Exor(es decir, la familia Agnelli), Unicredit y, en parte, también por gigantes financieros mundiales como BlackRock y Vanguard. No se trata pues de una información gratuita, sino de un producto de sistema, creado por empleados que responden ante responsables muy concretos.
La llamada “lÃnea editorial†es en realidad un auténtico “nombre de empresaâ€. Estas empresas son “fábricasâ€, o cadenas de montaje donde se ensamblan y distribuyen productos en forma de hechos, bien empaquetados para el mercado, como cualquier otro producto. Detrás de estas noticias casi siempre hay multinacionales, que luego las difunden a través de periódicos gemelos en los distintos paÃses del área de referencia. Por ejemplo, esta tonterÃa no llega a China, donde, irónicamente, los perros todavÃa lo comen con gusto.
El problema es que ya nadie compra periódicos. Pero estos productos siguen circulando, gracias a mil canales, televisiones, redes sociales, newsletters, publicidad, influencers, programas de entrevistas, todos, obviamente, de propiedad privada o vinculados a partidos estatales. Es una información que se impone, no se elige. No habla de libertad ni de democracia; o mejor dicho, la libertad y la democracia son sólo el envoltorio de estos productos cada vez más de mala calidad, que sólo buscan impulsar una versión de los hechos: la que es útil a quienes tienen los medios para invertir en ella.
Y asÃ, en medio de una masacre, el “periódico perruno†nos conmueve con la historia de un cuadrúpedo, artÃsticamente empaquetado, ignorando la tragedia humana que está ocurriendo. Luego son siempre los mismos periodistas, encaramados en las columnas de esta prensa llamada “autorizadaâ€, quienes deciden qué es verdad y qué no. Debord tenÃa razón: en nuestra sociedad, incluso lo verdadero es sólo un momento de lo falso.
“El periodismo, en lugar de ser un sacerdocio, se ha convertido en un instrumento para partidos; de instrumento, se ha convertido en comercio; y, como todo comercio, carece de fe y de ley. Todo periódico es una tienda donde se venden al público palabras del color que se necesita. Si existiera un periódico jorobado, demostrarÃa de la mañana a la noche la belleza, la bondad y la necesidad de los jorobados. Un periódico ya no está hecho para ilustrar, sino para adular opiniones. AsÃ, todos los periódicos serán, en un espacio de tiempo dado, viles, hipócritas, infames, mentirosos, asesinos; matarán ideas, sistemas, hombres, y por esa misma razón prosperarán. Tendrán las ventajas de todos los seres racionales: se cometerá el mal sin que nadie sea culpable… Napoleón dio la razón de este fenómeno moral o inmoral, como se quiera, con una frase sublime que le dictaron sus estudios sobre la Convención: los crÃmenes colectivos no los comete nadie.â€
(Honoré de Balzac)
http://www.conflittiestrategie.it/i-giornali-sono-canili
Traducción: CXB.
analisi di fase attualitÃ
I giornali sono canili
Ormai è evidente che la vita di un cane conti più di quella di un bambino palestinese. Al punto che uno dei principali quotidiani italiani, il Corriere della Sera, trova degno di notizia il ritorno a casa della cagnolina Billy, “rapita da Hamas†e riportata da un soldato israeliano. Mentre a Gaza muoiono civili sotto le bombe, il giornale ci racconta la commovente storia di un cane che torna in patria tra le braccia di un soldato che, magari, pochi minuti prima ha ucciso cento bambini palestinesi.
Questo è lo stesso giornale dove scrivono editorialisti come Mieli, Galli della Loggia, Grasso, quelli che da anni pretendono di dare lezioni agli italiani su cultura, storia, politica e morale. Eppure, leggendo certi articoli, si ha l’impressione che appartengano più a un canile che a una redazione giornalistica.
Dietro questo tipo di informazione ci sono i grandi gruppi industriali e finanziari italiani, fedeli servitori dell’Occidente. Il Corriere è di proprietà di RCS MediaGroup, controllata da Cairo Communication, Exor (cioè la famiglia Agnelli), Unicredit e, in parte, anche da giganti della finanza globale come BlackRock e Vanguard. Non si tratta quindi di un’informazione libera, ma di un prodotto di sistema, realizzato da dipendenti che rispondono a padroni ben precisi.
La cosiddetta “linea editoriale†è, in realtà , una vera e propria “ragione socialeâ€. Queste aziende sono “fattificiâ€, ovvero catene di montaggio dove si assemblano e distribuiscono prodotti sotto forma di fatti, ben confezionati per il mercato, proprio come qualsiasi altro bene. Dietro queste notizie ci sono quasi sempre multinazionali, che poi le diffondono tramite testate gemellate nei vari paesi dell’area di riferimento. Per esempio, queste scemenze non arrivano in Cina, dove i cani, ironia della sorte, li mangiano ancora con gusto.
Il punto è che i giornali non li compra più nessuno. Ma questi prodotti continuano a circolare, grazie a mille canali, TV, social, newsletter, pubblicità , influencer, talk show tutti, ovviamente, di proprietà privata o legati ai partiti di Stato. È un’informazione che si impone, non che si sceglie. Non parla di libertà o democrazia; o meglio, libertà e democrazia sono solo la confezione di questi prodotti, sempre più scadenti, che cercano soltanto di spingere una versione dei fatti: quella utile a chi ha i mezzi per investirci.
E così, nel bel mezzo di un massacro, il “giornale dei cani†ci commuove con la storia di un quadrupede, imballata ad arte, ignorando la tragedia umana che si consuma. Poi sono sempre gli stessi giornalisti, impancati sulle colonne di questa sedicente stampa “autorevoleâ€, a decidere cosa è vero e cosa no. Aveva ragione Debord, nella nostra società , anche il vero è solo un momento del falso.
“Il giornalismo, invece di essere un sacerdozio, è divenuto uno strumento per i partiti; da strumento si è fatto commercio; e, come tutti i commerci, è senza fede né legge. Ogni giornale è una bottega ove si vendono al pubblico parole del colore ch’egli richiede. Se esistesse un giornale dei gobbi, esso proverebbe dal mattino alla sera la bellezza, la bontà , la necessità dei gobbi. Un giornale non è più fatto per illuminare, bensì per blandire le opinioni. Così, tutti i giornali saranno, in un dato spazio di tempo, vili, ipocriti, infami, bugiardi, assassini; uccideranno le idee, i sistemi, gli uomini, e perciò stesso saranno fiorenti. Essi avranno i vantaggi di tutti gli esseri ragionevoli: il male sarà fatto senza che alcuno ne sia colpevole… Napoleone ha dato la ragione di questo fenomeno morale o immorale, come più vi piaccia, con una frase sublime che gli hanno dettato i suoi studi sulla Convenzione: i delitti collettivi non impegnano nessuno.â€
(Honoré de Balzac)
analisi di fase attualitÃ
Nuestro Goebbels, Traducción: Carlos X. Blanco
Conflitti&Strategie (GP)
Uno de los errores más comunes tanto entre los partidarios del progresismo como entre los del conservadurismo, dos posiciones que hoy tienden a converger en una forma de reaccionarismo común, es la idea de que la modernidad representa siempre un paso adelante respecto del pasado. Los primeros llevan conceptos hasta extremos que los segundos preservan acrÃticamente. Al fin y al cabo, todo conservadurismo no es más que la conservación de un progresismo anterior, que alguien querrá después esculpir en mármol como si fuera un busto de César.
Ambas visiones, sin embargo, evitan cuestionar los conceptos que se han vuelto dominantes en el debate público, por más a menudo exagerados, distorsionados o incluso, paradójicos que puedan ser. Pero no es asà como se juzga la historia. Cada época tiene su propio ritmo, sus propias razones y sus propios errores, y debe entenderse de forma relativa, nunca absoluta. El hecho de que hoy gocemos, por ejemplo, de mayor libertad en las costumbres no implica que nuestra sociedad sea automáticamente mejor que las anteriores, donde los hábitos eran quizá más rÃgidos, pero también más estables. Cada época pasa por transformaciones, tensiones, conflictos y ambigüedades, sin que esto justifique jerarquÃas morales entre distintas épocas.
De hecho, la actual obsesión por los derechos, a menudo los más improbables y autorreferenciales, no representa en absoluto un objetivo de justicia adquirida. Por el contrario, la proliferación descontrolada de derechos tiende a producir efectos perversos: se superponen, se neutralizan, se contradicen y acaban limitando las libertades reales. Si, por ejemplo, me niegan el derecho a hablar porque alguien se siente ofendido por lo que digo, tal vez hubiera sido preferible haber tenido una época en que la gente no tuviera miedo de ofenderse mutuamente, sin saberlo, con cada palabra que pudiera convertirse en un caso judicial o en un pretexto para la represión en nombre del respeto a alguna minorÃa imaginaria apoyada por todo el sistema.
El sistema que protege a las minorÃas es algo que literalmente te hace sonreÃr y, de alguna manera, hay algo en todo ello que no encaja. En este nuevo escenario, tal vez prosperen los abogados y los censores en nombre de la democracia, pero todos los demás pierden, incluidos aquellos que hoy se declaran perturbados hasta por un aliento fuera de lugar. Lo mismo ocurre con la polÃtica. Hemos sido educados para condenar las ideologÃas totalitarias que marcaron la Europa del siglo XX. Nos han dicho muchas veces que nuestros abuelos tomaron decisiones equivocadas al unirse al fascismo, al nazismo o al bolchevismo. Y sobre estas ideologÃas acabaron prevaleciendo, al menos formalmente, la libertad, la democracia y el respeto mutuo. Pero ésta es sólo la verdad de los vencedores que proclaman haber aprendido de la historia y ser ahora inmunes al riesgo de repetir los mismos errores. Y, sin embargo, la historia nos enseña que nadie repite exactamente los mismos errores, sino que simplemente comete otros nuevos, a menudo incluso más graves. Está sucediendo ahora mismo ante nuestros ojos. Occidente, convencido de su inmunidad moral, se ha embarcado en una nueva cruzada ideológica, demonizando a sus enemigos con un fervor que recuerda ciertas formas de racismo del pasado. La generación actual legitima sus obsesiones con todo tipo de justificaciones y el resultado parece obvio: un nuevo frente se vislumbra en el horizonte y una vez más la gente volverá a masacrarse entre sà con brutal ferocidad. Nos hacen creer que ciertos horrores no pueden volver a ocurrir porque pensamos que hemos aprendido de los que ya sucedieron. Pero ese no es el caso. Como advertÃa el filósofo Rensi, no aprendemos nada de la historia y ésta es precisamente la fuerza del proceso histórico. Cuanto más hablamos de la memoria, más olvidamos. Erigimos monumentos al recuerdo, pero los adaptamos a las necesidades del presente, transformándolos en instrumentos de poder y justificación de odios radicales.
Los vencedores del mañana nos juzgarán. Y si un dÃa se liberan de nuestra “corrección polÃtica”, juzgándola reliquia de una época decadente e hipócrita, nos verán exactamente como hoy vemos a los italianos que marcharon sobre Roma, a los alemanes que siguieron a Hitler o a los soviéticos que aplaudieron a Stalin. Es incluso probable que, si la democracia y el liberalismo se desmoronaran, quienes salieran revalorizados serÃan sus antiguos oponentes, despreciados y estigmatizados como seres inmundos. En verdad, algunos nostálgicos ya lo hacen. Pero me gustarÃa ver cuál de nuestros polÃticos, que hablan del bárbaro expansionismo ruso, no se enorgullece cuando habla del Imperio Romano. Aquellos Césares estaban bien, estos no (quod erat demonstrandum).
Después de todo, la democracia no coincide con el poder del pueblo, ni el derecho a votar garantiza mayor libertad que una aclamación colectiva o una revolución que derroque un orden consolidado. Toda época tiende a juzgarse a sà misma con indulgencia, al menos por parte de quienes la dominan. Se culpa a los vencidos, se seleccionan recuerdos funcionales, se romantiza un pasado que nunca pasó porque nunca llegó, salvo como reconstrucción más o menos arbitraria de los acontecimientos. Sin embargo, hay pensadores capaces de juzgar más allá de su tiempo, basando sus reflexiones en supuestos universales, válidos en todas las épocas. Debemos confiar en ellos si realmente queremos comprender nuestro tiempo. Sólo asà podremos escapar del dominio de las evaluaciones extemporáneas impuestas por los acontecimientos actuales, por los académicos antihistóricos y por sus objetivos inmediatos.
Las sociedades cambian de forma, pero no de naturaleza. Los sÃmbolos, los lenguajes y las excusas cambian, pero el hombre sigue siendo maestro en el arte de la autoabsolución incluso cuando comete atrocidades peores que las del pasado. Digamos algunos que sean fácilmente comprobables incluso en los crÃmenes de nuestros dÃas. Algunos paÃses son hoy culpables de crÃmenes aún más graves que los cometidos por el nazismo. Como entonces, la prensa y la historiografÃa están a menudo al servicio del poder y encubren sus propias fechorÃas exagerando las de los demás. Véase Gaza. Tenemos nuestros Goebbels, pero los llamamos expertos imparciales. De esta manera, los crÃmenes se convierten en efectos secundarios veniales de intervenciones humanitarias para exportar valores universales. Nuestro Goebbels…
http://www.conflittiestrategie.it/i-nostri-goebbels
Traducción: Carlos X. Blanco.
analisi di fase attualitÃ
Aires de Guerra di Carlos X. Blanco
Soplan aires de guerra. Azufre y hedor de cadáver es lo que trae el viento. También, como se dirÃa en la narración de El Señor de los Anillos de J.R.R. Tolkien, se columbrannegros nubarrones y lejanos fuegos que cierran el azul del cielo europeo. Las estrellas se apagan.
El capitalismo tardÃo resolverá su crisis, como augura Lazzarato en el artÃculo, “Ãrmate para salvar en capitalismoâ€(https://socialismomultipolaridad.blogspot.com/2025/04/armate-para-salvar-el-capitalismo.html), con una nueva guerra. “La guerra finalâ€, dicen algunos. El potencial nuclear, asà como la temible tecnologÃa militar convencional, hacen pensar que esta puede ser la Gran Guerra, la III Guerra Mundial, la contienda que arrasará definitivamente Europa. No será mañana, pero puede estarya en el horizonte. Y los pueblos no reaccionan. Nadie grita para decir “¡que paren!â€
Que llegue el mal a tal extremo, ya lo veremos. Pero el hecho palpable de que el continente nuestro ya está sembrado de cadáveres, esto justamente, ya lo estamos viendo hoy (cientos de miles de muertos ucranianos y rusos, por no mencionar a los mercenarios extranjeros).
Porque siempre es Europa el escenario central de la Gran Masacre que está por venir. La Tierra Media (Mitteleuropa) es el corazón de las batallas por el dominio de Eurasia: un amplio espacio entre la frontera franco-alemana y la rusa. Europa, sometida al poder yanqui desde 1945, desea librar una guerra que no puede librar. Obedece a un amo, “eligiendo†entre su propia destrucción y su propia destrucción, es decir: forzada por un amo que la pretende aniquilar porque le sale caro mantenerla. Europafue “liberada†del monstruo nacionalsocialista, el Saurondel siglo pasado, para acabar siendo colonia, desde entonces hasta hoy, de otro monstruo. Salió del “mundo-Auschwitz†y entró en el “mundo-Hiroshimaâ€.
Europa pagó caro su guerra civil de 1914-1945, la guerra civil entre Imperios. Ahora quiere devenir ariete de otro monstruo: el monstruo del capitalismo imperialista y neoliberal angloamericano, contra Rusia.
Europa, hoy devastada en la guerra 1914-1944 (el paréntesis de 1918-1939 fue la prolongación de la guerra por otros medios), es una precaria unión de muchos pueblos que sigue con la bota de los norteamericanos encima. O campo de batalla, o ariete contra Rusia. Quieren que entremos en esta perversa alternativa.
Los estrategas de la administración americana saben que una alianza entre Europa y Rusia es el fin de ladominación mundial yanqui. La Federación Rusa, que es también, a todos los efectos parte de Europa, podrÃa habernos salvado. Si Rusia coexistiera unida a Europa, o al menos en paz comercial y amistosa los demás paÃses del subcontinente, asà como en paz y alianza con las grandes potencias asiáticas (unión euroasiática), podrÃa relegar a los EEUU al papel de potencia “provincialâ€. Un poder yanqui mucho más autocentrado (la supuesta “ideologÃa Trumpâ€, de la cual no me fÃo) que controlarÃa la parte central y meridional del Nuevo Mundo (con ambiciones hacia Groelandia y el Canal de Panamá, mostrada por esteTrump del segundo mandato). PoderÃo provincial (“América para los americanos) que, a su vez, se verÃa comprometido ante una Hispanidad real en términos geopolÃticos.
Por cierto, esta Hispanidad no es real en términos geopolÃticos porque los yanquis ya se han cuidado suficientemente de sembrar cizaña en las clases polÃticas de los paÃses hispano-luso-hablantes. Es fácil, en nuestros paÃses, llenar las aulas y las cabezas hueras con teorÃas indigenistas y leyendas negras contra la Hispanidad. Despotrican estas clases polÃticas contra España, un paÃs prostituido y decadente, y corren, sin embargo a lamerle “por detrás†al presidente americano. Asà de fácil es controlar el patio trasero americano hispano-luso-hablante, entre un golpe de estado y otro.
En esta Tierra Media europea vivÃamos pueblos diversos, no siempre bien avenidos, dotados de equilibrios precarios “westfalianosâ€, pero coexistiendo siempre con lazos comunes innegables. El capitalismo imperialista, desde el último tercio del XIX, fomentó entre nosotros los europeos los peores resortes nacionalistas y supremacistas. Nadie como Lenin vio con tanta claridad ni nadie describió con mayor precisión el fenómeno del Imperialismo y su consecuencia: millones de cadáveres de europeos.
Las tesis de Imperialismo, fase superior del capitalismo(1916), una de las obras maestras de Lenin, siguen siendo apropiadas para el dÃa de hoy. Si acaso, cabe indicar ahorael matiz de que no son las naciones imperialistas los únicos agentes estratégicos (por emplear los términos de Gianfranco La Grassa), sino que también juegan un enorme papel toda una amplia gama de agentesestratégicos no estatales, ni nacionales, que pugnan entre sà en diversos planos, dentro de los estados y a través de los estados. Fundaciones, corporaciones, monopolios, oligopolios, iglesias, oenegés, etc., son unidades de acción estratégica que atraviesan “trascendentalmente†a los estados nacionales, instrumentalizándolos a su vez. Los estados son unidades polÃticas que por su parte son creadas e instrumentalizadas por lobbies más o menos ocultos, grupos financieros, etc. que no siempre ni principalmenteactúan bajo una lógica estatal o nacional, agentes que hacen y deshacen los propios estados y emprenden bloques de alianzas a niveles diversos. Las contradicciones irresolubles de tipo económico (la imposible evitación de la caÃda de la tasa de ganancia) se entreveran con los conflictos estratégicos de los más diversos agentes.
El principal agente agresor e imperialista, de tipo estatal, está representado por los Estados Unidos. Ningún agente estratégico con protagonismo mundial está tan presente en el mundo por medio de bases militares, flotas, y programas de cretinización universal de las masas de los paÃses donde ellos ejercen control y hegemonÃa.
La propia Unión Europea fue una creación de los EEUU en gran medida (https://infoposta.com.ar/notas/14039/la-ue-fue-una-creaci%C3%B3n-de-los-estados-unidos/). La estrategia siempre es la misma: primero, la destrucciónbélica; acto seguido, la reconstrucción. Ambas fases implican creación de plusvalÃa a favor de ciertos sectores industriales, a costa de la destrucción masiva de bienes (capital muerto o congelado). Al poner el contador a cero, tras una destrucción masiva, se renuevan las expectativas de nueva creación de plusvalÃa y se frena la caÃda tendencial de la tasa de ganancia.
Siguiendo una lógica inexorable, pero criminal, el capitalismo no puede reproducirse sino a costa de la vida: cuando la vida humana es explotable, de ella, como fuerza de trabajo, se obtiene la plusvalÃa. Cuando la vida humana es mercantilizable, antes y más allá de su empleo en la producción, como está ocurriendo en las nuevas formas de esclavitud y comercialización de cuerpos humanos: la industria “trans†–vide los trabajos de Jennifer Bilek-, los úteros de alquiler, el comercio de órganos, y demás horrores del llamado transhumanismo, el capitalismo sigue su curso a costa de lo natural y de lo humano. Cuando el capitalismo decide poner el contador a cero, realizar un gran “reseteoâ€, ello se debe a una crisis gigantesca de realización. Son fases (y ahora nos estamos metiendo de lleno en una de ellas) en las cuales las grandes finanzas deben remodelar el planeta entero y a sus habitantes.
Se suele decir que el capitalismo es intrÃnsecamente genocida. Es cierto, pero insuficiente. La dinámica del imperialismo, que en el análisis clásico de sus primeros momentos (Lenin, Hilferding) implicaba el control de los bancos sobre las empresas, la organización financiera de la producción de las potencias, ávidas por exportar capitales y practicar un neocolonialismo económico (más que militar, territorial y administrativo), para repartirse el mundo, conllevaba altas dosis de genocidio: las resistencias indÃgenas frente a los imperialistas suponÃapara los pueblos su muerte, la destrucción.
Los grandes monopolios y oligopolios se asocian de diversas maneras para un mejor y mayor saqueo del mundo, pero ya desde el principio compiten entre sÃ. No hay solo una “lucha de clasesâ€, ni esta es, en modo alguno, el verdadero motor de la Historia. El motor de la Historia son las acciones de los agentes estratégicos que compiten y se alÃan entre sà en distintos momentos. El mundo fue organizado en colonias y neocolonias (estas últimas en la fase imperialista del capital financiero), y los millones de muertos caÃdos en los campos de Europa fueron vidas humanas sacrificadas para que los imperios capitalistas “no dejaran de perderâ€.
Cada vez que se agita una bandera nacionalista-imperial, como la que agitó Zelensky engañado por americanos y británicos, y como la vuelven a agitar polacos, alemanes, bálticos, escandinavos y otros perrillos falderos occidentales de la OTAN, el pueblo deberÃa recordar quién la está agitando realmente. Un imperio que no es, precisamente, un imperio con base nacional llamado a realizar una “misión históricaâ€. Esa patraña, en estos tiempos nihilistas, ya solo puede engañar a un tonto de remate. Las unidades polÃticas estatales y sus proclamas nacionalistas son hoy los juguetes o las armas, según sea el caso a tratar (en EEUU o Alemania son armas del imperialismo económico y sus agentes, aunque muy insuficientes ante Rusia; en España, ni siquiera hablamos de arma, es un juguete y además, roto).
El nacionalismo imperial resucitado en la Europa occidental, contando con los antecedentes que ya sabemos (las dos guerras mundiales anteriores, o si se quiere la “guerra civil†europea del 14 al 45) está a punto de prender la mecha. Sabemos de manera sobrada que las carnicerÃas se organizaron no por choques ideológicos o incompatibilidades culturales, sino azuzadas por agentes estratégicos que en aquel tiempo eran agentes monopolistas, financieros e imperialistas, sujetos con poder de decisión que orientaron a los grandes estados capitalistas a la destrucción recÃproca, para poder pasar de una multipolaridad a una estricta unipolaridad.
La Anglosfera se impuso finalmente en la mitad de Europa en 1945, una Anglosfera renovada: los británicos hubieron de pasar a un segundo plano, complementario (pero siempre criminal) del verdadero agente imperialista hegemónico, los EEUU. La reconstrucción de la Tierra Media, especÃficamente de Alemania, solo podÃa llevarse a cabo al precio de su subordinación como potencia manufacturera-tecnológica controlada y, literalmente, ocupada, por los EEUU. Pero la situación ya ha cambiado radicalmente. La capacidad productiva de Alemania ha bajado mucho, y sus empresas solo nominalmente se puede decir que sean alemanas: son corporaciones penetradas completamente por el capital de los “Big Threeâ€, que en gran parte son activos financieros judaico-anglosajones (véanse los trabajos de Andrés Piqueras, https://andrespiqueras.com/)
Cuando leemos en la prensa que “Alemania se prepara para la guerra contra Rusiaâ€, se nos quiere hacer pensar en un estado westfaliano (independientemente del belicismo prusiano o nacionalsocialista del pasado) que se debe proteger ante un “Oso†enorme y amenazante, arrastrándonos a nosotros, sus siervos y periferias. Ni Alemania ni ningún otro estado europeo, con sus ejércitos de juguete, está actuando ya como una unidad polÃtica dotada de verdadera autonomÃa estratégica ante posibles “amenazasâ€. Cuando el lector lea “Alemaniaâ€, “Franciaâ€, y demás, incluso cuando lea “EEUU†debe saber reconocer la ideologÃa y la propaganda con las cuales se quiere encubrir y justificar la sorda (y siniestra) lucha entre capitalistas, lucha –por cierto- de la cual están excluidos los proletarios y las clases campesinas y medias de nuestra parte del mundo. Nunca el “pueblo†vivió de manera tan desorganizada e ignorante ante la carnicerÃa que se está planeando para él y contra él. No somos ya un “nosotros†nacional. Es la guerra de las élites para “no dejar de perderâ€. Elites asesinas. Nunca hemos caminado al filo del abismo, con los ojos vendados y guiados por idiotas y ciegos. Nunca como ahora.
El pueblo está siendo despojado de todo cuanto habÃa ido conquistando durante dos siglos de revoluciones, barricadas, sufrimiento y abnegación. Despojado de educación y sanidad de calidad. Despojado de la posibilidad de casarse y procrear. Despojado de la opción a tener vivienda en propiedad. Ya no hay proletariado, con las deslocalizaciones y la terciarización de la economÃa europea (sector “Servicios), generándose –en su lugar- un subproletariado, nutrido en gran parte por los emigrantes. El trabajo de los extranjeros, asà como el de los nativos subproletarizados, es poco proclive a la unión sindical. Es precario y poco resistente ante las tensiones a las que les somete el capital. Están desunidos, incluso culturalmente. Estos trabajadores carecen de oportunidades fÃsicas y comunicacionales a la hora de formar asambleas y adoptar decálogos de acción conjunta.
De otra parte, la clase media vive un proceso de aniquilación. El control de los grandes bancos sobre empresas y estados (fase monopolista a lo Hilferding) dio paso a un control monopolÃstico más global y sofisticado, en el que interactúan otros agentes estratégicos financiadores (grandes grupos financieros, las propias corporaciones multinacionales y transnacionales, los propios estados) en medio de los cuales los bancos son solo una parte y un instrumento. El capital monopolista (Baran y Sweezy) hace y deshace los pueblos, las naciones, las fronteras y, con los actuales desarrollos tecnológicos (las GAFAM, el “capitalismo de la vigilanciaâ€), es capaz de moldear al hombre mismo, lo que da pábulo a las especulaciones (distópicas) de un futuro transhumanista. El 1% ultrarrico repartirá cada vez menos pastel a una clase media menguante, que hasta ayer les ayudaba a encaramarse en la cúspide. Un clase media que descenderá a la parte baja de la pirámide, pues ya no es necesaria a la superélite, engrosando ese 99% de personas mÃseras, en grado variable. En ese 99%, las diferencias vendrán marcadas en los aspectos más básicos de la existencia animal: poder comer o no comer, ser considerado “cosa†o “animal humanoâ€, etc.. Habrá una enorme masa humana que pueda ser “prescindibleâ€. El modelo que el fascismo sionista (el de Trump-Netanyahu) ejercido a ojos de todo el mundo: despejar un paÃs entero de sus habitantes, para llevar a cabo una operación urbanÃstico-especulativa.
Los 50.000 palestinos asesinados por la Entidad Sionista, o los dos millones de personas susceptibles de ser deportados, “trasladados†como quien retira cascotes de un solar arruinado, antes de alzar hoteles y chalets, repiten esquemas conocidos en la Historia. Modelo Auschwitz-Modelo Hiroshima: siempre está detrás el imperialismo.
El Imperialismo del siglo XXI es la fase superior de la guerra contra el género humano. El destino de esos miles o millones masacrados es el destino que a ti, que lees estas lÃneas, te aguarda.
analisi di fase attualitÃ
I nostri Goebbels
Uno degli errori più frequenti sia tra i sostenitori del progressismo sia tra quelli del conservatorismo, due posizioni che oggi tendono a convergere in una forma di comune reazionarismo, è l’idea che la modernità rappresenti sempre un passo avanti rispetto al passato. I primi estremizzano concetti che i secondi conservano in modo acritico, dopotutto ogni conservatorismo non è altro che la conservazione di un precedente progressismo che successivamente qualcuno vorrà marmorizzare come un busto di Cesare. Entrambe le visioni, però, evitano di mettere in discussione i concetti ormai dominanti nel dibattito pubblico, per quanto spesso esasperati, deformati o persino paradossali. Ma non è così che si giudica la storia. Ogni epoca ha il proprio ritmo, le proprie ragioni e i propri errori, e andrebbe compresa in modo relativo, mai assoluto. Il fatto che oggi si goda, ad esempio, di una maggiore libertà nei costumi non implica che la nostra società sia automaticamente migliore di quelle precedenti, dove le abitudini erano forse più rigide, ma anche più stabili. Ogni tempo attraversa trasformazioni, tensioni, conflitti e ambiguità , senza che ciò giustifichi gerarchie morali tra epoche diverse.
Anzi, l’attuale ossessione per i diritti, spesso i più improbabili e autoreferenziali non rappresenta affatto un traguardo di acquisita giustizia. Al contrario, la proliferazione incontrollata di diritti tende a produrre effetti perversi, questi si sovrappongono, si neutralizzano, si contraddicono, finendo per limitare le libertà reali. Se, per esempio, il mio diritto alla parola viene negato perché qualcuno si sente offeso da ciò che dico, forse era preferibile un tempo in cui non si temeva di offendersi a vicenda, inconsapevolmente, con ogni parola che poteva diventare un caso giudiziario o un pretesto per repressioni in nome del rispetto di qualche minoranza immaginaria sostenuta però da tutto il sistema. Il sistema che tutela le minoranze è qualcosa che fa letteralmente sorridere e qualquadra non cosa. In questo nuovo scenario, forse, prosperano gli avvocati e censori in nome della democrazia, ma ci perdono tutti gli altri, inclusi coloro che oggi si dichiarano turbati persino da un respiro fuori posto. Lo stesso vale per la politica. Siamo stati educati a condannare le ideologie totalitarie che hanno segnato il Novecento europeo. Ci è stato più volte detto che i nostri nonni fecero scelte sbagliate, aderendo al fascismo, al nazismo o al bolscevismo. E su queste ideologie ha infine prevalso, almeno formalmente, la libertà , la democrazia, il rispetto reciproco. Ma questa è solo la verità dei vincitori che proclama di aver imparato dalla storia e di essere ormai immune dal rischio di ripetere gli stessi errori. E invece la storia ci insegna che nessuno ripete mai esattamente gli stessi sbagli, semplicemente, se ne commettono di nuovi, spesso anche più gravi. Sta accadendo proprio ora sotto i nostri occhi. L’Occidente, convinto della propria immunità morale, ha intrapreso una nuova crociata ideologica, demonizzando i propri nemici con un fervore che richiama alla mente certe forme di razzismo del passato. La generazione attuale legittima le proprie ossessioni con ogni sorta di giustificazione e l’esito appare scontato, una nuova linea del fronte si profila all’orizzonte, e ancora una volta i popoli torneranno a massacrarsi con ferocia brutale. Siamo indotti a credere che certi orrori non possano più accadere perché pensiamo di aver appreso da quelli già accaduti. Ma non è così. Come ammoniva il filosofo Rensi, dalla storia non si impara nulla ed è proprio questa la forza del processo storico. Più parliamo di memoria, più dimentichiamo. Innalziamo monumenti al ricordo, ma li pieghiamo alle esigenze del presente, trasformandoli in strumenti di potere e giustificazione per odi radicali.
Il giudizio su di noi lo daranno i vincitori di domani. E se un giorno si libereranno del nostro “politicamente correttoâ€, giudicandolo il relitto di un’epoca decadente e ipocrita, ci vedranno esattamente come noi oggi vediamo gli italiani che marciavano su Roma, i tedeschi che seguivano Hitler, o i sovietici che applaudivano Stalin. È persino probabile che, se democrazia e liberalismo dovessero sfaldarsi, saranno proprio i loro antichi oppositori, disprezzati e stigmatizzati come esseri immondi, a essere rivalutati. Per la verità , qualche nostalgico già lo fa. Ma vorrei vedere chi tra i nostri politici che blaterano di barbarico espansionismo russo, non gonfia il petto quando parla di Impero Romano. Quei Cesari andavano bene, eventualmente questi no. CVD.
Del resto, la democrazia non coincide con il potere del popolo, né il diritto di voto garantisce maggiore libertà rispetto a un’acclamazione collettiva o a una rivoluzione che rovescia un ordine consolidato. Ogni epoca tende a giudicarsi con indulgenza, almeno da parte di chi la domina. Si scaricano le colpe sui vinti, si selezionano ricordi funzionali, si romanticizza un passato che non è mai passato perché non è nemmeno mai venuto se non come ricostruzione più o meno arbitraria degli eventi. Eppure, esistono pensatori capaci di giudicare oltre il proprio tempo, fondando le loro riflessioni su presupposti universali, validi in ogni epoca. A loro dobbiamo affidarci, se vogliamo davvero comprendere il nostro tempo. Solo così potremo sottrarci al dominio delle valutazioni estemporanee imposte dalla cronaca, dagli accademici antistorici e dai loro obiettivi immediati. Le società cambiano forma, ma non natura mutano simboli, linguaggi e scusanti, ma l’uomo resta maestro nell’arte di autoassolversi anche quando commette atrocità peggiori di quelle del passato. Diciamone qualcuna facilmente verificabile anche nei crimini dei nostri giorni. Alcuni Paesi oggi si macchiano di colpe persino più gravi di quelle commesse dal nazismo. Come allora, stampa e storiografia sono spesso al servizio del potere e coprono le proprie malefatte esagerando quelle altrui. Vedi Gaza. Abbiamo i nostri Goebbels che però chiamiamo esperti imparziali. Così i crimini diventano veniali effetti collaterali di interventi umanitari per esportare valori universali. I nostri.
analisi di fase attualitÃ
“Anche se voi vi credete assolti siete lo stesso coinvolti† (Fabrizio De André) di Oronzo Mario Schena
Mattarella ricorda Calipari “Non esaurienti spiegazioni sulla sua morteâ€
4 Marzo 2025
ROMA (ITALPRESS) – “Nel giorno del ventesimo anniversario dell’uccisione di Nicola Calipari, la Repubblica rende onore al sacrificio di un valoroso dirigente del Servizio per le informazioni e la sicurezza militare, che ha perso la vita in una difficile missione a Baghdad, conclusa con il salvataggio di un’italiana rapita. E’ questo un giorno di memoria e raccoglimento, in cui desidero esprimere anzitutto i sentimenti più intensi di vicinanza alla famiglia e a quanti hanno operato con Calipari e gli sono stati vicini. Servitore dello Stato, quando venne colpito a morte, portava in salvo la giornalista Giuliana Sgrena, in quella che era l’ennesima missione compiuta per il recupero di connazionaliâ€. Lo afferma il presidente della Repubblica, Sergio Mattarella, in occasione del 20° anniversario della scomparsa di Nicola Calipari.
“Se le spiegazioni delle circostanze che hanno causato la sua morte permangono tuttora non esaurienti, risalta, invece, la generosità estrema di Calipari che alla scarica di proiettili ha fatto scudo con il proprio corpo per sottrarre al rischio la persona che era riuscito a liberare – aggiunge Mattarella -. Un gesto di eroismo, iscritto nella storia della Repubblicaâ€.
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Sì, è vero, agli USA tutto è permesso, loro sono l’impero del bene, ed è così che Guantanamo e Abu Ghraib, rigonfie di innocenti racimolati a caso, oppure offertisi volontari (?), trasmutano in luoghi estatici, a nascondere nefandezze illimitate di uno Stato criminale, specialista in stragi, rapimenti, sparizioni e torture, in modo rigorosamente extra giudiziale. Il tutto nascosto ben bene sotto il mantello narcotizzante di un grande Paese democratico … per finta s’intende!
Chissà se il Presidente Mattarella è al corrente, almeno dopo vent’anni, e altrettanti anniversari, magari dopo aver visto al cinema “Il Nibbio†di Tonda, dell’avversione americana per le trattative con i terroristi condotte da altri! povero Nicola Calipari!
Il P.d.R. Sergio Mattarella rappresenta comunque un sublime, rarissimo esemplare di coraggio davvero inspiegabile e incomprensibile, per essere riuscito a rendere onore a Nicola Calipari, nel giorno del ventesimo anniversario della sua uccisione. Chiedere forse alle istituzioni di recitare un “mea culpa� un mea maxima culpa? Ma non scherziamo, neppure l’ammissione d’un minimum di culpa! In fondo la verità non esiste. O meglio la verità è un non luogo, una metafora dello stato e della democrazia italiana e non solo italiana. Parola di chi ha mandato in frantumi l’art. 11 della Costituzione. La verità è un non luogo dove tutto si annebbia e si confonde. E poi è risaputo che i processi servono a tutto meno che ad accertare la verità . Ci sarà forse un Presidente di troppo?
Invano si sfoglierà l’album delle “figurine presidenziali†alla ricerca di un Presidente con il coraggio tanto smisurato da permettergli di insultare, anche dopo 20 anni, la memoria dell’eroe Nicola Calipari, definendo “tuttora non esaurienti†le spiegazioni delle circostanze che causarono la sua morte! Ma il P.d.R. Mattarella è proprio sicuro di voler coprire la vergogna istituzionale italiana con quella coperta troppo corta, con quel: “permangono tuttora non esaurienti�
Ma siamo proprio sicuri che l’unico sparatore sia stato il soldato Lozano? Ci vuole infatti un grande coraggio presidenziale, nonché una gran bella faccia bronzea per archiviare sotto la categoria del “non esauriente†anche l’assoluzione del Lozano con l’espediente del difetto di giurisdizione, e servono altresì quantità industriali di mala fede per l’accettazione del citato espediente.
Neppure il film “Il Nibbio†2025 diretto da Alessandro Tonda è riuscito a dare una giustizia postuma ai fatti accaduti. Sono troppe le cose appena appena accennate nel film. Pure qualche mezzo colpevole, forse anche solo un ottavo di colpevole si sarebbe potuto individuare. Insomma sarebbe bastato leggere il bel libro del procuratore Erminio Amelio, quanto meno per porre in luce alcuni interrogativi dotati di un minimo di buon senso, non fosse che per addolcire quell’amarezza che si trova incisa indelebilmente nelle ultime righe del libro del procuratore: “avevamo un’esigenza di verità e di giustizia.
Non siamo riusciti a soddisfarle: dottor Nicola Calipari, ingiustizia è fatta!
Non sapremo mai, dunque, se a formare il diverso convincimento istituzionale sia stato determinante l’avvenuto mutamento politico al vertice della Presidenza del Consiglio dei Ministri tra il momento in cui c’è stata la costituzione di parte civile, il 2 novembre 2006 davanti al giudice dell’udienza preliminare, e l’udienza del 18 giugno 2008 davanti ai giudici della Corte di Cassazione. Adesso a difendere il ricorso del mio ufficio e a rivendicare strenuamente, la giurisdizione italiana chiedendo l’annullamento della sentenza della Corte di Assise che l’ha negata, sono rimasti solo i legali delle Parti private, gli avvocati che difendono i familiari di Nicola Calipari e Giuliana Sgrena.
Le parti pubbliche, con percorsi diversi, si sono sfilate, il Procuratore Generale ha chiesto il rigetto dei ricorsi e l’Avvocatura dello Stato si è rimessa alla decisione della Corte; ora rimane solo il nostro ricorso, quello predisposto dal Pubblico Ministero che ha condotto l’indagine.
Ancora una volta Calipari e Sgrena sono soli come in quella maledetta sera a Baghdad da dove tutto ha avuto inizio.
Gli interventi degli avvocati di parte civile sono appassionati, con dotte argomentazioni giuridiche smontano le motivazioni dei giudici di primo grado e concludono chiedendo che la Corte di Cassazione accolga i ricorsi, annulli la sentenza e consenta la celebrazione del processo nel merito davanti ad altra sezione della Corte di Assise di Roma.
La Corte non è vincolata alla richiesta delle parti quindi neanche a quella del Procuratore Generale.
Il linguaggio umano non parla sempre e soltanto di ciò di cui parla la parte inconscia di esso, per quanto vasta la si debba metaforicamente immaginare: “vi sono più cose in cielo e sulla terra di quante non ne sogni il vostro inconscioâ€, potremmo dire parafrasando Amleto; non in cielo forse, ma certamente sulla terra; non cose di cui l’inconscio non possa a suo modo sognare forse, ma cose la cui realtà certamente non si esaurisce nel suo sogno.
Invece, è più che lecito supporre che il linguaggio umano parli, se non sempre e soltanto, spessissimo e anche come parla per eccellenza la parte inconscia di esso.
°°°°°
Quanto segue è tratto dal libro del procuratore Erminio Amelio (Ed. Rubbettino 2012):
Non ci sarà nessun processo in Italia nei confronti del soldato americano Mario Lozano imputato per l’omicidio del dottor Nicola Calipari.
Lo ha stabilito la Corte di Cassazione che ha confermato la carenza di giurisdizione italiana: sono le ore 18 del 19/6/2008.
(da p. 285):Le sentenze dei giudici devono essere rispettate, qualunque sia l’esito del processo e le motivazioni che l’hanno concluso.
Il rispetto che si deve alle sentenze non impedisce (non deve impedire) di poter dissentire dalle stesse quando non si condividono le argomentazioni che hanno determinato i giudici a emettere quella decisione.
Si tratta di una manifestazione della libertà di pensiero irrinunciabile, dell’insopprimibile esercizio del diritto di critica, che non incidendo, a un punto di vista processuale, sulla sentenza della Corte di legittimità essendo la stessa immodificabile, può contribuire, però, a migliorare i termini del dibattito su argomenti delicati e di notevole importanza.
Dalla sentenza che ha definito il processo per l’omicidio del dottor Nicola Calipari statuendo la carenza della giurisdizione italiana, si può, e si deve, dissentire giuridicamente.
I motivi di dissenso, ovviamente, non costituiscono motivo di impugnazione – non ammesso dall’ordinamento contro le sentenza della Cassazione – ma sono esclusivamente una ragionata valutazione critica, e di parte, che può essere un ulteriore contributo utile a comprendere la vicenda al di là dell’aspetto strettamente giudiziario, il quale, per sua natura, soffrendo di limiti, a esso connaturali e perciò in una certa misura ineliminabili, scuramente non ha (non può avere) i crisma dell’infallibilità .
La sentenza della Corte di Cassazione può essere divisa, dal punto di vista della struttura in due parti: la prima con la quale i giudici, aderendo ai motivi di ricorso formulati dal Pubblico Ministero non hanno riconosciuto giuridicamente corretto l’operato della Corte di Assise in relazione alla norma consuetudinaria applicata al caso concreto (la legge della Bandiera e i SOFAs); la seconda con la quale i giudici hanno confermato l’esistenza della carenza di giurisdizione applicando la norma consuetudinaria del principio dell’immunità funzionale “ristrettaâ€, l’operatività della quale non è esclusa nel caso dell’omicidio del dottor Nicola Calipari, non essendo questo qualificabile come crimine di guerra, unica eccezione idonea a disapplicare il principio consuetudinario.
Si concorda pienamente con i giudici della Cassazione nelle conclusioni contenute nella prima parte della sentenza.
Quello che non convince della decisione della Corte è, invece, la motivazione con la quale è stata confermata la carenza di giurisdizione.
Sono almeno due le argomentazioni contenute nella sentenza della Corte di Cassazione che non possono essere condivise.
Esse riguardano, da un lato, la pretesa sussistenza di una norma consuetudinaria che afferma un principio generale di immunità funzionale ristretta e, dall’altro, la negazione che la condotta del soldato Lozano possa costituire un’ipotesi di crimine di guerra e, come tale, essere un’eccezione al citato principio consuetudinario.
Sul primo punto è da rilevare che il diritto internazionale prevede che alcuni soggetti (capi di Stato e di governo, ministri, agenti diplomatici) sono immuni dalla giurisdizione penale degli Stati stranieri per condotte che costituiscono esercizio delle loro alte funzioni e per il prestigio connaturale a esse. Si tratta di un principio consuetudinario che non è in discussione.
Al di fuori di tali categorie, e con l’estensione operata a favore dei rappresentanti consolari e degli equipaggi delle navi da guerra in territorio straniero, nessun altro soggetto può godere dell’immunità funzionale con la conseguenza che le condotte poste in essere, nell’esercizio delle loro funzioni da soggetti non rientranti in tali categorie, sono disciplinate dagli Accordi, bilaterali o multilaterali, stipulati fra le parti contraenti.
Ciò consente di affermare (anche se il principio non può dirsi pacifico) che non esiste in materia penale una consuetudine internazionale avene carattere generale che attribuisca l’immunità funzionale a tutti gli organi dello Stato, ivi compreso il personale militare.
La consuetudine invocata dalla Corte di Cassazione, sostenuta da una parte minoritaria degli studiosi, non solo non è stata mai recepita dagli Stati in espressa norma di legge, ma non ha avuto neanche l’avallo delle pronunce delle Corti e dei Tribunali, se si eccettuano poche sentenze straniere, peraltro non sovrapponibili al caso di specie.
Nella materia che ci occupa, l’atteggiamento degli Stati si è andato progressivamente attestando su una linea di segno contrario a quello indicato dalla Corte di Cassazione al punto da poter dire che è ormai prassi consolidata da parte degli Stati di regolamentare con specifici Accordi (i SOFAs) l’esercizio della giurisdizione sulle forze militari straniere. Proprio il ricorso alla stipula di SOFAs da parte degli Stati per disciplinare la protezione di alcune categorie di soggetti, e in special modo i militari, dimostra che la consuetudine indicata dalla Corte non esiste perché in caso contrario sarebbe superflua la stipula del SOFA per affermare una tutela ridondante.
Ma non sono solo gli Accordi a essere predisposti per evitare possibili conflitti; l’Italia, infatti, con riferimento all’impiego dei propri militari nelle forze multinazionali di pace, ha emanato apposite leggi il cui contenuto è opposto a quello della consuetudine che la Corte di Cassazione ha individuato e ritenuto essere norma regolatrice della giurisdizione.
Tutte le leggi italiane che hanno autorizzato l’impiego della missione militare in Iraq      sono caratterizzate infatti dalla previsione della punibilità della condotta dello straniero che commetta un reato a danno dello Stato italiano (la prima legge è del 2003 ed è stata poi reiterata dal Parlamento ogni anno nell’ambito dell’autorizzazione al finanziamento delle operazioni all’estero delle nostre Forze armate).
In tal modo lungi dal voler abdicare alla nostra giurisdizione penale, è stata prevista con legge una riserva di giurisdizione passiva esclusiva a conoscere di tali delitti attribuita al giudice ordinario (non militare) italiano e precisamente al Tribunale di Roma, con conseguente competenza a investigare della Procura della Repubblica di Roma.
Calipari in Iraq era un organo dello Stato italiano che agiva sia per la tutela di un interesse supremo dello Stato sia per proteggere una cittadina illecitamente sequestrata. L’azione contro Calipari è stata contro lo Stato italiano che ha subito un grave danno: la perdita del numero due dei Servizi Segreti.
(…)Il problema che i giudici di legittimità dovevano risolvere era se il soldato Mario Luis Lozano sparando contro dei civili estranei al conflitto armato (tali erano senza alcun dubbio Calipari, Carpani e Sgrena), avesse commesso o meno un crimine di guerra.
Per i giudici supremi non si è trattato di un crimine di guerra perché tali sono solo le “violazioni gravi†del diritto umanitario dei conflitti armati a tutela della vita e integrità fisica in particolare della popolazione civile, come previsto dalle Convenzioni di Ginevra.
(…)nella vicenda dell’omicidio del dottor Calipari e del ferimento di Andrea Carpani e della giornalista Giuliana Sgrena l’oggetto del giudizio era (doveva essere) se Mario Luis Lozano sparando contro civili inermi avesse commesso almeno una violazione seria delle norme che proteggono i civili e, quindi, un crimine di guerra nella sua accezione ampia.
La Corte di Cassazione si è espressa in senso negativo incorrendo in un errore nella definizione di crimine di guerra con la sottocategoria di infrazione grave del diritto umanitario dei conflitti armati.
I giudici hanno affermato che crimine di guerra è solo quello che integra infrazione grave del diritto umanitario dei conflitti armati.
Tale assimilazione non era possibile in quanto quella delle infrazioni gravi è una categoria più ristretta che erroneamente è stata elevata a categoria generale.
In ogni caso va rilevato che valutare se la condotta di Lozano fosse da ritenere o meno crimine di guerra, in ognuna delle due accezioni richiamate, era un giudizio di merito e come tale di competenza esclusiva della Corte di Assise, che nell’esaminare tutte le prove avrebbe potuto valutare compiutamente l’accaduto, cosa che non è stato possibile fare per essersi limitato quel giudizio alla fase preliminare.
Secondo il ragionamento della Corte:
-se un militare (il Lozano), sparando ripetute raffiche di arma da guerra contro una vettura in transito, uccide un civile e attenta alla vita di altri due civili che si trovano con il primo non è un episodio qualificabile come crimine internazionale (violazione grave) perché si tratta di un fatto isolato e individuale, né esso è qualificabile come atto odioso e inumano contro civili.
-Viceversa sono grave breaches e quindi crimini di guerra, sia il caso in cui un militare spara contro un ambulanza e uccide le persone (civili) che sono all’interno e (non sapendo quante persone potevano esserci), sia quello in cui i soldati sparano contro un hotel e uccidono dei giornalisti che ivi avevano preso alloggio e stavano lavorando.
Non si è capito altresì perché la vicenda della dimensione storico fattuale dell’episodio sia stata determinante nell’escludere la sussistenza del crimine di guerra o di crimine internazionale, quando la Cassazione non poteva e non doveva procedere a un’analisi del fatto, e pur volendosi cimentare in tale valutazione non era nelle condizioni di farlo efficacemente in quanto i giudici non avevano la disponibilità degli atti di indagine, indispensabili per valutare esaustivamente il fatto.
Nonostante non avessero la disponibilità degli atti di indagine, i giudici di legittimità hanno affermato che la vettura era in avvicinamento veloce al posto di blocco – tipico accertamento di merito – e da ciò hanno arguito che il soldato Lozano poteva esercitare il volume di fuoco contro la vettura in avvicinamento per difendere la postazione.
Sulla base di quali elementi i giudici della Cassazione hanno potuto sostenere tale circostanza non è dato sapere, e ciò non è di poco momento se si considera che tale circostanza è stata utilizzata per dimostrare quella particolare dimensione storico fattuale dell’episodio che ha indotto il collegio giudicante a dare una particolare connotazione all’episodio tanto da escluderlo dal novero di quelli le cui modalità di attuazione rientrano nella categoria dei crimini di guerra.
Quali sono stati gli elementi convincenti che hanno indotto la Corte di Cassazione a ritenere fondata la versione americana dell’elevata velocità della macchina? Perché non è stata data prevalenza alla ricostruzione della commissione italiana?
L’accettazione della versione americana, verosimilmente è stata un atto di fiducia che i giudici di legittimità hanno fatto verso la sentenza della Corte di Assise che si era espressa in modo analogo, anch’essa senza avere la disponibilità dei documenti e delle testimonianze che avrebbero potuto confermare o smentire la ricostruzione.
L’accertamento dell’effettiva velocità della vettura era uno degli elementi fondamentali per la ricostruzione della vicenda e tale elemento poteva acquisirsi solo attraverso un’indagine di merito sentendo le testimonianze dei protagonisti del fatto: il maggiore Andrea Carpani, che era alla guida della vettura e la giornalista Giuliana Sgrena che era uno dei due passeggeri.
Loro erano gli unici testimoni attendibili in grado di indicare, meglio di chiunque altro, anche con sufficiente approssimazione, l’andatura reale della vettura al momento in cui si stava avvicinando al posto di blocco, peraltro neanche segnalato.
Le testimonianze di Giuliana Sgrena e di Andrea Carpani non è stato possibile assumerle in assenza di un dibattimento e, quindi, il dato della velocità non è stato possibile accertarlo da parte dei collegi giudicanti, mentre era stato acquisito in sede di indagine preliminare dal Pubblico Ministero ed era stato conosciuto dal giudice per l’udienza preliminare.
La velocità della vettura era stata indicata dai testi Carpani e Sgrena nell’ordine di 40/50 km/h, mentre dagli atti della commissione di inchiesta americana (il cui elaborato comunque non era nella disponibilità della Corte che sia lo specialista Lozano che il Domangue percepirono la velocità della vettura essere superiore a 50 miglia (ed essere più elevata di qualsiasi altro veicolo quella sera).
Il rapporto tra le due unità di misura fa sì che secondo i soldati americani l’andatura della vettura guidata da Carpani era stata almeno di 80,5 km/h; a tale andatura, però, Carpani non avrebbe mai potuto viaggiare in quanto realisticamente incompatibile con la situazione ambientale particolarmente accidentata dalla presenza di numerose barriere jersey poco distanti una dall’altra e su entrambi i lati della carreggiata, dalla presenza di numerose pozzanghere e dal pericolo della presenza di ordigni esplosivi ai lati della strada e dall’essere questa realizzata in conglomerato cementizio che per le sue caratteristiche, non consente di viaggiare ad andatura sostenuta o veloce.
In sostanza in un processo nel quale si deve accertare la verità al di là di ogni ragionevole dubbio, entrambe le Corti hanno dato valenza positiva alle percezioni di coloro che, stanchi e stressati secondo la Corte, vedevano avvicinarsi una vettura e che sarebbero stati in grado di stabilirne, anche al buio e con il cattivo tempo, la velocità , piuttosto che alle dichiarazioni di coloro che erano a bordo della vettura, uno dei quali alla guida.
Quello che il processo avrebbe reso immediatamente evidente era una verità semplice. Nicola Calipari, così come nessuno pensa che egli possa aver agito avventatamente, frettolosamente, per portare in salvo Giuliana Sgrena, scegliendo la via sbagliata, non comunicando alle autorità americane la ragione della sua presenza e della sua azione.
Quello che il processo avrebbe reso immediatamente evidente era una verità semplice: Nicola Calipari aveva agito nel miglior modo possibile, con il più alto senso del dovere e al massimo delle capacità professionali, solo operando in tal modo era sicuro di poter salvare una vita umana, che era il fine che si era prefissato fin dall’inizio della trattativa. E ciò ha dimostrato fino all’ultimo, quando cioè, in una situazione disperata ha dovuto scegliere se proteggere se stesso o l’ostaggio appena liberato e non ha avuto dubbi che la tutela della vita di Giuliana Sgrena era il suo compito, anche se poteva essere l’ultimo.
Altri soldati americani, con la loro negligenza nell’istituire il posto di blocco, con la loro imperizia, agendo in violazione delle regole minimali che presidiavano l’operazione di controllo che stavano svolgendo, hanno tolto ingiustamente e violentemente, la vita a Nicola Calipari e hanno rischiato di uccidere anche Andrea Carpani e Giuliana Sgrena che si trovavano con lui all’interno della vettura fatta oggetto di una pioggia di fuoco.
Le autorità americane presenti a Bagdad erano a conoscenza, da diverso tempo, che Nicola Calipari sarebbe arrivato a Bagdad con una propria squadra per liberare Giuliana Sgrena.
Nonostante tutti i possibili cavilli e le questioni che si vogliano frapporre su tale circostanza, è certo che la presenza dei servizi segreti italiani, e del suo numero uno operativo, in quel momento n Iraq, non poteva che essere giustificato da un unico interesse, quello di salvare la vita alla nostra connazionale Giuliana Sgrena.
Noi come ufficio del Pubblico Ministero avevamo chiesto un accertamento processuale sull’omicidio di Nicola Calipari, in contraddittorio con l’altro protagonista, il soldato Mario Luis Lozano, per capire le ragioni del suo operato, sapere degli ordini che gli erano stati impartiti, da chi questi ordini fossero stati emanati e per quale ragione; i motivi per i quali ancora quel posto di blocco era fermo da un’ora e mezza in un punto pericolosissimo che aveva esposto i soldati a potenziali attacchi, sapere da Lozano perché non diede gli avvertimenti previsti dalle regole di ingaggio, perché non furono accese preventivamente le luci, perché sparò immediatamente contro una macchina che si avvicinava lentamente e senza dare sospetti.
Gli Stati Uniti hanno rifiutato qualsiasi tipo di collaborazione con l’autorità giudiziaria italiana, si sono trincerati dietro i risultati di una commissione tecnica le cui conclusioni non sono assolutamente accettabili perché in contrasto con il reale svolgersi dei fatti.
Dall’analisi della commissione d’inchiesta americana emerge che Calipari e Carpani avrebbero agito addirittura in maniera imprudente, sfidando ogni rischio e pericolo, evitando di chiedere l’aiuto degli americani che, padroni del territorio, controllavano ogni movimento.
La ricostruzione americana è un’attribuzione di colpa a Calipari e Carpani, quasi fosse da considerare la loro una colpevole azione suicidiaria.
Ma noi tutti sappiamo che così non è.
La verità è che l’Italia, e Nicola Calipari, non avrebbero mai potuto chiedere l’aiuto e la collaborazione delle forze americane per liberare Giuliana Sgrena
La tesi diversa sostenuta dalla commissione tecnica americana è inconsistente ed è stata costruita per sminuire l’operato della nostra intelligence e, soprattutto, per tenere indenni da responsabilità i soldati americani del posto di blocco e forse non solo loro.
Una richiesta di cooperazione eventualmente formulata da Nicola Calipari o dalle autorità politiche italiane sarebbe stata rifiutata dagli americani che avrebbero anche ostacolato ogni attività italiana in territorio iracheno e ciò in quanto contrari a qualsiasi forma di trattativa con i sequestratori.
È stata la conosciuta, perché più volte pubblicamente dichiarata, posizione di assoluta intransigenza delle autorità americane verso qualsivoglia forma di trattativa che ha impedito, o reso impossibile, richiedere loro una forma di collaborazione operativa sul “campo†e ciò nonostante le informazioni alle stesse autorità fornite, circa le scelte operative decise da uno stato sovrano come l’Italia.
La tesi della commissione americana è da respingere.
Contro questa ricostruzione in pochi hanno fatto sentire la propria voce, pochi hanno preso posizione, sia al momento della consegna della relazione, sia successivamente alle sentenze, e fra essi, certamente, non vi sono state voci istituzionali forti e chiare.
No si è sentita neanche l’esigenza di chiedere l’istituzione di una commissione internazionale indipendente che accertasse l’accaduto.
Che Nicola Calipari in questa come in tante altre occasioni, a Baghdad come in altri posti del mondo, abbia agito con altissima professionalità , con prudenza, con senso del dovere è un dato di fatto che nessuna commissione d’inchiesta americana potrà mai, anche minimamente, mettere in dubbio.
Forse è proprio per queste sue doti professionali, oltre che umane, da sempre e da tutti riconosciutegli, che si è cerco di mettere in dubbio la correttezza del suo operato, per sminuire quest’ultimo suo gesto che era tropo grande ance per chi in una notte buia e fredda di Baghdad lo ha fermato scaricandogli contro decine di proiettili.
Non siamo riusciti a restituire a Nicola Calipari la dignità del suo operato.
Quello che è successo è una sconfitta per lo Stato, la società civile, per tutti noi che per farci perdonare dalla notte del 4 marzo 2005 lo chiamiamo eroe.
Sbagliando e facendogli ancora torto.
L’assoluto silenzio e la mancata collaborazione alle richieste di rogatoria da parte degli Stati Uniti hanno impedito d’accertare completamente il fatto.
(dall’ultima di copertina):Questa sentenza riduce la vicenda a un fatto e a un dolore strettamente privato (…) Non possiamo chiedere giustizia su quello che il popolo italiano ha definito un eroe e non abbiamo la possibilità di giudicare chi ha ucciso mio marito, al quale lo Stato italiano ha dato la medaglia d’oro al valor militare. Forse dovrei rinunciare a questa medaglia. (Rosa Calipari).
17 /04/2025