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#conflitti #strategie
analisi di fase attualitÃ
El bufón ucraniano, Traducción de Carlos X. BlancoÂ
Gianni Petrosillo (Conflitti&Strategie)
Hay paÃses vibrantes y activos, gobernados por gente seria, y hay paÃses decadentes, gobernados por una auténtica ruina polÃtica. Cuando Mario Draghi, como primer ministro no electo (eso dicen, pero no es que los funcionarios electos siempre sean mejores; de hecho, suelen ser los mismos), nos ofreció la oportunidad de elegir entre el aire acondicionado y la paz, deberÃa haber habido una revuelta general. No me refiero a la gente, sino a aquellos sectores del Estado que habrÃan tenido que enfrentarse a los otros grupos que apoyaron su llegada al poder, permitiendo asà tal devastación nacional.
Hoy en dÃa, no se puede presentar como una mente iluminada a alguien que, tras haber dicho semejante disparate y haber afirmado que las sanciones derrumbarÃan a Rusia, ahora, tras ser desenmascarado como mentiroso en virtud de los acontecimientos, también nos da una lección sobre una Europa que no cuenta. Zelenski, el bufón, es el reflejo de las clases dirigentes que lo apoyan.
Al fin y al cabo, no podÃa ser de otra manera: un payaso que actúa siempre corresponde a todo un circo que lo contiene.
Está claro que Putin (o, mejor dicho, los rusos a quienes representa) jamás podrán negociar con un comediante, un criminal ni con sus agentes extranjeros. Llegados a este punto, la única solución para romper el impasse es destituir a Zelenski y nombrar a otro presidente con quien puedan negociar, haciendo concesiones mutuas, que nunca serán proporcionadas, para que todos puedan salvar las apariencias. La historia nos lo enseña. Quienes pierden y abandonan la guerra ceden algo y reciben a cambio el fin de las hostilidades, al menos las más evidentes. Los rusos saben que no deben humillar a los paÃses; los gobiernos cambian, las situaciones cambian, y algún dÃa será necesario restablecer relaciones menos tensas con los que vendrán. Desde luego, no les preocupa humillar a los actuales lÃderes europeos, que pronto pasarán a la historia como objeto de burla y que ya han hecho bastante para desacreditarse.
No veo otra solución a esta guerra. Ucrania, independientemente de cualquier mutilación territorial (lo cual no serÃa el fin del mundo, ya que el mapa europeo ha tenido fronteras cambiantes durante siglos), no puede evitar volver a la órbita de Rusia, y los europeos y sus amos estadounidenses tendrán que aceptarlo, como ha sucedido durante décadas. Cuanto antes Zelenski y su séquito abandonen la escena, antes podremos sentarnos a la mesa y encontrar soluciones realistas, que en tiempos de agitación como los nuestros serán, en cualquier caso, temporales. PodrÃan ocurrir cosas aún más graves pasado mañana, pero ya habrá tiempo para abordarlas.
La caÃda de los tÃteres no será indolora para los titiriteros que hasta ahora han presentado al Pisellonio ucraniano como el héroe europeo. Pero con la desaparición del bufón de la corte, incluso los lÃderes de la UE y los gobiernos que lo financiaron se verán obligados, en aras de la dignidad, a dar un paso atrás. Una vez que el payaso se vaya, se irán los payasos y punto.
Esto también es necesario para elevar el nivel de nuestra escena polÃtica, porque si el mundo está en ebullición, no se puede confiar en un técnico de aire acondicionado ni en armeros incapaces de siquiera calcular cuándo van a la guerra con los culos de otros.
http://www.conflittiestrategie.it/pisellonio-ducraina
analisi di fase attualitÃ
Pisellonio d’Ucraina
Esistono Paesi vivi e attivi, governati da gente seria, ed esistono Paesi decadenti, gestiti da autentiche rovine politiche. Quando Mario Draghi, da premier non eletto (si dice così, ma non è che gli eletti siano poi sempre migliori, anzi spesso si equivalgono), ci offriva l’opportunità di scegliere tra il condizionatore e la pace, ci sarebbe dovuta essere una sollevazione generale. Non dico del popolo, ma di quei settori dello Stato che avrebbero dovuto scontrarsi con gli altri gruppi dello stesso i quali avevano assecondato la sua discesa in campo, consentendo un tale scempio nazionale.
Non si può oggi presentare come una mente illuminata un individuo che, dopo aver detto simili sciocchezze e dopo aver sostenuto che con le sanzioni la Russia sarebbe crollata, ora, dopo essere stato sbugiardato dagli eventi, ci impartisce pure la lezioncina sull’Europa che non conta nulla. Zelensky, il buffone, è lo specchio delle classi dirigenti che lo sostengono. Del resto, non potrebbe essere diversamente, a un pagliaccio che si esibisce corrisponde sempre un intero circo che lo contiene.
È chiaro che Putin (o, meglio, i russi di cui è rappresentante) non potranno mai trattare con un comico criminale da strapazzo e con i suoi agenti stranieri. A questo punto l’unica soluzione per uscire dall’impasse è la rimozione di Zelensky e l’individuazione di un altro Presidente, con cui si possa trattare facendosi qualche concessione reciproca, che non sarà mai proporzionata, così che tutti possano salvare la faccia. È la storia che lo insegna. Chi perde ed esce dalla guerra cede qualcosa e riceve in cambio la fine delle ostilità , almeno quelle più evidenti. I russi sanno che non devono umiliare i Paesi, i governi cambiano, le situazioni pure, e un domani occorrerà ristabilire rapporti meno tesi con quelli che verranno. Certo non si preoccupano di non umiliare gli attuali leader europei, che presto passeranno alla storia delle barzellette e che hanno già fatto abbastanza per squalificarsi da soli.
Non vedo altra soluzione a questa guerra. L’Ucraina, al di là di eventuali mutilazioni territoriali (che non sarebbero la fine del mondo poiché la cartina geografica europea ha da secoli confini mobili e cangianti), non può che tornare a far parte dell’orbita russa, e gli europei con i loro padroni americani dovranno farsene una ragione, come è stato per decenni in passato. Prima Zelensky e il suo entourage escono di scena e prima ci si potrà sedere a un tavolo con delle soluzioni realistiche, che in tempi di subbuglio come i nostri saranno in ogni caso temporanee. Dopodomani potranno accadere cose ancora più gravi, ma ci sarà tempo per affrontarle.
La caduta dei burattini non sarà indolore per i burattinai che finora hanno presentato Pisellonio d’Ucraina come l’eroe europeo. Ma, sparito il buffone di corte, anche i capi dell’Ue e i governi che lo hanno foraggiato saranno costretti, per dignità , a un passo indietro. Fatto fuori il pagliaccio, via anche i pagliacci e mezzo.
Questo si rende necessario anche per alzare il livello della nostra scena politica, perché se il mondo ribolle non ci si può affidare né a un tecnico dei condizionatori né ad armaioli incapaci persino di farsi i conti quando partono in guerra col culo degli altri.
analisi di fase attualitÃ
Guerra y Paz, Traducción de Carlos X. Blanco
Gianni Petrosillo (Conflitti&Strategie)
Un Terrible Amor por la Guerra es un libro fundamental de James Hillman. Este ensayo afirma lo que generalmente se oculta para no perturbar a las almas piadosas. En cambio, se necesita un llamado mental a las armas para comprender la “mente de las armas”. Ninguna guerra se libra por la paz, como dirÃa la retórica. La guerra se libra para conquistar y someter al enemigo, que de otro modo nos harÃa lo mismo, conquistarnos y someternos. Quienes se limitan a amar al enemigo que los derrotó y sometió en la guerra, como Italia, derrotada por los estadounidenses durante más de setenta años, lo hacen por cobardÃa, aunque le den a su cobardÃa diferentes nombres de vez en cuando: libertad, democracia, civilización, etc.
No hay libertad, civilización ni democracia cuando ejércitos extranjeros están estacionados en tu suelo e interfieren en tus decisiones. La guerra no es la excepción, sino una condición humana primaria, aunque preferimos hacer la vista gorda si la batalla no nos concierne directamente. Hillman escribe: «No quiero marchar por la paz, ni rezar por ella, porque la paz falsea todo lo que toca, es una tapadera, una maldición. O simplemente una palabra sin sentido. Lo que la mayorÃa de los hombres llama paz, dijo Platón, es paz solo de nombre.â€
Incluso si los estados dejaran de luchar entre sÃ, escribió Hobbes, no deberÃa llamarse paz, sino un respiro. Tregua, sÃ; alto el fuego, sÃ; rendición, victoria, mediación, polÃtica arriesgada, estancamiento: estas palabras tienen un contenido, pero paz… la paz es la oscuridad que cae… la paz es a la vez vacÃo y represión. Sobre todo, el vacÃo que dejan las definiciones de paz con la represión de la guerra infla la paz con idealizaciones (otro mecanismo de defensa clásico). FantasÃas de descanso, de seguridad tranquila, de vida «normal», de paz eterna, del cielo en la tierra, de la paz del amor que trasciende la inteligencia; la paz como estado de bienestar… La paz de la ingenuidad, de la ignorancia disfrazada de inocencia. Los anhelos de paz se vuelven simplistas». y utópicos, con sus proyectos de amor universal, desarme global y una federación de naciones en la Era de Acuario, o regresan a los buenos tiempos de los sanos valores estadounidenses ilustrados por Norman Rockwell. Estas son las opciones de adormecimiento psÃquico que ofrece la «paz».
La paz no puede existir (excepto metafóricamente, razón por la cual, si acaso, la única paz verdadera es eterna, frÃa e inmóvil), y lo que llamamos paz no es más que un conflicto de intensidad variable, que ya no se libra con bombas y balas, sino con otras armas que no explotan, pero que sirven para confrontar y obtener la ventaja sobre el adversario. La guerra es, por lo tanto, una polÃtica llevada a sus consecuencias extremas, una polÃtica de fuerza y energÃa variables, pero que sigue siendo un medio para perseguir los mismos objetivos de supremacÃa, tanto es asà que la guerra (en otras formas) existe dentro de la polÃtica y siempre polÃtica dentro de la guerra. Las guerras no se libran para destruirlo todo, porque no hay verdadera victoria si no queda nadie a quien subyugar ni nada que conquistar.
En cualquier caso, continúa Hillman, la guerra es la norma, ya que el conflicto en la sociedad, como bien sabÃa Heráclito, es el padre de todas las cosas.
La única virtud de la definición de paz del diccionario es que asume implÃcitamente la guerra como norma. La guerra es la idea más amplia, el término normativo que da a la paz su significado. Las definiciones que emplean formulaciones negativas o privativas son psicológicamente burdas. La noción excluida viene inmediatamente a la mente, y de hecho, la palabra «paz» solo puede comprenderse intuitivamente después de comprender la palabra «guerra». La guerra también está implÃcita en otro significado común de paz: la paz como victoria. La fusión de paz y victoria militar se destaca claramente en las oraciones por la paz, que tácitamente piden la victoria en la guerra. ¿Han oÃdo alguna vez a alguien rezar para que su bando se rinda?… Es más realista considerar la guerra más normal que la paz.
En realidad, nos hemos rendido ante el enemigo o un falso amigo sin siquiera rezar. Llamamos paz a una ocupación fÃsica y, por desgracia, mental, que nos ha mantenido subyugados durante décadas. Estamos tan acostumbrados a este estado de minorÃa y discapacidad que nos escandalizamos si un soldado habla el lenguaje del uniforme sin recurrir a circunloquios tranquilizadores. Demasiada falsa paz nos ha vuelto estúpidos. Ocurrió recientemente con un general que se expresó de una manera poco atractiva para nuestros dandis en las calles y en Palacio, que ahora parecen querer su cabeza.
El general Sherman o el general Patton eran capaces de frases mucho más terribles y acciones aún más criminales. Fueron recompensados, no destituidos. Después de todo, ¿quién esperas que declare la guerra? ¿Crosetto [ministro de Defensa del gobierno de Meloni] con sus mezquinos pensamientos en Twitter? ¿La brigada de asalto de losLGBT en los desfiles del orgullo? ¿Los migrantes que desembarcaron en nuestras costas en botes inflables, por necesidad de tomar en lugar de dar? ¿Los profesores de la neolengua bifida?
“Si tan solo la gente decente tuviera que defender su paÃs, adiós patria”, se dice la pelÃcula La Gran Guerra.
Entendemos por qué Marinetti hablaba de la guerra como la única higiene del mundo; siempre llega al punto en que empiezan a circular demasiados bastardos, y tarde o temprano hay que tirar de la cadena para evitar verse inundado por las aguas residuales y los olores nauseabundos.
http://www.conflittiestrategie.it/guerra-e-pace
analisi di fase attualitÃ
Las razones de la razón, Traducción: Carlos X. Blanco
Gianni Petrosillo (Conflitti&Strategie)
Si el logos, la Razón, realmente existiera, no tendrÃamos posturas tan divergentes. Pero basta con compararnos con los demás para comprender que no es asÃ. ¿Quién tiene razón entonces? Ciertamente no la Razón, que es una mera abstracción, sino quien logra imponer su propia razón o razones de vez en cuando.
Por eso el conflicto en la sociedad humana es inevitable y puede adoptar diversas formas, desde el diálogo hasta la violencia, según las circunstancias y las oportunidades.
Puede ocurrir que alguien tenga más razón que otro en determinadas circunstancias, pero esto nunca ocurre en nombre de una Razón universal. Este, casi siempre, es el engaño en el que se basan los argumentos de los abusadores. Y los matones de hoy, tras acusar a sus oponentes de ser “pro-Putin” y defender a un dictador que agredió a pueblos, tras armar y enviar a ucranianos a luchar en una guerra que no les pertenecÃa como carne de cañón, ahora intentan convencernos de que los crÃmenes rápidos y sangrientos cometidos por los israelÃes no son genocidio, porque “el agresor tiene derecho a defenderse”.
Un giro de 180 grados, justificado únicamente por la necesidad de proteger sus propios crÃmenes y los de sus aliados. Nuestros gobernantes, genocidas ellos mismos, incluso suministran armas a estos aliados criminales para que puedan cometer más. O mintieron antes, o mienten ahora, o siempre han mentido.
Esto demuestra que la Razón y su parafernalia (derechos, democracia, libertad) no son más que instrumentos contundentes, utilizados para golpear a los desafortunados que discrepan de las razones de los poderosos. Y esto ocurre no solo en la guerra, sino en toda circunstancia social. En realidad, los llamados “buenos”, aquellos que afirman tener toda la razón, son hoy los verdaderos carniceros violentos.
Los dictadores, hoy en dÃa, ya no están en Moscú ni en PekÃn, ni en Venezuela ni en Afganistán. Incluso los talibanes parecen mejores que los sirvientes que nos gobiernan, empeñados en seguir a sus amos estadounidenses. Cualquiera que afirme que Rusia o China representan una amenaza para nuestras democracias miente a sabiendas. Lo hacen solo para ocultar un peligro mucho más real: la sumisión y el sometimiento a la Casa Blanca.
Si un ejército extranjero y sus servicios de inteligencia tienen libertad para recorrer nuestro territorio, imponernos “consejos” que no podemos rechazar, influir en nuestras decisiones e incluso atacarnos desde dentro, si asà lo desean, entonces es evidente que el verdadero riesgo no proviene de las amenazas rusas o chinas, a miles de kilómetros de distancia, sino de quienes están apostados en nuestro propio patio trasero, llamándose “aliados” y actuando como amos.
A estas alturas deberÃa quedar claro quiénes son esos tÃteres polÃticos y supuestos expertos (y cuánto valen) que agitan espantapájaros mientras humillan a su propio pueblo. Llegará el momento en que tendrán que tragarse estos amargos argumentos, y entonces tendrán poco que pontificar. No debe haber ninguna simpatÃa por estos sinvergüenzas, aunque se escuden en tÃtulos académicos o gubernamentales.
Son nuestro verdadero enemigo, y este es el único argumento que consideraremos, temporalmente, innegociable. Y quién sabe qué pasará con todas esas campañas publicitarias que dan visibilidad a tÃteres y gallinas que se ofenden ante cualquier insulto.
Dicho sin rodeos, como ha sucedido en el pasado, cuando la guerra llame a nuestra puerta, ocurrirán cosas realmente malas. Con los idiotas que nos gobiernan hoy, las cosas solo se acelerarán. La violencia y el abuso dejarán de ser virtuales para convertirse en reales.
Sabemos, por ejemplo, que uno de los instrumentos de la guerra es la violación y la tortura. Afectan tanto a mujeres como a hombres, porque la guerra es un negocio para psicópatas. Entonces, ¿quién seguirá queriendo grabar un video para una broma sexista, llorar por una violación psicológica fantasma o por una foto robada inapropiadamente? ¿Quién irá (y adónde) a denunciar los agravios sufridos?
Demos importancia a las cosas, porque la vida pronto se encargará de ello. Quienes, antes que nosotros, hablaban de la guerra como “higiene mundial” no eran idiotas con destellos de imbecilidad.
http://www.conflittiestrategie.it/le-ragioni-della-ragione
analisi di fase attualitÃ
Le ragioni della Ragione
Se davvero esistesse il logos, la Ragione, non avremmo posizioni tanto differenziate. Ma basta confrontarsi con gli altri per capire che non è così. Chi ha ragione, dunque? Non certo la Ragione, che è solo un’astrazione, ma chi di volta in volta riesce a far valere la propria ragione o le proprie ragioni.
È per questo che il conflitto nella società umana è inevitabile e può assumere diverse forme, dal dialogo alla violenza, a seconda delle contingenze e delle opportunità .
Può capitare che qualcuno abbia più ragione di un altro in determinate circostanze, ma ciò non avviene mai in nome di una Ragione universale. Questa, quasi sempre, è l’inganno su cui si fondano le ragioni dei prepotenti. E i prepotenti, oggi, dopo aver accusato i loro oppositori di essere “filoputiniani†e di difendere un dittatore aggressore di popoli, dopo aver armato e mandato gli ucraini a combattere una guerra non loro come carne da macello, ora pretendono di convincerci che i crimini rapidi e sanguinosi commessi dagli israeliani non siano genocidio, perché “l’aggressore ha diritto di difendersiâ€.
Un capovolgimento di 180 gradi, giustificato solo dalla necessità di proteggere i propri crimini e quelli degli amici. A questi amici criminali i nostri governanti, a loro volta genocidari, forniscono persino armi, per consentire loro di commetterne altri. O mentivano prima, o mentono ora, oppure hanno mentito sempre.
Questo dimostra che la Ragione e le sue suppellettili (diritti, democrazia, libertà ) non sono che corpi contundenti, con cui colpire la testa degli sventurati che non condividono le ragioni dei potenti. E ciò accade non soltanto in guerra, ma in ogni circostanza sociale. In realtà , i cosiddetti “buoniâ€, quelli che pretendono di avere ragioni da vendere, sono oggi i veri violenti e macellai.
I dittatori, ormai, non stanno a Mosca o a Pechino, non stanno in Venezuela o in Afghanistan. Persino i talebani appaiono migliori dei servi che ci governano, piegati ai loro padroni americani. Chiunque affermi che la Russia o la Cina siano un pericolo per le nostre democrazie mente sapendo di mentire. Lo fa solo per nascondere un pericolo ben più reale, la sudditanza e la sottomissione alla Casa Bianca.
Se un esercito straniero e i suoi servizi segreti sono liberi di muoversi sul nostro suolo, di imporci “consigli†che non possiamo rifiutare, di influenzare le nostre decisioni e persino di colpirci dall’interno, se solo lo volessero, allora è evidente che il vero rischio non viene da minacce russe o cinesi, lontane migliaia di chilometri, ma da chi staziona in casa nostra, facendosi chiamare “alleato†e comportandosi da padrone.
A questo punto dovrebbe essere chiaro chi sono (e quanto valgono) quei pupazzi politici e i sedicenti esperti che agitano spauracchi mentre umiliano il loro stesso popolo. Verrà il tempo in cui dovranno ingoiare queste ragioni amare, e allora avranno poco da pontificare. Non si dovrà avere alcuna comprensione per questi farabutti, anche se oggi si nascondono dietro titoli accademici o di Stato.
Sono loro il nostro vero nemico, e questa è l’unica ragione che considereremo, transitoriamente, non negoziabile. E chissà che fine faremo fare a tutte quelle loro campagne pubblicitarie che offrono visibilità a burattini e galline che si sentono offese per qualsiasi insulto.
Per dirla breve e brutale, come già accaduto in passato, quando la guerra busserà alle nostre porte, succederanno cose veramente brutte. Con i deficienti che oggi ci comandano, i tempi non potranno che accelerare. Le violenze e le violazioni smetteranno di essere virtuali e diventeranno reali.
Si sa, ad esempio, che uno degli strumenti della guerra sono gli stupri e le sevizie. Colpiscono sia le donne che gli uomini, perché la guerra è un affare da psicopatici. E allora, chi avrà ancora la voglia di fare un video per una battuta sessista, di lacrimare per fantomatico stupro psicologico o per una foto inopportunamente rubata? Chi andrà (e dove) a denunciare i torti subiti?
Rendiamo il giusto peso alle cose, perché sarà presto la vita a incaricarsi di farlo. Chi, prima di noi, parlò di guerra come “igiene del mondo†non era un idiota cob lampi d’imbecillitÃ
analisi di fase attualitÃ
Haremos como Rusia, traducción Carlos X BlancoNo sorprende que toda la clase dirigente europea aborde los acontecimientos en Ucrania con una mezcla de arrogancia, angustia y negación de la realidad. Es inimaginable que la rendición de Ucrania no caiga como una guadaña sobre la élite europea, que sigue atribuyéndose una importancia que no tiene y simplemente pospone una disolución que no puede revertir. ContinuaÂ
analisi di fase attualitÃ
Reconociendo la Historia, Traducción de Carlos X. Blanco
Muchas situaciones se han vuelto atávicas, convertidas en verdaderos clichés, en torno a la cuestión israelÃ-palestina. Periodistas e intelectuales repiten obsesivamente la falsa narrativa de que los palestinos deberÃan reconocer el derecho del Estado de Israel a existir. Pero Israel, con sus bombas nucleares ilegales y el apoyo militar occidental, existe desde hace mucho tiempo; lo que no existe es el Estado palestino. En todo caso, deberÃa ser Israel quien reconozca el derecho de Palestina a existir, no al revés. Continua
analisi di fase attualitÃ
Noi faremo come la Russia
Non c’è da sorprendersi se tutta la classe dirigente europea viva l’evoluzione degli eventi ucraini con un misto di supponenza, angoscia e disconoscimento della realtà . È inimmaginabile che la resa dell’Ucraina non si abbatta come una mannaia sull’élite europea, la quale continua a darsi un’importanza che non ha e a rinviare soltanto una dissoluzione che non può comunque invertire.
L’affermazione della Russia e dei suoi alleati in campo internazionale non rappresenta solo una debacle per chi ha sostenuto l’insostenibile, ma un mutamento di prospettiva storica che non potrà lasciare immutato il contesto politico. Sarà un vero e proprio terremoto, destinato a spazzare via le sciocchezze finora propalate per sentirsi superiori agli altri, a partire da quei fantomatici valori occidentali e dalla profusione di diritti che, nel nuovo mondo nascente, avranno lo stesso valore di un mazzo di banconote su un’isola deserta.
Per decenni si sono eretti a modello guida del pianeta, predicando bene e razzolando malissimo, nascondendosi dietro concetti-ripostiglio vuoti di verità e colmi solo di sopruso e prevaricazione. La democrazia e la libertà con cui l’Occidente si è presentato ai popoli erano soltanto specchietti per le allodole e trappole per corrompere altre culture millenarie, paritetiche sul piano etico, che avevano il solo torto di essere meno armate e meno ammantate di ipocrisia.
Inevitabilmente, se lo spazio geopolitico si riconfigura, i vecchi attori e le precedenti teorie sulla società sono destinati a sparire o a sopravvivere come meri simulacri. La vecchia Europa è ormai un’Europa vecchia e sottomessa, destinata a essere battuta dai venti e dalle burrasche di cambiamenti inarrestabili che non controlla, rimanendo aggrappata alle sue ubbie umanistiche e umanitarie, che non sono state altro che un pretesto per tenersi a galla negli ultimi decenni mentre si commettevano i peggiori delitti.
Accadrà esattamente come dopo Tangentopoli in Italia, quando un’intera classe dirigente fu spazzata via dagli eventi e non dai magistrati, che furono soltanto strumenti di decisioni già prese. Era infatti cambiato il contesto di potere che aveva reso quegli uomini adatti a quelle situazioni. Così oggi, con l’affermazione sullo scacchiere internazionale di potenze riemergenti o emergenti, le precedenti forze politiche si rivelano inadatte a operare con la consueta mentalità .
Ciò che per questi farabutti diventa intollerabile è esattamente ciò che loro stessi hanno inflitto agli altri quando, in pieno unipolarismo statunitense, permisero guerre di aggressione e capovolgimenti di regime, sotto la falsità di esportare progresso e migliori condizioni di vita economica e sociale. Oggi non hanno più scampo e non possono nemmeno rifugiarsi sotto l’ala protettrice dell’aquila statunitense, che sta gestendo il proprio declino a spese della sua galassia di comprimari, non avendo più la possibilità di dettare legge a chi si è autonomizzato, come la Russia e altri, pur facendolo anche a caro prezzo.
Insieme ai poteri politici declineranno quelli di supporto culturale e propagandistico, che per anni hanno diffuso le menzogne dei loro padroni a ogni livello. Ormai sono tutti morti che camminano, ed è meglio che a seppellirli sia una nuova coscienza collettiva autoctona, capace di risollevarsi dalle macerie che hanno lasciato. In caso contrario, ci aspetteranno tempi ancora più tragici di quelli che già si profilano.
Di fronte a questi zombie che appestano l’aria, coloro che vengono definiti aggressori o dittatori sono, in realtà , la nuova linfa vitale del processo storico, che giocherà ancora molte astuzie per voltare definitivamente una pagina epocale. E, con altri presupposti, riecheggia un vecchio slogan del secolo scorso: noi faremo (dovremo fare) come la Russia.
analisi di fase attualitÃ
Quando anche i fatti servono a mentire
I fatti quasi non hanno importanza di fronte alla tetragonia di convinzioni che tendono a contraddirli nonostante non possano essere i primi ad adeguarsi alle seconde. Quando uno cita fatti incontrovertibili a sostegno delle sue tesi, generalmente sono le sue tesi gli unici fatti che ha in mente. Un po’ per autoinganno ideologico ma molto di più per convenienza politica i fatti vengono sbugiardati dai propri desiderata e poco importa dell’impossibilità della questione a chi ha fondato le sue fortune o le sue teoresi consolatorie su cose inesistenti o irrimediabilmente contraddette dalla vita. Ovviamente non ci sarà mai concordanza sull’interpretazione degli eventi né passati, né presenti, e tanto meno futuri. Ma se si può concedere alla buona gente che nulla ci guadagna dai suoi sbagli e abbagli la buona fede, quest’ultima non può essere concessa a chi ha gli strumenti per sapere e per sapere quanto la gravità dei propri errori comprometta il destino di chi amministra. Sia chiaro, anche chi guida può autoingannarsi inconsapevolmente, ma allora merita a maggior ragione di essere cacciato a calci nel sedere dal posto che occupa, perché i suoi inganni compromettono i Paesi. In verità è molto più certo che chi comanda cerchi di mascherare i propri errori per non perdere la posizione e non si vergogni per questo di andare anche contro l’evidenza. Riporto interamente un lungo brano del filosofo Rensi che di questa condizione dà una descrizione inequivocabile, alla quale noi abbiamo aggiunto il ragionamento sulla convenienza o malafede che pure tanto peso ha sulla faccenda:
“Partendo dai fatti presenti, allacciandosi ad essi, ciascuno costruisce in previsione un andamento avvenire della storia del mondo. Uno vedrà con tutta certezza in questo avvenire il trionfo del comunismo; un altro la conquista del predominio da parte della razza gialla; un terzo l’egemonia dell’Italia, e via così. Non essendo ancora presenti i fatti, di queste costruzioni dell’avvenire, vedute ciascuna con piena certezza, come una cosa già presente, c’è piena libertà . Quindi esse sono diversissime. Poi i fatti accadono. Ma ciascuno era certo della sua preventiva costruzione, del modo com’egli vedeva svolgersi la storia del mondo, della via per cui questa già oramai sicuramente s’incamminava. E tale certezza, tale sicura visuale del cammino della storia, tale colorito dato al corso delle cose umane, non viene ormai più meno. Resta saldo di fronte ai fatti già accaduti, nella coscienza di colui che con calda adesione, con la stessa fede con cui si crede negli eventi di vita futura da una religione annunciati, l’aveva impresso su quel corso futuro. Quindi ciascuno inserisce i fatti accaduti in quella che era la sua preventiva visuale del corso avvenire del mondo, in quel mondo ch’egli aveva preventivamente costruito, in quell’aspetto e in quella direzione che egli vedeva sicuramente il mondo dover prendere e che quindi non può a meno d’aver preso; e scorge ed interpreta i fatti (o meglio, per la sua coscienza, li crea come tali) secondo le linee della sua sicura previsione circa la meta verso cui il mondo stava per incamminarsi e certamente si incamminava. Perciò anche il mondo della storia presente sorge diverso agli occhi dell’uno e dell’altro, perché vi si è proiettata questa diversità di previsione, perché questa, diversa com’era, lo ha, per l’uno o per l’altro, colorito del tutto diversamente e vi ha immesso un significato del tutto differente.
Per il patriota, che credeva fermamente nella vittoria del suo paese, anche la disfatta ha in sé qualche germe di superiorità , qualche logico elemento di grandezza, qualche seme di vittoria, qualche aspetto di vittoria. Per colui che fu preventivamente «disfattista» anche la vittoria è una disfatta, è un risultato artificiale ed effimero, ha in sé gli elementi di qualche prossimo crollo. L’Ebreo, che vedeva la storia del mondo dall’angolo visuale della certezza di appartenere a un popolo cui Dio assicura la vittoria sui suoi nemici, pur dopo che Gerusalemme e il Tempio furono rasi al suolo e la sua nazione subì una delle più complete rovine e dispersioni che si ricordino, continuò ad esser certo che, anche così, in qualche altra forma e per qualche altra via, la storia del mondo è e sarà quella che egli sicuramente vedeva dover essere, la sanzione data alla vittoria e alla supremazia d’Israele; «quand les événements de la terre semblent contrarier d’une façon irrémédiable ces brillantes utopies, Israël a des volte-face sans pareilles», ecc. (Renan, Nouvelles études d’Histoire religieuse, p. 503 [«quando gli avvenimenti terreni sembrano contraddire in modo irrimediabile queste brillanti utopie, Israele ha dei voltafaccia senza pari»]).
E in una medesima soluzione politica nella quale, prima che si realizzasse, quando solo si proiettava nell’avvenire, nell’atto in cui semplicemente si indovinava che il presente stava avviandovisi, gli uni scorgevano uno sfacelo sociale, giuridico ed etico, gli altri un grande elevamento della vita pubblica, in quella medesima soluzione, cioè nei medesimi fatti, gli uni e gli altri continuano, anche dopo che la soluzione non è più ancora non configurata perché nel futuro, ma diventata fatti presenti, esistenti, realizzati, tangibili, a vedere come prima una cosa oppostaâ€.
Così abbiamo qui un esempio pratico di questi nostri tristi tempi. I nostri politici, tutti indistintamente, hanno fallito nel loro tentativo di isolare la Russia e farle perdere la guerra. Non solo la Russia ha vinto la guerra, ma sta umiliando le loro posizioni che non vengono nemmeno prese in considerazione, tanto che questi meriterebbero tutti insieme di andare a dirigere il traffico anziché condurre ancora l’Italia allo sfascio. Cosa fanno ora costoro? Cercano di coprire la loro sconfitta rilanciando disperatamente i propri insuccessi come se nulla fosse mai accaduto. E tra questi ce ne sono di ancora più impuniti che hanno pure l’ardire di affermare che avevano previsto tutto e fatto bene il loro dovere, laddove la realtà non li ha solo sbugiardati ma anche derisi. Tra questi, più di tutti, si stanno distinguendo quelli che governano attualmente. A dire il vero anche quelli che non governano fanno schifo lo stesso. Contro ogni lucidità e veridicità ora affermano: “avete visto, abbiamo costretto Putin a più miti consigli, Putin è in difficoltà e siamo stati noi a batterlo. Anzi, Putin dovrà accettare le condizioni proposte da noi che ora vengono fatte propria da Trump”. Addirittura? “Tale soluzione serve a salvare la faccia a Putin che altrimenti l’avrebbe persa più di quanto non sia già accaduto”. Addirittura? Verrebbe da chiedersi, ma ci fanno ci sono? Sì, addirittura. Ma come siamo messi in questo Paese? E loro continuano: “Putin è un perdente, l’abbiamo sconfitto e abbiamo cambiato l’Italia”. Avete ragione Napoleoni, ora però tornate nelle vostre camere.
analisi di fase attualitÃ
La cecità strategica Europea porterà l’Ucraina alla distruzione totale, di A. Terrenzio